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Viernes, 18 de enero de 2008

ARTE

Para sentarte mejor

Hasta el 28 de enero, el ciclo Malba Diseño exhibe los asientos para interiores y plaza de Diana Cabeza, los diseños con reciclaje de pet y uso del caucho de Alejandro Sarmiento y los banquitos con maderas y colores del norte pensados para casas de muñecas a escala humana por la firma Usos.

 Por Victoria Lescano

En el comienzo del recorrido y a modo de preámbulo de las tres instalaciones que resumen el árbol genealógico del diseño industrial argentino trazado por la periodista Carolina Muzi, curadora de la muestra “Genealogías del Sur” en un bosquejo que admite a Diana Cabeza, Alejandro Sarmiento y el dúo Arturo de Tezanos Pinto y Carlos Gronda –creadores de la firma Usos– hay un jardín de banquitos, que en la escalinata del Museo de arte Latinoamericano muestran las variaciones sobre esa pieza de cada integrante de la familia del diseño reciente, con obras fechadas entre fines de 1980 y comienzos de 2000.

Del asiento “Alfil”, ideado para la venta masiva en supermercados por Diana Cabeza, a “Circus Stool” un petit asiento que simula el pedestal donde se ensayan pases de magia y fue realizado en cartulina resistente por Alejandro Sarmiento y comercializado en Industrial Standard una boutique de diseño pionera del circuito Palermo, situada en Armenia y Soler (y donde luego ancló la firma de diseño textil y vestimenta Trosman Churba y ahora funciona Trosman Jeans) a los banquitos-esculturas “Brancusi”, realizados en madera de palta con grietas pintadas en tonos estridentes por la firma de diseño Usos.

Muzi, también editora de la revista de diseño Dni, advierte sobre el criterio de selección de las piezas: “Pensé en tres conductas, la número uno remite a Diana Cabeza quien a partir de la investigación de las topografías argentinas repiensa la cultura urbana y produce equipamiento que mejora la vida en el espacio público. La conducta dos, corresponde a Alejandro Sarmiento, cuyos objetos de diseño a partir de reúso reflexionan sobre la evolución material de la basura. Y la tercera corresponde a Usos, los diseñadores que desde Jujuy inauguran un regionalismo local de lenguaje contemporáneo con la identidad del Noroeste”.

Sillas “Roberta Iron”, de Alejandro Sarmiento.

En el espacio dedicado a Diana Cabeza, quien arribó al diseño de sillas primero y luego se pasó del interiorismo a los muebles para equipar ciudades, hay bocetos a mano y en papel calco de sus obras. La elección no es arbitraria, Diana es arquitecta, estudió bellas artes y los bocetos trazados y pintados a mano, sin programas de ilustración digital en el proceso son un rasgo distintivo de su proceso de diseño. Hay también una instalación de su banco xl para plazas llamado Topográfico (que el día de la inauguración de la muestra, primera semana de diciembre fue usado por la multitud que asistió al cocktail y fuera de la sala de arte contemporáneo del museo, se lo puede apreciar en la avenida 9 de Julio, donde cobija a los paseantes y oficinistas en su hora de almuerzo).

El itinerario por el estilo de Diana Cabeza hace lugar por uno de sus primeros desarrollos para sentarse; se trata del Sofá Sensual Pampa realizada a fines de los años ’80 fusionando el cuero color suela con estructuras de metal. Los bancos Picapiedra y Rambla, con fusiones de hormigón, imposibles de trasladarse de las calles a un interior, aparecen documentados en el catálogo de la muestra que ahonda aún más en la obra y los conceptos de cada diseñador y suma a los conceptos de la curadora, los textos de los escritores Graciela Speranza, Juan José Becerra y Héctor y Flora Tizón.

Vale mencionar que Diana C. –quien es pareja del arquitecto Hampton, creador del bar El Taller y de muchos hogares que marcaron nuevos estilos en la arquitectura del barrio de Palermo– empezó investigando con materiales locales y a modo de homenaje a la emblemática silla que cada balneario marplatense pinta al tono de sus coloridas carpas, desarrolló una silla llamada Galletita con mimbre rescatado de los depósitos mimbreros del Tigre.

Puf “Tupac”, de Alejandro Sarmiento

Elegantisima aun con street wear, lleva pantalones a veces combinados con la estampas de Custo o de Martín Churba, el pelo rubio y largo, aros y collar de perlas, ella cuenta su método de pensar y realizar bancos democráticos en un documental realizado por Pampero Cine. Desde que en 2005 el estudio Cabeza ganó el Concurso de Mobiliario Urbano para Buenos Aires del que surgieron refugios para paradas de colectivos, bebederos y asientos pensados como mueble para la ciudad. Sus literas para las plazoletas se explayan por Puerto Madero, La Boca y también algunas plazoletas de Estados Unidos y España. La diseñadora confiesa que su conducta de diseño intenta emular la observación de paisajes acostada sobre una roca.

La segunda conducta y referente del diseño actual corresponde a Alejandro Sarmiento, un experto en el reciclaje de botellas de gaseosas y aguas que devienen ingeniosas piezas de design luego de que él las corta y las procesa con una herramienta casi anacrónica: un cuchillo símil al de los gauchos que lleva una pieza símil huesito caracú en la punta.

Muchas de sus creaciones con descartes aparecen exhibidas en la sala de arte contemporáneo de Malba vía una “Materialoteca”, suerte de estante de ferretería con gabinete de ciencias construida en plástico, donde conviven tanto una lámpara hecha con una azucarera de melamina negra, otra con falsos caireles hechos con cintas de Pet en color verde, y un display de piezas y piecitas en miniatura que participaron de los procesos. Para quienes prefieren la ironía y jugar al sentarse que la severidad de un sillón inglés o un modernísimo y austero sillón de Mies van der Rohe, Sarmiento propone una serie de puffs: los asientos lúdicos admiten el puff Mar del Plata (2004) inspirado en la posición cola para arriba y la moda del cola less de las chicas que toman sol en la playa y el Tupac, un desarrollo de 2004, cuyo asiento son pelotas de colores deformadas y vestidas con un maillot rojo.

El espíritu fetichista y celebrante de las curvas y la lencería femenina, le interesa al diseñador tanto como las variaciones sobre parlantes o un sistema de construcción con redes poliédricas: uno de sus actuales nuevos proyectos remite a una línea de ropa interior hecha en goma y sin costuras, que evoca el mundo pinp up porteño resumido en los calendarios de los talleres mecánicos.

Banquetas de quebracho “Brancusi”, de Usos.

El asiento más solido en apariencia se desprende de una serie hecha con estructuras de hierro cubiertas con tiras de caucho reciclado, se llama silla Ruberta Iron y su imaginario cita las huellas de los motoqueros sobre el pavimento caliente.

Otro de los desvelos de diseño es el proyecto Querencia, una pared de inflables que se une entre sí con picos de botellas de Terma y Coca Cola y tiene dejos de una maqueta acerca de estructuras moleculares con el espíritu lúdico de una caminata lunar –esos globos para saltar que se anclaban en ferias populares–.

Muzi lo califica de diseñador indie con anclaje en el rock: mientras estudiaba en La Plata, la ciudad donde se radicó al llegar de Coronel Villegas, Sarmiento integró “Las Canoplas” compuesta en su mayoría por egresados de diseño gráfico y a la cual veneran las nuevas bandas de la escena de rock de esa ciudad. Mientras que varios de diseños fueron premios en el circuito internacional, en 2007 la obra de Sarmiento fue incluida en un libro que la editorial inglesa Phaidon dedica a los 100 diseñadores industriales más influyentes de la escena actual.

La tercera Conducta de diseño propuesta por Muzi remite a las coloridas y bellísima piezas de Usos, con influencias del pop, el colorido de las texturas del norte y las influencias de Oriente.

Banco topografico” y banquitos “Alfil”, de Diana Cabeza.

Por un lado, sobre una plataforma hay una serie de pequeños muebles de clara inspiración folclórica: la sillita mazamorrera en madera y tientos de cuero crudo, algunas banquetas de apariencia japonesa, que fusionan al tiento con el cedro, fusiones de cuero de un bombo con pata de metal de la que se desprende una mesa tecnofolk .

Los diseñadores Arturo de Tezanos Pinto y Carlos Gronda, formados en diseño en la Universidad de Córdoba pero que crecieron y actualmente viven en Jujuy, suelen bautizar a sus colecciones con nombres de mujer, en homenaje a sus madres y a las pachas.

La colección debut en el diseño de muebles del dúo se llamó “Atada” y la presentaron en una casa de la Quebrada con una puesta que admitió BKF vestidos con fundas de aguayos (a los clásicos del diseño argentino los habían encontrado olvidados en una casa con piso de tierra). Le siguió “Zafra”, inspirada en la cultura de los zafreros y su espíritu nómade, de ahí que las piezas deben ser aptas para desplazarse y entre ellas descuella una mesita que se puede hacer valija y llevarse de picnic.

En 2005, decidieron llevar el colorido de los disfraces del carnaval del norte a una serie de muebles exuberantes en las formas y el uso de la paleta de colores. La propuesta se llamó “Carnavala” y entre ellas cautiva la banqueta Rolliza (2005) en cedro y cardón, que contiene pliegos con cojines rosados, fucsias y anaranjados y recuerda a un xilofón. El homenaje al pop alcanza su clímax en la mesita de luz Tinku, que integra la colección “Charmirí” –una voz que en Aymará significa algo entre lo hermoso y lo raro–. La mesita para leer tiene tapa de madera, estructura de hierro y esferas de madera en tonos celeste, rosa Dior, símil cuentas de collares y confites a modo de patas. El colorido y los artilugios tienen su correlato en un pie de cama en turquesa y mesitas contenedoras al tono, con más pompones de madera multicolores y que recuerdan el tocador de una casa de muñecas, y la asociación no es caprichosa: así como en su diario de inspiración los diseñadores enuncian las puertas verde turquesa de los ranchitos norteños, los bocetos y las máscaras y los trajes de Carnaval, elementos que se proyectan en la sala del Museo junto a la instalación de sus muebles, vestido con camisa y elegantísima foulard verde, Carlos Gronda confirma que su colección de muñecas –sí, Barbies– supera ya las mil piezas.

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