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Sábado, 24 de enero de 2004

FINAL DE JUEGO

Donde se sigue con las peripecias de Copérnico y se omite nuevamente el enigma

 Por Leonardo Moledo

Frauenburg, sábado 24 de enero de 2004 Seguimos con Copérnico. Las revoluciones de las esferas celestes tuvo un impacto interesante, y curiosamente, la Iglesia Católica no se molestó. Al fin y al cabo, el libro estaba dedicado al mismísimo papa Paulo III. Aclaremos que, sin consultarlo a Copérnico, el editor introdujo un prefacio (escrito por el teólogo luterano Osiander), en el que se aclaraba que las teorías presentadas allí no tenían ninguna pretensión de realismo. Esto es, que Copérnico no pensaba que la posición del sol en el centro fuera “verdadera”, sino que era un simple recurso que se utilizaba para el cálculo. “No pretendo que estas cosas sean verdaderas, y ni siquiera verosímiles”, escribió Osiander. En principio, y aunque el prólogo traicionaba la opinión de Copérnico, que era decididamente realista, el libro fue tomado así, como un intento más de “salvar las apariencias”. Los que se escandalizaron fueron los luteranos. El propio Lutero se horrorizó: “La gente ha prestado oídos a un astrólogo de morondanga que ha tratado de demostrar que es la Tierra la que gira y no los cielos (...) este insensato pretende echar abajo toda la ciencia astronómica”, dijo en 1539. Y Calvino: “¿Quién tendrá la osadía de anteponer la autoridad de Copérnico a la del espíritu santo?”. Melanchton, teólogo y continuador de Lutero, escribió: “Los ojos nos dan testimonio de que los cielos efectúan una revolución en el transcurso de veinticuatro horas. Ciertos hombres, empero, por amor a las novedades o por dar prueba de su ingenio, han establecido que la Tierra se mueve y que ni el Sol ni la octava esfera (de las estrellas fijas) giran (...) Y bien: es una falta de honestidad y de dignidad sostener públicamente estos conceptos y el ejemplo resulta peligroso. Toda mente sana debe aceptar la verdad tal como nos ha sido revelada y someterse a ella”. Y es que, en verdad, la astronomía copernicana no solamente cambiaba lo que se veía, y el lugar de la Tierra en el mundo: proponía dificultades y desafíos que dieron origen a toda la ciencia de nuestra época. Comisario Inspector Díaz Cornejo ¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Les gusta lo que dijo Lutero? ¿Y por qué sigue sin haber enigma?

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