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–No hubo grandes respuestas en torno de la pregunta sobre El libro de arena –dijo el Comisario Inspector.

–Es que creo que El libro de arena es menos leído que La Biblioteca de Babel –dijo Kuhn.

–Sin duda –dijo el Comisario Inspector. Pero, en una nota al pie de La Biblioteca de Babel, Borges de alguna manera anuncia El libro de arena, diciendo que no hace falta esa inmensa biblioteca sino un solo libro.

–En lo cual se equivoca –dijo Kuhn.

–Y creo que es esa equivocación la que llevó a que lo echaran de la Biblioteca y lo nombraran inspector de ferias –dijo el Comisario Inspector Díaz Cornejo.

–Mmmmmm... –dijo Kuhn–. Eso suena como una defensa del peronismo, que me parece muy poco sensible a esas sutilezas.

–En efecto –dijo el Comisario Inspector–. Las sutilezas son resorte exclusivo de la policía y no de los funcionarios de turno. Solamente la policía se dio cuenta de que entre La Biblioteca de Babel y El libro de arena hay un abismo: la biblioteca es finita y el libro de arena es infinito.

–Tiene infinitas páginas –dijo Kuhn–. No es exactamente lo mismo.

–Bueno –dijo el Comisario Inspector–. Desde ya, El libro de arena tiene un número infinito de páginas. Pero la pregunta es: ¿cuán infinito es? ¿Es como los números racionales? ¿Es como los números reales?

–Bueno –dijo Kuhn–, hay muchos infinitos.

–Eso –dijo el Comisario Inspector–. ¿A qué infinito corresponde?

¿Qué piensan nuestros lectores? ¿A qué infinito corresponde?

Correo de lectores

Las paginas y el infinito

El libro de arena, escrito por J. L. Borges, editado por Emecé en el año 2003, tiene 182 páginas con un epílogo que lo extiende a 188 y, como es de esperar, consta de 94 hojas. El libro de arena descripto por Borges no tiene principio ni fin, siempre hay una hoja más hacia uno y otro extremo. En consecuencia tiene infinitas páginas. Lo sorprendente es que, en este caso, la cantidad de páginas y de hojas es la misma. ¿O no?

Roberto Fedorovsky