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Viernes, 18 de marzo de 2005

RESISTENCIAS

Blancas palomitas

¿Por qué las chicas tienen que usar guardapolvo blanco y los varones no? ¿Por qué ellas tienen que cubrir su cuerpo como si fuera algo de lo que deben avergonzarse? Un grupo de estudiantes secundarios de Berisso se lo preguntó –en el marco de una investigación– a docentes y preceptores y fue así, preguntando, como todo lo que parecía obvio se volvió extraño; sobre todo aquello que tiene que ver con desigualdades entre los géneros.

 Por Luciana Peker

Blancas, inmaculadas, cubiertas, abrochadas, almidonadas, marcadas, obligadas, tapadas. Distintas. El guardapolvo blanco –que nació para marcar la imagen uniforme de una sociedad de iguales– hoy marca la diferencia. Los chicos no, las chicas sí. Porque ellas provocan, porque ellos no tienen talle, porque ellas muestran y ellos se distraen, porque entre ellas compiten por la ropa, porque entre ellos no hay plata para guardapolvos. O porque nadie –casi nadie– se lo puso a pensar, en muchos colegios bonaerenses, las adolescentes (y no los adolescentes) son obligadas a estudiar con delantal o a no estudiar.

“En verano tenés un peso enorme, te morís de calor y ni siquiera podés usar guardapolvo de manga corta en el doble turno del colegio. Así te das cuenta de la desigualdad que hay entre el hombre y la mujer”, subraya Etelvina Vera, estudiante de 18 años. “Tendrían que sacarlo para que tengamos igualdad con los varones”, propone Sheila Clidas. Ellas dos, junto con Jonatan Aguirre, Federico Castaño, Lucas Chancel, David Gauna, Nicolás Vara y Marina Vivas Casal –todos recién egresados de la Escuela Técnica número 2 Ingeniero Emilio Rebuelto, de Berisso– realizaron la investigación periodística “Filosofía barata y guardapolvo blanco o de cómo las mujeres son discriminadas en la escuela de la equidad” para el Primer Certamen Nacional “Periodistas por un día”, realizado por el Ministerio de Educación de la Nación.

“Este informe pretende denunciar una situación de subordinación en las relaciones de los sexos en el ámbito escolar de nuestra ciudad de Berisso, que es extensible a la provincia de Buenos Aires y a otras provincias de nuestro país. El tema no se restringe por sus consecuencias a la escuela. Si nadie se había dado cuenta de esta situación, que este artículo sirva para que tomen nota”, apuntaron los chicos en su trabajo, realizado junto a la profesora de historia –y coordinadora de la investigación– Adriana (Indi) Valobra.

A ella el tema se le ocurrió después de un verano caluroso, con alumnas que aún con la presión baja sentían temor de quitarse el delantal en la escuela por miedo a sanciones. “Si alguna vez el guardapolvo blanco buscó borrar las diferencias de clase, hoy es el mismo símbolo que, marcando las diferencias sexuales, se convierte en una reedición de los modos de subordinar a la mujer presuponiendo que las diferencias implican una jerarquía social en donde ellas llevan un signo negativo: su cuerpo”, define Valobra, quien siente que a través de la tela del uniforme escolar anti/unisex la escuela teje una red de contradicciones. Por eso, profundizó su investigación en el ensayo “Guardapolvo blanco, ternura y encanto”, que el 8 de marzo pasado recibió el tercer premio en el concurso “La situación de la mujer en la provincia de Buenos Aires”, organizado por la Secretaría de Derechos Humanos bonaerense.

“El guardapolvo blanco tiene que ser obligatorio para todos o no ser obligatorio para nadie”, resume Indi. Es difícil pedir que cambie algo que pasa, pero como si no pasara nada. La directora provincial de Educación de Gestión Estatal Raquel Verea afirma: “No hay nada escrito que hable de la obligatoriedad del guardapolvo después de la escuela primaria”. Además, el Ministerio de Educación Provincial acaba de anunciar que para séptimo, octavo y noveno año de EGB –chicos de entre 12 y 14 años– también se deroga el uso de guardapolvo, que sólo queda para los alumnos de 6 a 11 años. En los dos casos, las normas son iguales para ambos sexos. Sin embargo, Sheila grafica: “No podías ni entrar sin el delantal porque la portera te paraba y no te dejaba pasar”.

¿Si la ley no obliga a usar guardapolvo, por qué las chicas están obligadas a ir con guardapolvo? “Algunas cosas son de cultura o de uso y vienen por prescripción de los docentes –argumenta Verea–. No se le tendría que prohibir el derecho a una alumna de ingresar a una escuela por no tener delantal porque hoy no sabemos si lo hace porque no quiere o no puede.”

O sea: el guardapolvo se impone por una ley no escrita de usos y costumbres. Sin embargo, a la funcionaria provincial no le sorprende la diferencia cotidiana que se produce en las aulas bonaerenses entre alumnas y alumnos. “Yo no te podría decir que sea una discriminación que lo usen las mujeres y no los varones, tengo 53 años, y en mi experiencia, fundamentalmente, lo utilizábamos las mujeres para tapar partes del cuerpo que prejuiciosamente no se podían mostrar. El guardapolvo no tenía escote, iba por debajo de la rodilla y se fue manteniendo por una costumbre cultural que le da la posibilidad a la mujer de que no se muestre lo que no se puede mostrar”, interpreta.

No es la única que justifica el uso por sexos del guardapolvo. “En el trabajo hicimos encuestas con profesores y preceptores. La mayoría decía que estaba bien el uso del guardapolvo porque si no las alumnas insinuaban y los alumnos se distraían y porque los varones no encuentran talle –detalla Valobra–. Con esas respuestas, muchas veces sentíamos que nos tomaban por tontos: ¿y los chicos no provocan a las chicas si van sin guardapolvo? ¿Y los médicos no consiguen talle de guardapolvo? Pero después pensábamos por qué esos argumentos estaban tan metidos en sus cabezas.”

Aunque, justamente, una de las conclusiones más interesantes del trabajo de los chicos de la Escuela de Berisso es cómo cambiaron ellos mismos su punto de vista al ponerse a pensar en un punto invisible: el blanco del guardapolvo. Federico Castaño detalla sus idas y vueltas: “Yo primero estaba de acuerdo con que las chicas llevaran guardapolvo, pero, después de charlar, me puse a pensar que es molesto y que se hace una diferencia con las chicas. Me di cuenta que todo tiene que ser igual”. “Después del guardapolvo pensás en todo. Un hombre que tiene muchas mujeres es un ídolo y una mujer que tiene muchos hombres es fácil. No entiendo”, desliza Lucas Chancel, sin miedo a hacer preguntas, con su pelo afro y sus aritos titilantes. Otra de las chicas del grupo, Etelvina, se anima a jugar para las fotos con Las/12 con un delantal sobre su cabeza, en forma del velo que en Occidente es símbolo de una sumisión lejana. No tan lejana. Todo lo que cubre y descubre a las mujeres todavía quiere decir algo. Valobra agudiza: “En Argentina se considera un avasallamiento a los derechos humanos y a la noción de equidad que en países como Irak las mujeres tengan que utilizar un velo y largos vestidos, pero semejante situación es censurable mientras ocurre a miles de kilómetros de aquí. Sin embargo, asistimos constantemente a una discriminación semejante de lunes a viernes en horario escolar”.

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