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Viernes, 30 de julio de 2004

DEBATES

Necesito... luego pienso.

Nancy Reagan es un buen ejemplo de lo flexible que pueden ser algunos principios (sobre todo los morales). Intransigente defensora de los embriones no deseados por las gestantes –léase pro vida o militante contra el derecho al aborto–, la ahora viuda del ex presidente se ha convertido en activa defensora de las investigaciones para clonar células madre provenientes ¡de embriones que nunca se transformarán en personas! ¿En qué quedamos?

Por Luciana Peker
“El día que el Papa se quede embarazado el aborto será legal”, provocaba un graffiti callejero de la ciudad de Buenos Aires. La profecía no se cumplió. Pero casi. El día que la experimentación con embriones pudo haber ayudado a Ronald a saber que se llamaba Ronald, la concepción sobre el principio de la vida dejó de ser la misma para un ideólogo antiaborto y su familia. La filosofía pro life empieza por casa.
Esta es la metáfora de la transformación de la familia Reagan que despidió, el 5 de junio pasado, las cenizas de Ronald –de 93 años y afectado desde hacía diez por el mal de Alzheimer– pidiéndole al presidente George Bush que autorizara la investigación con células madre (que podrían derivar en una solución para ésa y otras enfermedades) en Estados Unidos, a pesar de que Ronald Reagan fue uno de los líderes mundiales que más fervientemente se opuso a la legalidad del aborto e, incluso, a otros programas de planificación familiar.
“La vida es una creación de Dios, no una mercancía que los hombres pueden explotar”, arenga Bush hijo, en nombre de la inquisición a la clonación terapéutica. Pero otros sectores, también conservadores aunque con más instinto de supervivencia, como Nancy, piden que el presidente norteamericano levante la prohibición –que impuso en el 2001– de financiar con fondos públicos el estudio con células madre que podrían derivar en la cura para enfermedades como Alzheimer, Parkinson, diabetes y otras.
“Ronnie está en un lugar distante al que yo no puedo llegar para compartir los 52 años que llevamos juntos. Por eso, estoy decidida a hacer lo posible para salvar a otras familias de este dolor. La ciencia nos ofrece una esperanza llamada investigación con células madre que pueden proporcionar a los científicos muchas de las respuestas que durante tanto tiempo han estado fuera de nuestro alcance. No sé cómo podemos darle la espalda a algo como esto. Hemos perdido ya mucho tiempo, no puedo soportar que se pierda más”, sollozó Nancy el 11 de mayo. Ronnie ya no la reconocía y ella ya no reconocía los mismos principios que en los ochenta.
“Es importante que alguien como Nancy Reagan supere fronteras políticas o ideológicas y hable de esta forma en algo que puede ayudar mucho a la gente”, valorizó el actor Michael Fox (que sufre mal de Parkinson). No piensa igual Mabel Bianco, médica y presidenta de la Fundación Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM): “Es interesante que Nancy Reagan sea quien pida que se autorice la investigación en células madre provenientes de embriones. La administración Bush hasta ahora se opone a esta investigación como parte de su oposición al aborto, ya que en muchos casos estas investigaciones se nutren con embriones provenientes de clínicas donde se practican abortos, más allá de que ésta no sea la única fuente. Pero, finalmente, estos abanderados de la reproducción humana sin límites, que llegan a oponerse al acceso de las mujeres a la anticoncepción, pueden ahora defender la clonación terapéutica sin conflictos porque sus políticas, en general, están lejos de la racionalidad y la lógica”.
Ana María Vara, periodista científica e investigadora en temas de ciencia y sociedad del Centro de Estudios de Historia de la Ciencia José Babini, de la Universidad Nacional de General San Martín, y egresada del Master of Arts in Media Ecology-Studies in Communication, de New York University, subraya: “Es insólito que la Reagan vaya en contra de los argumentos que los conservadores han estado esgrimiendo contra el aborto todos estos años. Básicamente, los más conservadores sostienen que la vida comienza cuando el óvulo es fecundado; algunos conceden que comienza cuando los cromosomas del padre y de la madre se unen y los más flexibles llegan a decir que la vida comienza cuando el embrión se implanta en el útero, aproximadamente una semana después de la concepción. Y precisamente en esta etapa es cuando se cosechan las células para obtener líneas de células madre”.
La investigadora agrega: “Lo verdaderamente escandaloso del pedido de Nancy es que hablar a favor del uso de células madre embrionarias y de clonación terapéutica implica, ni más ni menos, proponer que se produzcan embriones cuyo único destino es el laboratorio, porque ésa es la manera de obtener células madre embrionarias: producir embriones por clonación o tomar los embriones ‘de descarte’ de fertilización in vitro y cultivarlos hasta el estadio de blastocisto. Crearlos y cultivarlos para después desecharlos. Es decir, no se trata de días ni de criterios para determinar cuándo un embrión puede ser considerado persona sino de la intención para crear el embrión”.

Haz lo que yo digo, pero no lo que yo quiero hacer y no me dejan
Reagan fue un férreo opositor al aborto. Es cierto que Bush llegó más lejos y cortó todos los subsidios para las organizaciones que fomentan la planificación familiar. Pero ahora, hasta Ron Reagan, el hijo del fallecido cowboy americano, decidió frenar a Bush en su carrera por la reelección y acompañar al candidato demócrata, John Kerry. “La derecha conservadora tiene una forma más bien simplista de caracterizar la investigación de células madre como un asesinato de bebés. No estamos hablando de dedos o de cerebro. Esto es una masa de un par de cientos de células no diferenciadas”, sorprende Ron.
Va a ser imposible que los sectores conservadores cambien su concepción sobre la vida y sigan siendo intolerantes con las mujeres que tienen que recurrir a un aborto o al uso de anticoncepción de emergencia justificando su discurso en la defensa del derecho a la vida. ¿Qué vida? ¿Mi vida? ¿Tu vida? ¿La de mi marido? ¿La de la mayoría de las mujeres? ¿Nuestra vida? ¿Qué vida? La polémica surgida por el avance en la investigación de la clonación terapéutica rompe con los consensos (especialmente de la derecha) sobre el principio y el fin de la vida, un debate que siempre fue utilizado como caballito de batalla de los sectores conservadores para combatir los derechos reproductivos de las mujeres.
Vara define: “La Reagan avanza sobre esas discusiones bizantinas en las que los más liberales de los conservadores y los más conservadores de los liberales se han enfrascado muchas veces en busca de posiciones de compromiso. Nancy hace saltar el tablero y, en busca de la fantasía de la vida eterna, y usando el Alzheimer del difunto cowboy como escudo, decide que el aborto está mal... salvo cuando a ella le conviene”.

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