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Viernes, 2 de octubre de 2015

Diálogo exquisito

La muestra Ramírez Val&Musso. Magia negra, que reúne a Pablo Ramírez, Luciana Val y Franco Musso, es un viaje representativo de la vasta obra de moda de Ramírez y su devoción por las siluetas pintadas de negro, pero también refleja a los fotógrafos Val-Musso cual cazadores seriales de maniquíes, en una colección cimentada sobre búsquedas en diversos mercados de pulgas. Entre los 40 trajes de Ramírez asoma un ramillete de vestiditos negros que ilustra sus saberes para construir esa prenda venerada por Chanel. Desde un chemise en jersey tramado de algodón con cuello y puños de poplin del invierno 2013, a un vestido en mikado de seda con solapas de raso de la primavera verano 2011, son algunas de las variaciones que responden a los nombres Bruna, Holly, Antonieta, Ana, Victoria y Maggie, pero también rescata las prendas emblemáticas de sus primeras colecciones. En las tomas de Luciana Val y Franco Musso destacan los gestos surrealistas y las modelos posan cual efigies en claro homenaje a la devoción de los artistas por los retratos y las fotografías experimentales de Hoyneningen- Huene, Man Ray, Buñuel, Cecil Beaton, Erwin Blumendfeld y Horst. En la sala de la Fundación Osde de Rosario, que cobija la muestra, la apuesta conjunta e inédita se tradujo en cuarenta retratos de actrices contemporáneas que posaron simulando las características estéticas de “Chicas Puig”, “Mujeres Lorca”, “Mujeres Ocampo”, en un cast que incluye a Carolina Peleritti, Marilú Marini, Cecilia Roth, Alejandra Radano, Dolores Fonzi, Erica Rivas, María Onetto, Griselda Siciliani, Mercedes Morán, la periodista Felisa Pinto, Leticia Brédice, Ines Estévez y Graciela y Marísa Ramírez, madre y hermana del diseñador. A modo de epílogo, fabuloso documental de Ignacio Masllorens que proyecta las sesiones y tomas de las modelos en sepia.

“Me pareció que desde la expresión “pliegues de luces y sombras” resumía las actividades puestas en diálogo en la curaduría de fotografía en indumentaria , además tenía el plus de expresar las estéticas que caracterizan a Pablo Ramírez, Luciana Val y Franco Musso. Por otro lado, si algo caracteriza a la ideología del presente es la revisión del pasado y su actualización en producciones contemporáneas porque el discurso de ´lo nuevo´, como uno de los propulsores del arte moderno, ya no tiene vigencia. El pasado se ha convertido en un gran reservorio de ideas para creadores del presente y hay que surcar sus pliegues de luces y sombras con el fin de interpelarlo y hacerlo presente”, señala María Laura Carrascal, responsable de la curaduría de Magia Negra.

Carrascal destaca que la muestra tomó su denominación de una novela de Paul Morand y agrega que se aproximó a la moda desde la niñez en Rosario, atraída por las revistas Claudia y Femirama, y con las prendas, accesorios y telas de décadas anteriores que sus abuelas atesoraban en sus roperos. Ante la ausencia de una carera de diseño de indumentaria en su ciudad, cursó Diseño Equipacional y luego Bellas Artes. ¡En simultáneo hizo una formación autodidacta con reseñas aparecidas en el suplemento Las 12! Y de lecturas de revistas de moda -entre ellas Elle argentina, en su etapa inicial-. De ahí que luego de aprender historia del arte argentino con el experto Guillermo Fantoni, surgió el impulso de trabajar en el campo de estudios de la moda. Su doctorado versa sobre los cruces entre el arte y la moda.

¿Cuáles fueron los disparadores de tu convocatoria a Ramírez y Val Musso y el trabajo que se extendió durante más de un año?

-La sintonía que establece cada uno desde su disciplina con un tramo del pasado porque, claramente, sus producciones dialogan críticamente con la historia. En las imágenes de Val&Musso pueden identificarse claramente referencias que le imprimen a la trama un clima de elegancia intemporal y una extrañeza que dialoga con las tendencias de entreguerra. Los argentinos irrumpieron en París (donde cimentaron una carrera en las editoriales y firmas de moda luego de resultar ganadores del Festival de Hyéres) con una mirada delineada por el arte en su vida cotidiana. La mirada se dirigió a disciplinas como la arquitectura, la gráfica, el diseño industrial y el cine.

En una cita a Andreas Huyssen menciona “Lo nuevo hace tiempo que no puede considerarse como una categoría de valor porque el pasado se ha convertido en parte del presente”. ¿Cómo se podría aplicar a la moda y a la fotografía, y la vorágine por novedades que plantea el sistema de la moda?

-El sistema de la moda se rige por las necesidades del consumo y por eso necesita presentar sus creaciones como novedosas, pero el estudioso de los lenguajes estéticos puede comprobar que el discurso de las tendencias afirma lugares de poder en el mapa mundial. En esa cartografía, nos inducen a pensar que tenemos que identificar las líneas disparadas desde las grandes metrópolis culturales para estar “a tono” con ellas. Este tipo de mecanismos afirma estructuras de poder donde algunos se ubican en el “centro” y otros en las “periferias”, posiciones que no propician diálogos en igualdad de condiciones. Raymond Williams –intelectual inglés y sociólogo- hizo un aporte fundamental a la historia del modernismo cultural al cuestionar estas dinámicas al plantear el grado de incidencia que tuvieron muchos artistas provenientes de regiones lejanas del mundo cuando, instalados en el París de las vanguardias, hicieron notables aportes a las manifestaciones de la cultura moderna. Fueron estos extranjeros los responsables de convertir al arte en una lengua franca con la cual podían expresarse y comunicarse entre sí. Tenemos que ser conscientes de ese legado para desarticular los mecanismos de la dependencia cultural.

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