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Viernes, 18 de marzo de 2016

ESCENAS

Oscuridad y sol en Once

La obra Mi hijo solo camina un poco más lento pone en escena la angustia de una familia alrededor de la discapacidad progresiva de uno de los suyos.

 Por Silvina Herrera

La desolación de saber que la soledad es ineludible a pesar de la gente alrededor, el desamparo de no poder manejar el tiempo ni la realidad de las personas queridas, la nostalgia de todo eso que nunca pasó, pero que se imagina para no sentirse tan vacío, son algunos de los efectos emocionales que provoca la obra Mi hijo solo camina un poco más lento. “No estamos juntos para ser felices, sino para que nuestras infelicidades sean un poco más débiles”, dice la mamá de Branco, una mujer que no puede asumir la discapacidad de su hijo, ni su matrimonio en decadencia ni a una madre que no para de quejarse de la vida que le tocó. Ella es el eje central de la trama, en su entorno giran personajes que entran y salen del diálogo pero nunca del escenario, una especie de galpón con un ventanal antiguo y enorme detrás, por donde entra la luz del sol, porque la obra se exhibe a la mañana y a la tarde temprano en un teatro de Once, con una puerta negra que nada hace sospechar que esconde un recinto donde se representan obras dramáticas. Las gradas colocadas a modo de butacas están arrebatadas de gente que toma café y mate, y come chipás ofrecidos por los mismos actores que pululan por el lugar antes del comienzo de la obra.

Al principio todxs corren en círculos, vestidxs con ropa deportiva de la marca Adidas. Se frenan, se sientan en las sillas rojas de una escenografía totalmente despojada y empiezan a hablar. La mamá de Branco le pide a su madre que camine, que tiene que caminar, ella lo hace sin ganas sólo para contentarla. No quiere comer porque está ahorrando y se inventa un amor para pasar los días. Correr y caminar no se vuelven metáfora, sino un paradigma que marca el vaivén entre sentido y sin sentido. Caminar para vivir y correr para no morir. Si no se puede caminar no hay vida posible, o eso es lo que siente la madre en algún lugar de su maternidad sufrida. Las mujeres siguen siendo las que están al frente de la familia y del cuidado de lxss hijxs, las figuras masculinas son periféricas, no llevan la acción, si no que las secundan en el relato, con una presencia un poco cuestionada, porque no las acompañan, no las entienden y no saben cómo acercarse para que se sientan cuidadas y queridas.

Todas las actuaciones se destacan en esta obra trágica sobre un vacío existencial del que no se puede escapar, con algunos rasgos graciosos, un tanto absurdos, que están en los diálogos de la abuela. A medida que van pasando los 70 minutos que dura la obra, que los personajes van expresando lo que les pasa, los vínculos se definen y las frases se condensan, la conmoción se va apoderando de toda la escena hasta llegar a lxs espectadores como una avalancha ineludible, que pesa pero no aplasta.

Mi hijo sólo camina un poco más lento es una pieza escrita por el autor croata Ivor Martiniæ y dirigida por Guillermo Cacace, que profundiza acerca de la relación con lxs otrxs, iguales y sobre todo diferentes. Además de las actuaciones cuidadas, el gran trabajo con el espacio y la fluidez de la trama, sobresale el texto, el elemento fundamental para que una obra de teatro se distinga y no se pierda en meras intenciones. Hay sobre todos tres diálogos de mujeres que se vuelven monólogos que logran movilizar y quedar en la memoria. El de la amiga de la hermana de Branco, que le confiesa su amor, amor desesperado mezclado con su soledad. “Te quiero porque quiero el amor, pero un poco también te quiero”, le dice, resignada. La hermana de la mamá de Branco que no puede parar de hablar y preguntarse cuánto dura el amor: “¿Dónde está el amor? En las parejas que se casan en las telenovelas, que se terminan y se termina el amor”. Y el de la propia madre del joven que intenta acercarse un poco a él en su cumpleaños número 25. La obra es real como la vida, pero un poco más bella. l

Funciones: sábados y domingos, 11.30 y 14. En Apacheta Sala Estudio, Pasco 623. http://apachetasalaestudio.blogspot.com

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