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Viernes, 3 de junio de 2016

ARTE

Entre la paz y la ira

“Ugly jap” (japonesa fea) empezaron a llamarla desde que inició su relación con John Lennon. Acusada por género y por raza, Yoko Ono –artista visual, compositora, activista política, feminista– fue enterrada como creadora por palabras que atacaron su condición y su derecho como mujer y amante. “Bruja” y “puta” fueron adjetivos que con facilidad se le atribuyeron en una persecución criminal hacia su persona. En pocos días, el 23 de junio, inaugurará en el Malba una gran retrospectiva de su obra, Dream come true, justo a 50 años de su encuentro con John en una galería de Londres.

 Por Cristina Civale

Corría 1966 y Yoko Ono exponía sus trabajos conceptuales, entre ellos se encontraba una manzana verde. El objetivo era que durante la muestra la fruta acusase el paso del tiempo. Lennon visitó la exposición, tomó la manzana, le dio un mordisco y luego la volvió a poner en su lugar. Inmediatamente Yoko se sintió ofendida pero pronto se dio cuenta de la genialidad de la acción. Fue un hombre, en esta ocasión, el que desafió el relato bíblico y se atrevió a morder la fruta prohibida, dándole otro sabor al asunto del supuesto pecado. Luego de ese mordisco Ono y Lennon no se separaron hasta que John fue asesinado en New York en 1981. “Es una historia famosa, la de que yo no era aceptada por el mundo”, reconoció Ono en una entrevista reciente en El País. “Básicamente -agregó- era porque estaba casada con John y mucha gente pensaba que no debería estarlo. Pero creo que la gente ya se ha acostumbrado a mí. Mi trabajo progresa, y creo que ahora tengo una buena relación con la gente”.

Es justamente su trabajo lo que la rescató en los años que configuraron el duelo del hombre de su vida, así como había sido su trabajo el que antes de conocerlo ya la había puesto en el radar de las artistas vanguardistas más notables de la historia del arte contemporáneo. “Nací en Japón el 18 de febrero de 1933 en el seno de una familia acomodada -contó Ono-. Tras trasladarme a Nueva York en mi juventud, me adentré de inmediato en los círculos de vanguardia, especialmente en el grupo Fluxus, que aspiraban a romper las fronteras del arte, utilizando sonidos cotidianos y ampliando el campo perceptivo de los espectadores”. Recibió una educación musical desde chica, dando su primer concierto de piano a los cuatro años e incursionando en la ópera. Su biografía artística la acredita como una mujer independiente, segura en sus principios éticos y estéticos, exploradora de los más variados procesos de creación y lenguajes expresivos, como compositora, cantante, poeta, performer, creadora de películas y videos experimentales.

Dos momentos, el antes y el después de Lennon, articulan la muestra que podrá verse en Buenos Aires curada por Agustín Pérez Rubio y Gunnar B. Kvaran.

El título de la muestra, Dream come true (El sueño hecho realidad), puede ser leído como una metáfora de su trayectoria artística pero también como un comentario a la situación global de nuestra época que, según Ono, puede ser mejorada a través de la participación conjunta y el intercambio creativo. Ono es una pionera en el cuestionamiento del concepto y el objeto de arte. Rompió las fronteras tradicionales que dividen las distintas disciplinas artísticas y, al invitar a los y las espectadoras a jugar un papel activo en la producción de la obra, creó un nuevo modo de relación con ellxs. La muestra está compuesta por más de ochenta trabajos, que incluyen objetos, videos, films, instalaciones y registros sonoros producidos desde principios de los 60 hasta hoy, y tiene como eje las llamadas Instrucciones que Ono viene desarrollando desde hace más de sesenta años. Usando un lenguaje claro y universal, Ono produce objetos, eventos, rituales y acciones, cuya precisa elaboración se completa a través de la participación del público. Las “instrucciones” son piezas compuestas por mensajes simples y poéticos, que invitan a los espectadores a realizar determinadas acciones.

LA OBRA COMO MANUAL DE USO

Su primera ‘obra-instrucción’ tuvo lugar en 1955 y lleva por título Obra encendida. La instrucción dice: “Enciende una cerilla y obsérvala hasta que se apague”. En ocasiones estas instrucciones solo pueden materializarse en la mente del espectador, pero en otras se trata de pintar, escuchar, hacerse un mapamundi personal, regar una planta, clavar un clavo en lienzos, pintar con agua, escribir deseos y colgarlos en un árbol o acumular piedras en montoncitos para los buenos o los malos recuerdos.

Entre los registros de video de sus performances iniciales se encuentra la fundante Cut Piece. En ella se ve, inmóvil y de rodillas, a Yoko Ono situada sobre el escenario de la Sala de Conciertos Yamaichi, en Kyoto, mientras los espectadores se acercaban a cortar trozos de su ropa con tijeras hasta desnudarla. Un sujeto se acerca, toma una tijera y corta un trozo de tela de su ropa y se retira. Al rato, avanza otro sujeto, corta otro trozo de tela y también se retira. La situación se sigue repitiendo, reiteradas veces, empeorando, somos testigos de ello, de ese acto de agresión física y psíquica, somos cómplices se quiera o no, de ese acto agresivo al dejar descubierto el cuerpo de una mujer. Era el 20 de julio de 1964. La obra cuestionaba la neutralidad entre el espectador y el objeto de arte, al revelar la agresión implícita hacia el cuerpo femenino representado a lo largo de la historia como objeto de deseo anónimo. Cut Piece fue realizada por ella en otras dos ocasiones. Una, al año siguiente en el Carnegie Hall de Nueva York y la última en el 2003 en París. “En la década de 1960 lo hice por la ira”, afirmó. “En la primera performance, llevaba el peso de toda la violencia del mundo, era más personal. En París, tras los cambios políticos luego del atentado a las Torres Gemelas, me sentí terriblemente vulnerable, como si el viento más delicado pudiera traerme lágrimas. Cut Piece es mi esperanza para el mundo la paz”.

Dream come true presenta no solamente una recopilación de los textos o instrucciones que Yoko Ono ha realizado, sino también una gran cantidad de obras que tienen sus raíces en estas piezas. Por ejemplo, incluye la instrucción Pieza de risa, 1963 (“Pasa una semana riendo”), pero también el film Sonrisa, 1968, en el que se ve la cara de John Lennon en primer plano, que pasa de un rictus anodino a un gesto de franca alegría. Están también sus piezas susurradas, con las que, desde el 2001, Ono incentiva a que la gente se lleve prendida en la ropa frases como “Sueña”, “Toca”, o “Ríe”. En estos casos, a partir de una primera instrucción surgen otras piezas que resuenan con ella, con su contenido o su afán de trascender. La amplitud de formas de obra que las instrucciones de Ono permiten (texto, performance, sonido, instalación, film, objeto), se ve claramente en la famosa instalación que surge de la instrucción de su pieza Pintura de techo, pintura del sí, 1966, presente en la muestra en la que John y Yoko se conocieron: “Sube a una escalera. Observa la pintura del techo con una lupa y encuentra la palabra ‘sí’”. La palabra “sí” aparece después también en carteles de vía pública y en prendedores, como una instrucción o una acción positiva, un deseo de afirmación o autoafirmación. En algunas piezas, las palabras operan con juegos de sentido, como en el caso de “Fly”, que en inglés significa “vuela” o bien “mosca”.

Como textos escritos, estas obras pueden ser leídas por unx mismx, pero también es posible escucharlas presentadas por la propia artista o leídas por otras personas. En este sentido son obras fluidas, comunicables, pensadas para llegar a la mayor cantidad de personas posible, y que buscan generar nuevos tipos de relaciones con el público.

De este modo, el proyecto expositivo contempla dos instancias: por un lado, la propia muestra en las salas de Malba; por el otro, la exposición y difusión de gran parte de las obras en el espacio público, los medios masivos de comunicación, Internet y las redes sociales. Así, las instrucciones pueden aparecer para ser leídas en los muros de la sala de exposición, en las páginas de un periódico, como parte de un “Festival de danza”, en un cartel en mitad de una avenida importante, una parada de colectivo o en el subte; o para escucharse a través de altavoces, de una radio, dichas al oído. Se pueden recibir en e-mails o por las redes sociales, o como imagen que se viraliza en Instagram.

Ono repetirá en Buenos Aires la convocatoria que viene realizando desde 2003 en ocasión de la Bienal de Venecia y que realiza en cada sitio donde expone. Se trata de Arising/Resurgiendo y ya está en marcha. Por ella Ono junto a Malba convoca a las mujeres latinoamericanas que hayan sufrido violencia de género a ser parte del proyecto. La obra recoge los testimonios recibidos vía mail -un texto que describe la experiencia sufrida y una foto de los ojos de la participante- en una instalación en la Sala 5 del museo y en el sitio web de la muestra. Ono ofrece una instancia de catarsis y sanación para la víctimas. En Venecia le preguntaron sobre el significado de Arising y Ono expresó: “Nosotras, las mujeres, estamos resurgiendo juntas. Resurgiendo, la obra, se refiere a la elevación de nuestros espíritus. El poder de las mujeres es relevante para los hombres también, aunque ellos lo ignoran y se sienten bien porque saben que no pasa nada. Sin embargo, en realidad eso los lastima porque juntar el poder de las mujeres con el de los hombres es hermoso. Necesitamos recordar que somos personas hermosas, seres de amor, y decirlo porque la mayoría de nosotras no pensamos que lo somos”.

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DE LA PERFORMANCE CUT PIECE, 1964.
 
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