futuro

Sábado, 12 de abril de 2003

FINAL DE JUEGO

Donde se discute sobre un neologismo y se propone un enigma polaco

 Por Leonardo Moledo

–Aquí hay una carta plagada de acusaciones –dijo Kuhn, contentísimo–. María de la Paz Irusta, después de notar, agudamente, que yo carezco de prejuicios, dice textualmente: “Se lo puede tildar al representante de las fuerzas policiales de falócrata”.
–¡Falócrata! –dijo el Comisario Inspector–. A pesar de mi profundo conocimiento de la filosofía y el delito, debo confesar que es la primera vez que escucho la palabra.
–”Misoginia, machismo...” –siguió leyendo Kuhn–. Y yo, ni siquiera un prejuicio.
–A ver, a ver –dijo el Comisario Inspector, mirando a su vez las cartas.
Ya veo –dijo el Comisario Inspector–. María de la Paz se pregunta si la razón de que la gran mayoría de los lectores sean hombres se debe a mi misoginia, o a la falocracia (en realidad, me encanta que me acusen de falócrata). Pero en verdad, debo decir que aquí nadie revisa el género de quienes escriben y que el hecho de que a mí me sorprendió en viejas épocas es un simple reflejo estadístico. Simplemente, escriben más hombres que mujeres. Lo cual tiene una explicación muy simple en una sociedad dominada absolutamente por el machismo, del cual no sólo son responsables los hombres sino también las mujeres. ¿Por qué en la Facultad de Ingeniería hay más hombres que mujeres, y en la Facultad de Psicología hay más mujeres que hombres?
–Bueno, por puro prejuicio –dijo Kuhn, que deseaba aclararle a María Paz que él era Kuhn y no “Khun”, pero no se atrevía–. Simplemente, todo el imaginario social, incluido el de las mujeres, las convence de que la ingeniería no es para ellas.
–También nos habla de Hypatia de Alejandría –dijo el Comisario Inspector–, reprochándonos que no hablemos de ella, y eso es algo que querría contestar con claridad. En primer lugar, hemos hablado de ella como de una gran matemática. En segundo lugar, la figura de Hypatia de Alejandría, respecto de la igualdad de los géneros, no demuestra absolutamente nada. ¿Y si no hubiera existido, qué? ¿Eso significaría que una mujer no puede jugar un papel importante en la historia de la ciencia? –Además –dijo Kuhn–, esos argumentos son tramposos. Porque si alguien usa la figura de Hypatia para demostrar que hubo grandes mujeres en la historia de la ciencia, cualquier defensor de la superioridad masculina retrucaría que simplemente hubo muy pocas mujeres en la historia de la ciencia.
–Como hubo muy pocos integrantes de cualquier grupo más o menos oprimido o relegado. Naturalmente, por grande que sea la opresión, siempre algunos pueden romperla y, digamos, “destacarse” en los mismos términos en que entienden esta palabra los opresores. Pero eso, repito, no significa nada. Los que abominan de la opresión los muestran como ejemplo de que los integrantes de tal grupo pueden destacarse, y los que tratan de perpetuar la opresión utilizan el mismo hecho para mostrar: a) que la opresión no es tal, ya que hay quienes pueden destacarse, b) que son muy pocos los que se destacan, lo cual es una buena razón para perpetuar la opresión.
–Hay una ligera contradicción entre los puntos a) y b) –dijo Kuhn.
–Ya lo sé, pero a los que defienden cualquier prejuicio las contradicciones les importan un pito –dijo el Comisario Inspector–. Bueno, a propósito de la acusación de falócrata pudimos hablar de laopresión y los prejuicios. Pero –seguía repasando las cartas– hay algo mucho más grave.
–¿Más grave que “falócrata”?
–Infinitamente más grave –dijo el Comisario Inspector, horrorizado–. Elvio Dodero, a quien creía un gran amigo de esta sección, me acusa de empirismo. ¡No lo puedo creer! ¡Acusarme de empirista! ¡A mí! –el Comisario Inspector se apoyó sobre una pared rugosa, que sobresalía de un edificio informe entre pastos y malezas alucinatorias, bordeado por sombras infusiformes.
–El enigma, el enigma –urgió Kuhn, que temía que el Comisario Inspector se desvaneciera en la nada empírica antes de que terminara la sección–, el enigma.
–Un enigma polaco –balbuceó el Comisario Inspector–. Un enigma polaco y poco empírico: Zbrznsycwz, Kwcwywkcz y Wczkzyczwzy eran grandes amigos que vivían en Varsovia. Después de la muerte de la esposa de Wczkzyczwzy, su sobrina se hizo cargo de la casa, como corresponde a una sociedad... falócrata... Zbrznsycwz también... era viudo y vivía con su hija. Cuando Kwczwuczwk se casó, él y su esposa sugirieron que todos vivieran juntos. Cada uno del grupo (tanto hombres como mujeres) debía contribuir con 25 zlotys el 1º de cada mes para los gastos (lo cual muestra que aun en las sociedades falócratas, a la hora de pagar, son todos iguales). Y lo que quedara sería dividido equitativamente a fin de mes. Los gastos del primer mes fueron 92 zlotys. Cuando se distribuyó el sobrante, cada uno recibió igual número de zlotys, sin fracciones. ¿Cuánto recibió cada uno y por qué?

¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Cuánto recibió cada uno? ¿Están de acuerdo sobre el ejemplo de Hypatia de Alejandría?

Correo de lectores

PROTESTA
Estimados Kuhn y Comi:
Mientras la Humanidad vuelve a retroceder en tinieblas; mientras el Imperio pisotea un pueblo y todo el derecho internacional de los últimos cincuenta años, ¡cuánto, cuánto necesitaba una sección como ésta!
Cuánto simbolismo, que todo vuelva a suceder allí, en esa región donde nació la historia. Allí, donde hace diez mil años antiguos cazadores comenzaron a domesticar las especies silvestres de cereales y dieron origen a la Revolución Neolítica. Allí, en donde surgió la civilización. Allí, en las primeras ciudades sumerias –Uruk, Eridú, Lagash–, donde nació una maquinaria desconocida hasta entonces: el Estado. Allí, en el siglo XXV a.de C., cuando Sargón el Antiguo conquistó todos los reinos sumerios y constituyó el primer imperio estable conocido, dando el puntapié inicial a un mecanismo tremendo que continúa hoy en día. Allí, en la antigua Bagdad, centro del Califato de Oriente, tomada una y otra vez, como ocurrió en el siglo XIII, cuando los mongoles la conquistaron y masacraron a tanta gente, que no fue posible contar las víctimas.
Todo vuelve a suceder porque –de algún modo–, nada ha cambiado. Es el ethos imperial de Sargón: la expansión, la necesidad de recursos y mano de obra, la necesidad de sojuzgar. Creo que es necesario comprender este aspecto. No es Bush el demente, sino algo inherente al imperio.
En fin. Por todo, gracias Kuhn y Comi. Mi adhesión simbólica contra la masacre en Irak.
Darío A. Alonso

PROTESTA II
Para mí, tiene sentido [no proponer acertijo como protesta por la invasión norteamericana a Irak]. Pero me indigna que en todo el planeta veamos por TV cómo se mata a la gente y se destruye una cultura, y que nadie pueda parar esto en forma inmediata. Porque cada minuto que pasa siguen muriendo personas, únicas e irreemplazables.
Con respecto a los melones (...) como socia de Greenpeace, temo que sean melones transgénicos, portadores de un gen expansionista de Bush.
Estoy con Uds. en cuanto a la protesta, aunque sea mínima.
Patricia Cerrutti

FALOCRACIA
Estimado Khun (Sic, dijo el Comisario Inspector):
Le dirijo esta carta para transmitirle mi inquietud, ya que como aparentemente usted carece de prejuicios, espero sepa canalizar correctamente la siguiente observación. He notado que las respuestas publicadas en su prestigiosa sección corresponden en su mayoría a personas de sexo masculino. ¿Es el Comisario Inspector el que realiza la selección de las mismas? ¿Estamos ante un caso de misoginia? ¿Se lo puede tildar al representante de las fuerzas policiales de falócrata? ¿O simplemente lo publicado es un fiel reflejo del universo de cartas enviadas, en cuyo caso el tema merecería otro tipo de análisis?
Ojo, no pretendo la instauración del cupo femenino para esta sección, por favor tómelo como una simple observación, aunque no estaría de más en su columna alguna referencia a Hypatia de Alejandría.
María de la Paz Irusta

LIBERACION "Y" DEPENDENCIA
No sé si tiene sentido o no la suspensión del enigma por una vez. Lo que no tiene ningún sentido es bombardear a un pueblo, diciendo que se lo está "liberando".
Podemos cuestionar su efectividad, pero creo que cualquier acción que hagamos para parar la guerra va a ser mejor que la no-acción. (...)
Saludos,
Ing. Rubens

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Los fusilamientos del Principe Pio Hill, de Goya (1746-1828).
 
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