las12

Viernes, 20 de octubre de 2006

DEBATES

¿Un paso adelante, uno y medio atrás?

Talleres que terminaron asumiendo posturas conservadoras y volvieron atrás en consensos que llevaron años; discusiones que hicieron oídos sordos al relato de las experiencias de mujeres de diferentes puntos del país; intolerancia y argumentos provida. Esas fueron algunas de las postales que dejó el XXI Encuentro Nacional de Mujeres que se realizó en Jujuy.

 Por Carlos Rodríguez

Desde San Salvador de Jujuy

Son muchas las que piensan que el XXI Encuentro Nacional de Mujeres de Jujuy, se apunó. Las organizadoras consideran —tal vez con razón— que las 15 mil mujeres de todo el país que, según ellas, concurrieron a la cita, representan un número “más que importante”, teniendo en cuenta que la ciudad sede está situada en uno de los extremos del país. Las que llegaron de Puerto Madryn, por ejemplo, tuvieron que soportar 66 horas de micro, entre ida y vuelta. Muchas desistieron, por la distancia, más el agregado de coincidir la fecha con el Día de la Madre. Desde el vamos era un exceso de optimismo llegar a las 30 mil asistentes del año pasado en Mar del Plata. “El problema no pasa por una cuestión de números. Lo que nosotros advertimos, en este encuentro, fue mucha intolerancia. Por un lado, la presión de la Iglesia que tuvo un efecto negativo sobre las organizadoras, que boicotearon uno de los temas centrales: la definición de las estrategias a desarrollar como colectivo para lograr el acceso al aborto legal, seguro y gratuito. En el tema también influyó negativamente la presión que ejercieron algunos grupos políticos, que en su afán por denunciar a las organizadoras por su actitud temerosa frente al poder eclesiástico, sólo lograron amedrentar a las participantes no encuadradas, que tuvieron poco espacio para el debate franco y esclarecedor.”

El largo párrafo encomillado, resume el pensamiento de distintas organizaciones y grupos de mujeres, algunas de las cuales, entre ellas una de las dirigentes más experimentadas en este tipo de encuentros, llegaron a señalar conceptos duros: “La intolerancia llevó a confundir las cosas y los talleres se transformaron en un intento de adoctrinamiento que limitó la posibilidad de diálogo, de discusión libre para poder visibilizar los problemas concretos de las mujeres. Eso operó negativamente sobre todo en las participantes con menos experiencia en este tipo de encuentros. En suma, por momentos se practicó el antifeminismo”. Algunas dirigentes históricas cuestionaron que se le diera más importancia a temas políticos y de derechos humanos “sin duda relevantes en este momento”. Para ese grupo, “no se podía dejar de pedir por la aparición con vida de Jorge Julio López, pero tampoco se podía relegar, como se hizo, y por decisión de las organizadoras, el pedido por la libertad de Romina Tejerina”. Desde todos lados se dio por sentado que las jujeñas que organizaron el encuentro “acordaron con la Iglesia y con el gobierno local, bajar el nivel de decibeles en los temas aborto y Romina Tejerina”.

Las organizadoras, cuyas diferencias entre sí fueron notorias, negaron la existencia de “algún arreglo o boicot”, aunque algunas reconocieron que días antes de la apertura del encuentro mantuvieron una reunión con representantes del gobierno y de la curia. Más allá de la presión que se pueda haber ejercido y de la supuesta aceptación de las reglas impuestas por esos dos factores de poder, lo cierto es que entre las organizaciones jujeñas no existe una visión unitaria respecto de apoyar una campaña fuerte por la despenalización del aborto y tampoco sobre salir a reclamar con la fuerza necesaria la libertad de Romina. En uno de los talleres se apoyó el pedido por Tejerina, previa manifestación “provida y en contra de la muerte de Socorro Milagros, su hija”.

Las organizadoras negaron discrepancias entre ellas, pero sin embargo se confirmaron en las charlas individuales. Una de las más activas expresó con claridad su punto de vista sobre el aborto legal: “En Jujuy sería un desastre, porque las pibas no se cuidan y estoy hablando de las que tienen pleno acceso a la educación, no de los sectores postergados. Esto no es Buenos Aires y hay que tenerlo en cuenta”. Desde los partidos de izquierda que estuvieron representados en Jujuy por grupos numerosos de mujeres, se habló de un “bochornoso acuerdo entre las organizadoras y el kirchnerismo, la Iglesia y el gobierno de Jujuy para que la libertad de Romina Tejerina y el derecho al aborto no fueran los ejes del encuentro”.

El día de la apertura, fue notorio el desajuste entre lo que se decía desde el palco y las expresiones de la multitud que llenó la vieja estación de trenes del Ferrocarril Belgrano. “No transamos, a las organizadoras, las dirige el Vaticano”, fue la proclama de una de las columnas más nutridas del encuentro, a la que adhirieron otros sectores. Voceras de Católicas por el Derecho a Decidir, que llegaron desde Córdoba con más de 50 participantes, coincidieron en este punto con la izquierda: “Las organizadoras negociaron con el obispado local y con el gobierno; por esa razón la marcha reivindicativa no pasó, en su recorrido original, por ningún edificio público y por ningún templo católico”.

El día de la manifestación, la primera cuadra de manifestantes no llevaba ninguna bandera ni pañuelo de color verde, el elegido para visibilizar el reclamo por el aborto legal, seguro y gratuito. Sin embargo, la mayoría de las manifestantes llevaba consigo el emblema bien a la vista. “En los talleres donde se tenía que analizar el fundamento legal de los proyectos que existen sobre despenalización parcial del aborto, en lugar de avanzar en esa discusión, se volvieron a discutir cuestiones ya superadas en el encuentro de Mar del Plata”. En uno de los talleres se trenzaron Patricia Walsh y Liliana Fellner, la hermana del gobernador de Jujuy. La presencia “en vivo” de representantes de los factores de poder, influyó sobre las jujeñas menos politizadas porque se trató de “una presión premeditada para tratar de copar los talleres claves”.

Unas veinte mujeres que habían llegado desde el Chaco, con gran esfuerzo, se retiraron muy enojadas de los talleres donde se discutía el tema aborto: “Nos trataron como a ignorantes, nos exigieron definiciones políticas que nosotros no vinimos a buscar. Nosotros pretendíamos exponer lo que ocurre en la provincia, donde no tenemos adónde dirigirnos para conseguir anticonceptivos y atención médica adecuada para las mujeres más pobres. Nos sentimos maltratadas”. Mujeres de Casilda se quejaron porque las funcionarias de las áreas de mujer que las acompañaron “vinieron a hacer turismo y cuando volvamos a casa, otra vez nos van a ignorar”.

Con paciencia heredada de sus antepasados, una periodista jujeña trataba de encontrar un lugar para el optimismo: “Que se hayan realizado 21 encuentros es un logro; que hayan llegado mujeres que venían por primera vez es algo muy positivo; tenemos que tranquilizarnos y tener esperanzas, porque la lucha contra el aborto y los derechos de la mujer no se va a detener. El encuentro tuvo muchas cosas positivas y otras que hay que seguir mejorando”. La misma impresión se llevaron muchas mujeres que vinieron por primera vez. “Tenemos que respetarnos más y valorizarnos. Tenemos que debatir con argumentos profundos. Hubo autoritarismo por parte de alguna dirigencia, pero igual la base se manifestó por Romina, por el aborto legal, por mejores condiciones laborales para la mujer. Eso es lo que vale”, concluyó una de las “históricas”.

Compartir: 

Twitter

“Los talleres se transformaron en un intento de adoctrinamiento que limitó la posibilidad de diálogo, de discusión libre para poder visibilizar los problemas concretos de las mujeres. Eso operó negativamente en las participantes con menos experiencia en este tipo de encuentros. Por momentos, se practicó el antifeminismo.”
 
LAS12
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.