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Viernes, 2 de enero de 2009

EL MEGáFONO)))

En el nombre del padre

 Por Diana Maffia *

Un razonable sentido común alcanza para saber que para evitar el aborto hay que evitar los embarazos no deseados, y cualquier estudio serio indica que para eso hace falta educación sexual y acceso a la anticoncepción. Este año, en materia de anticoncepción, la gestión de Mauricio Macri ni siquiera cumplió con lo elemental: ejecutar el primer millón de pesos que por ley ingresan por el juego de Bingo para la licitación de anticonceptivos. Algo que merecería un sumario administrativo para deslindar responsabilidades, ya que las carpetas estaban presentadas desde el mes de mayo. A último momento se efectuó una compra por la mesa de ayuda (uno de los tres mecanismos con los que el ejecutivo no acierta a resolver la cuestión de medicamentos e insumos hospitalarios) que no alcanza la totalidad de lo solicitado ni del presupuesto mínimo disponible. Una vergüenza.

El 2009 será peor. El 23 de diciembre fue la sesión de presupuesto, que debía comenzar a las 11 pero empezó a las 18.40. Para la sesión más importante del año legislativo no tuvimos los textos ni los datos sino a último momento, y los cambios continuaban en las inquietas visitas de banca a banca y fuera del recinto que son marca registrada de la casa. El presupuesto propiamente dicho se votó sin debate a las 4.20 de la madrugada del 24 de diciembre. Sólo unos minutos antes pusieron sobre nuestras bancas la “planilla de ajuste”. Una rápida mirada me permitió ver que habían recortado de modo feroz el presupuesto de salud sexual y reproductiva, que estaba solicitado en algo más de dos millones y terminó en 1.150.000. ¿A dónde había ido esa diferencia?

Todos los legisladores expresaron su preocupación por lo que se prevé como un año de crisis, por lo que se reclamaba un refuerzo en las políticas sociales del 2009. El Ministerio de Desarrollo Social, a través de su programa de Fortalecimiento a Organizaciones de la Sociedad Civil, incluyó un subsidio de tres millones de pesos a la Parroquia San Ignacio de Loyola.

Tres millones de pesos es el doble de lo que se gastará en el Programa de Igualdad de Oportunidades entre varones y mujeres, más del doble de lo que se gastará en anticonceptivos, la misma cifra con la que se pretende responder al abandono de la asistencia y reinserción de personas en toda la política social de adicciones.

Pregunté por qué se hacía esa transferencia, y me contestaron que “las paredes de la iglesia se vienen abajo”. En todo caso, se trataría de una inversión en patrimonio, y no en una imputación del Ministerio de Desarrollo Social. Pero para tener una idea de la desmesura, en el Ministerio de Cultura para la conservación de patrimonio, toda la Dirección General de Museos tiene asignados dos millones. El Colegio Nacional de Buenos Aires, cuyas paredes se vienen abajo junto a la Parroquia San Ignacio de Loyola, tiene asignados por el Ministerio de Educación 134.000 pesos.

Así es, hay un cristianismo espiritual de ética profunda, amor al prójimo y desprendimiento de lo material, y hay un cristianismo lobbysta que concurre a declamar el derecho a la vida cuando en la Legislatura queremos regular procedimientos para el aborto no punible, pero que concurre más seguido a solicitar tierras para sus emprendimientos, exenciones impositivas para sus instituciones, subsidios para sus colegios privados y transferencias de recursos para reemplazar con dinero público lo que debe hacer el ejecutivo de la ciudad en materia social. Y también, para restaurar sus edificios.

Y ya que estábamos cerca de la Nochebuena, pensé dónde nacería Cristo si le tocara hacerlo esa noche en Buenos Aires. ¿Elegiría alguno de los templos que en su nombre se han construido y que tanto cuesta conservar? ¿Lo haría en compañía de quienes se llaman pastores pero cobran sueldos del Estado y sostienen su culto con dinero público? ¿O debería conformarse con arrimarse a alguno de los miles de bebés que en la noche del 24 esperaron con mansedumbre en el centro de evacuación de Parque Roca (donde uno de ellos murió este año por falta de atención médica), o en la Villa 31 (donde a un adolescente se le dio esta semana por suicidarse bajo el tren luego de las 2 de la tarde, y nadie atendía para darle sepultura), o en las casillas penosas que sobre aguas servidas levantaron 19 familias en El Piletón (y siguen allí a pesar de una orden judicial)?

* Legisladora de la ciudad de Buenos Aires.

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