La nueva tienda Juana de Arco tiene la particularidad de exhibir  prendas únicas que resumen el acervo y la variada producción de la firma desde un bello sótano que se comunica con el histórico y pequeño local que cimentó el estilo Palermo circa 1998: ambos se extienden en las alas derecha e izquierda de un mismo edificio de la calle El Salvador al 4600. La planta superior admite paredes pintadas de un celeste grisáceo que contienen las múltiples variaciones cromáticas de las prendas, y que en palabras de la diseñadora Mariana Cortés “remite al infinito”. Admite también un lounge con  vistas a un patio atiborrado de plantas y el corsé que oficia de emblema de la firma emerge desde una reja art decó. La acertada nueva dirección de arte y visuales para la firma  corresponde a la artista Marina de Caro, quien reflejó la estética arts and crafts con extrema elegancia: los probadores tienen cortinados y paredes que  simulan tramas de ñandutí en tonos rosa Schiaparelli  y rosa Dior. 
El martes 8 de noviembre se celebró entonces la apertura de Juana, casa central, situada a escasos metros de la anterior locación, que ahora cobijará su colección de ropas y objetos para niños, además de pizarrones verdes que ofician de paredes listas para los trazos infantiles. Desayuno deli mediante, la celebración contó con un concierto acústico de Bárbara Palacios y Sofía Vitola desde su agrupación “Las huevas son éstas”. Ambas llevaban ropas de la firma.  En simultáneo se presentó una nueva colección cápsula de ropa de yoga apodada Juana Liniers, cuyas camisas se denominan “Mandala”, “Chakra” y los pantalones llevan estampas denominadas  “Saludo al sol”. 
La tienda sentó las bases de una estética que se popularizó a comienzos de 2000 que  alude tanto a la estética doméstica, los livings anacrónicos  y sutilmente raídos de las casas de abuelas, los patios con crasas, las técnicas de tejidos con esparadrapos y destacó la premisa de diferenciarse de los dictámenes minimalistas de los shoppings. En numerosas ocasiones la diseñadora Mariana Cortés,  graduada en indumentaria en la Universidad de Buenos Aires, esgrimió acerca de Palermo: “el barrio es una fuente de inspiración constante. Observo el estilo de vida y lo doméstico implícito en Palermo, todo el tiempo jugamos a lo hecho en casa”. Un recorrido retrospectivo por sus colecciones en la pasarela BAFWeek y en el teatro San Martín remite a “Paraná”, con soleros de alta costura en ao poí y ñandutí,  básicos con estampas derivadas del encaje de bolillos y  “La Llama”, versiones pop del emblemático barracán del NOA, rescates del estilo Bariloche,  la recreación de vestimentas para los habitantes de una  ecovilla inspirada en el Cabo Polonio o “Piscis”, una trama de moda onírica anclada en el océano, cuyas estampas indagaron en los cardúmenes, en los rayos del sol cuando proyectan sobre la profundidad del mar, la cadencia de las olas y los baños en agua de mar de bañistas cuyos peinados se resisten al chapuzón. En varios desfiles y desde 2005 fue habitual que los compradores japoneses del grupo HP France se sentaran en la primera fila y fotografiaran cada pasada; de hecho fueron ellos los responsables de la apertura de una tienda Juana en el barrio Omotesando de Tokio. Hace una década las devotas japonesas de la marca acuden en busca de prendas cuanto más caseras mejor, y las superponen de modo tal que sus coloridas siluetas recuerdan a ekekos en versión kawai. A modo de tributo a los modismos de Japón y para las usuarias argentinas, Mariana Cortés diseñó un elegante kimono occidentalizado.