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Viernes, 22 de septiembre de 2006

SOCIEDAD

La discusión de las formas

La decisión de no permitir desfilar a modelos cuya delgadez estuviera por debajo de los índices de masa corporal saludables desató una tormenta en el estilismo español. ¿Es realmente esa prohibición una manera de velar por niñas, jóvenes y mujeres sin anorexia?

 Por Luciana Peker

En las pasarelas se traza un camino que va más allá de las y los modelos que caminan con la mirada puesta en un punto infinito que trasciende la pasarela. Y es que las pasarelas de hoy no muestran sólo ropa, sino que son la flecha que muestra el camino a seguir por otras muchas mujeres para sentirse, también, dignas de mirar el infinito. Con la mirada alta, sin nada marchito, sin nada de más, ni grasa, ni celulitis, ni carne, ni piel. Casi nada.

“Si me meto en una pasarela me pegan una patada en menos de cinco segundos”, avanza por el camino de las descarriladas del cuerpo uniforme, longilíneo, frágil, esbelto, perfecto del siglo XXI, la autora de Abzurdah Cielo Latini (ver recuadro), una chica que con 21 años ya tiene para contar un pasado en donde 54 kilos eran mucho peso para una chica de 14 que no quería pesar ni comer. Sin embargo, por qué Cielo, por qué ella o todas o cualquiera deberíamos poder subirnos a una pasarela, un oficio que empezó por ser el rol de mujeres y hombres-percha y que se convirtió en una referencia de modelos sociales. Hoy las modelos (o ex modelos) son empresarias, políticas, periodistas, actrices, conductoras de televisión, referentes de maternidad, de vuelta al cuerpo normal (¡si siempre tuvieron mejor cuerpo que el normal!) después del embarazo.

Las modelos son referentes y referencia de otras mujeres sobre cómo debieran ser. Por todo eso, la decisión del gobierno de Madrid de prohibir en la 44ª edición de la Pasarela Cibeles –el evento del diseño español– a las modelos que pesen por debajo de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (un índice de masa corporal que no tiene que ser menor al 18 por ciento, lo que significa alrededor de 56 kilos para una estatura de 1,75) abre una polémica sobre el camino de las pasarelas. ¿Pero la salida es la prohibición?

Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid e impulsora del stop a la ultradelgadez en la semana de la moda madrileña, está orgullosa de su medida y cree que será imitada en Londres y Milán. “He cumplido mi compromiso con las asociaciones de padres y madres de niñas con anorexia y bulimia, que ya no podrán escudarse en el mal ejemplo de la moda”, dijo al diario El País. Sin embargo, no todos están de acuerdo con que el reino del revés se solucione con prohibiciones. Claudio Martínez, diseñador y profesor de historia de la moda en la Universidad de Palermo, disiente: “No creo que con esto evitemos la anorexia y la bulimia. En el Renacimiento las mujeres tomaban vinagre y elixires para estar más pulposas, en el 1600 los hombres se rellenaban las mangas con crin o algodones para tener cuerpos más interesantes y antes de la Revolución Francesa la moda era estar delgadas para parecer enfermas. La moda no es culpable de nada. La bulimia y la anorexia son enfermedades que no tienen que ver con la moda. Cada chica toma los modelos que quiere, para bien o para mal”.

¿Las chicas eligen lo que quieren o lo único que hay? Frente a esto, la marca Dove subió a las pasarelas del Fashion Buenos Aires chicas reales, aunque, para algunas de las espectadoras del desfile de la pasarela carnal, esas chicas, con apenas algunos gramos-kilos ¿de más? eran “demasiada realidad”. Dolores Marino, gerente de marca Dove en la Argentina, defiende la balanza saludable en España y la estrategia de publicitar otros cuerpos. “Esta resolución es positiva desde el momento que se pone en agenda discutir un tema tan serio como los desórdenes alimentarios y cuestionar estereotipos tan extremos y excluyentes como los que hoy dominan la industria de la moda. Estamos de acuerdo en que se promueva la salud. A nosotros nos entusiasma continuar comunicando nuestra Campaña por la Belleza Real en los ámbitos más prestigiosos de la moda, como Fashion Buenos Aires, donde tenemos la posibilidad de proponer una mirada más amplia acerca de la belleza femenina y promover la diversidad”. Para otros, en cambio, ir contra la extrema delgadez no es estar a favor de la diversidad sino en contra de las delgadas y, según esa visión, las cinco modelos (de un total de 68), que se quedaron afuera por no dar con el peso en la balanza del estado regulador, sufrieron discriminación. “Me trajo recuerdos dolorosos, como cuando se metían conmigo en el colegio porque era delgada —señaló la modelo española Eva Sanz—. Me ha despertado mis complejos de niña. En este país nadie señala a los gordos”, se envalentonó. Nora Portela, ex modelo argentina y mamá de Cloé Bello, de 19 años, contó a una periodista del diario Perfil que su hija, que pesa 55 kilos, mide 1,82 y tiene un índice de masa corporal de 16,6 que la hubiera dejado afuera de la semana de la moda de Madrid por extra small, tuvo que abandonar el intento de hacer carrera en Europa porque allá la querían hacer xxsmall. “En París le dijeron que estaba gorda, así que le hice pegar la vuelta. Me parece un horror. Detesto que les impongan que sean cadáveres.”

“Es una decisión injusta la de España porque se está discriminando. Yo, por ejemplo, soy una flaca auténtica. España tiene un problema con su princesa, que se ocupen de resolver el problema de ella y no qué les pasa a las modelos. Las modelos siempre tuvimos que ser flacas porque siempre tuvimos que entrar en la ropa.”
Raquel Satragno

Raquel Satragno, que caminó las pasarelas en los ’70 y ’80 y hoy conduce una agencia de modelos, no quiere decir su edad, como un sello de una generación de mujeres que sienten que frente a los años se deben a la fidelidad del silencio, pero frente a la delgadez, no. “No todas las modelos hacen un esfuerzo para ser flaca, sino que son flacas. Me parece una injusticia la decisión de España porque se está discriminando y no hay que discriminar a nadie. Yo, por ejemplo, soy una flaca auténtica –-asegura– y me parece tristísimo que te impidan trabajar.” Y en plan de arremeter, arremete: “España tiene un problema con su princesa (Letizia Ortiz, la periodista-princesa a la que la prensa del corazón señala como anoréxica), que se ocupe de resolver el problema de ella y no que les pasa a las modelos”. Más allá del ojo en la nobleza ajena, Satragno justifica: “Las modelos siempre tuvimos que ser flacas porque siempre tuvimos que entrar en la ropa”. Tal vez ése, justamente ése, sea el cambio. ¿Hoy las modelos entran en la ropa o entran en los ojos de las que compran la ropa y que ven en las modelos el camino a seguir?

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