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Viernes, 27 de febrero de 2009

LA ALDEA GLOBAL

Quitame ese perfil

 Por Paula Carri

La violencia machista que no cesa, la brecha digital entre padres e hijos y una red social en ascenso constante son los elementos de uno de los temas de actualidad al referirse a la presencia web de las personas y la desaparición real de las mismas.

Cual si fuese una vecina famosa a la que se espía tras las cortinas, así el perfil de Marta del Castillo en Tuenti (http://www.tuenti.com) pasó a ser el centro de la escena. La adolescente, hasta entonces una chica común de 17 años, estuvo desaparecida desde el 24 de enero al 13 de febrero, fecha en que su ex novio confesó haberla golpeado y arrojado al río Guadalquivir en Sevilla. La red social Tuenti (http://www.tuenti.com) más popular de España actuó en un primer momento como recolectora de información sobre el paradero de la joven y como difusor de la imagen de Marta a fin de lograr su localización. Algunos de los acusados y la propia Marta eran usuarios de la red social y en sus páginas había información sobre el día del asesinato. Luego, los perfiles de la joven y del acusado fueron retirados de la red para evitar el morbo y el mal uso de parte de terceros. El protagonismo de las redes aparece a pocos días del intento de Facebook por hacerse de los contenidos de los usuarios a perpetuidad, y no sólo durante el tiempo en que cada uno esté suscripto al servicio como ocurre ahora. En la letra chica de las reglas y condiciones de uso se ofrecen variantes que van desde habilitar un perfil restringido para el grueso de nuestros contactos y otro ampliado, con acceso al total de nuestros datos posteados, para quienes de verdad conocemos, esto es posible en Facebook (http://www.facebook.com, por ejemplo) hasta la opción de borrar todo nuestro paso por allí con el navegador Chrome (http://www.chrome.com). En el caso de Tuenti, los contenidos alojados en los perfiles no pueden ser reproducidos. Los medios que los hayan reproducido “han inclumplido el aviso legal de Tuenti”, dispararon desde la compañía, quitándose toda responsabilidad. Pero más allá de la letra chica o de la letra grande, lo más conveniente visto el estado de la situación es no postear nada que no pueda ser visto masivamente, no dar datos comprometedores y saber que hasta nuestro futuro empleador —porque ésta es una tendencia en alza— podría ir a mirar nuestro perfil en las redes sociales. Y tampoco está de más recordar que, una vez subidos a la red, nuestros contenidos dejan de estar bajo nuestro control. A favor de la presencia web, en cambio, debe decirse que es de invalorable ayuda a la hora de enfrentar calumnias. Un sitio propio (o un blog, aunque esté alojado en Blogger (http://www.blogger.com) o en Wordpress (http://www.worpress.com), donde el contenido tampoco es del todo nuestro pero que está bien posicionado en buscadores a fuerza de trabajo y posteo) puede ser un socorro importante a la hora de defenderse de una acusación injusta o intento de desprestigio. En el caso específico de la joven Marta, su perfil relativamente público en Tuenti, el hecho de ser “conocida por todos” impidió la habitual acusación y desprestigio que en casos de violencia siempre recae sobre la víctima.

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