futuro

Sábado, 15 de abril de 2006

FINAL DE JUEGO

Donde el Comisario Inspector analiza metódicamente el asesinato

 Por Leonardo Moledo

–El otro día –dijo el Comisario Inspector– estaba pensando en las diez ideas científicas que expuso en Radar Federico Kukso, que, como todo el mundo sabe, es un gran amigo y colaborador de la policía. Y me interesaron, desde ya, pero hay una de ellas –¿cuándo tomará Internet conciencia de sí misma?– que me hizo recordar unos versos de Rubén Darío:

“Dichoso el árbol que es apenas sensitivo / y más la piedra dura, porque ésta ya no siente / que no hay dolor más grande que el dolor de estar vivo / ni mayor pesadumbre que la vida consciente”.

–Curioso, ¿no? –dijo Kuhn–. Es la misma idea que expone Hamlet en su famoso discurso. ¿Vale la pena vivir y soportar la conciencia si es tan fácil pasar a estado no consciente?

–Lo cual plantea un enigma que siempre interesó a la policía –dijo el Comisario Inspector–, es obvio que en nuestra sociedad el peor delito es el asesinato.

–Obvio –dijo Kuhn–. En nuestra cultura y en casi todas, supongo. Ojo, asesinar es un delito, pero matar no necesariamente: se puede matar en la guerra, en defensa propia, en caso de aplicación de la pena de muerte, algunas sociedades aceptan el duelo a muerte y así.

–Claro –dijo el Comisario Inspector–, pero ¿por qué es un delito el asesinato?

–Porque se le quita a una persona su posesión más preciada que es la vida y la conciencia.

–Bueno –dijo el Comisario Inspector– pero la persona que ha muerto y ha perdido su estado consciente como ya no “es” no sabe qué se le ha quitado, y ni siquiera sabe que ya no es.

–Pero un asesinato lleva sus pasos, y la persona asesinada es consciente de que la van a matar.

–Justamente –dijo el Comisario Inspector–, pero entonces el delito, desde el punto de vista de la víctima, no es que se le quitó la vida, sino que se la obliga a pasar ciertos momentos sabiendo que se va a morir. Es decir, el verdadero delito es provocar una agonía, no quitar la vida; el verdadero delito es infligir esos segundos, o minutos, o lo que sea, en los que la víctima sabe que se va a morir.

–El problema de ese razonamiento –dijo el Comisario Inspector– es que si el asesinato se produce en forma instantánea, sin que la víctima se dé siquiera cuenta.... no sé, es peligroso. Nos van a acusar de que defendemos el asesinato.

–No lo defendemos, desde ya. Lo aborrecemos, pero también lo analizamos en relación con la conciencia. Y ya creo que se nos va acabando el espacio, así que la seguimos el sábado que viene.

¿Qué piensan nuestros lectores del razonamiento del Comisario Inspector?

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