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Viernes, 28 de agosto de 2015

EL MEGáFONO

Censuran obra de teatro contra la violencia obstétrica

 Por Julieta Saulo y Violeta Osorio *

Parir(NOS) es una obra de teatro, propulsada desde la agrupación Las Casildas, que aborda la violencia obstétrica, una de las violencias hacia las mujeres más sistemática y naturalizada y que más víctimas se cobra diariamente. En la función se ven cuatro relatos de parto, cuatro historias que se entrelazan, que pierden el límite entre la ficción y la realidad porque –desafortunadamente– podría ser la historia de cualquiera. Son frases, vivencias que todas –y desde hace décadas– venimos repitiendo y naturalizando. Al finalizar la obra se abre un espacio de debate e intercambio, tal vez la parte más importante, donde las voces del público, sus relatos y sus vivencias son protagonistas, pero, además, donde circula la información que nos empodera.

Esta obra nació hace más de un año y ha estado presente en instituciones, facultades de medicina (en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de La Matanza), así como en diversos espacios formales e informales, e incluso cruzó las fronteras.

El jueves 20 de agosto fuimos convocadas por la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia para presentar la obra en el marco de las jornadas de capacitación profesional “Parto en movimiento”. Sin embargo, minutos antes de comenzar, se presentó en el lugar de la convocatoria –el Centro de Salud y Atención Comunitaria 19– Claudia Pizzi, coordinadora de la Formación de las Residentes de Obstetricia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y canceló la obra alegando que ella –como responsable de la formación de profesionales– está en el derecho y deber de decidir qué, cómo y cuánto pueden ver las residentes y la obra no entraba dentro de su criterio.

La función se realizó igual, gracias al apoyo de las trabajadoras del CESAC y el equipo organizador, pero las residentes de segundo año no pudieron estar presentes. La funcionaria Pizzi no lo autorizó. Es importante recalcar que Pizzi censuró, porque le parece que las profesionales en formación no deben escuchar, en definitiva, la voz de las mujeres, tal y como sucede en las salas de parto y quirófanos; lxs profesionales creen que su labor es acallar nuestra voz. El jueves, las residentes de obstetricia padecieron una vez más el peso de un modelo perverso y jerárquico que las considera piezas de su propiedad. Pero como siempre lo más grave es que esta cadena alimentaria tiene como último eslabón a las mujeres y bebés.

Este sistema se reproduce luego en la escena de los nacimientos, en contra de toda evidencia médica y científica; a contramano de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) nuestros partos son intervenidos por rutina y lxs profesionales se arrogan el derecho de decidir por nosotras robándonos el protagonismo, la voz, el cuerpo, alegando siempre que es por nuestro bien y por el bien de nuestrxs hijxs, mientras nosotras, drogadas, anestesiadas, mutiladas e invadidas, no somos más que un pedazo de carne.

Sin embargo, cada vez más mujeres estamos despertando y desnaturalizando este tipo de violencia. Un parto respetado, sin violencia, no es una opción, es nuestro derecho y vamos a seguir alzando la voz a pesar de todsx, incluso, de Claudia Pizzi.

* Coordinadoras de Las Casildas.
Más información: www.lascasildas.com.ar

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