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Viernes, 20 de marzo de 2009

TEATRO

Creer o reventar

Cuatro mujeres emprenden –en Tren– el camino hacia Dios, el bienestar, la perfección o algo así.

 Por Guadalupe Treibel

Hay fanáticos en todo tipo de frasquito, color e ideología. Desde la canción al dogma, el camino del héroe que atraviesan está cargado de prejuicio. Pero, claro, el fan se justifica desde la incertidumbre, los problemas, la necesidad de entender, ser, querer algo más. Y, desde la religión, se hace evidente: de ahí que los diez personajes que inician su ruta de ida (y vuelta) a un congreso evangelista en Tren marquen un puerto ignoto para muchos, conocido por varios. Porque a más de uno lo cruza el haber ensayado la canción de misa, el justificar la fuerza de voluntad con una intervención divina o la parafernalia religiosa, cualquiera sea su forma.

En cuatro actos, las mujeres de la tercera obra del grupo Piel de Lava (Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa y Laura Paredes, ganadoras del premio anual S 2008 y con una interesante formación como actrices, autoras y directoras) bosquejan personajes perfectamente recortables y humanizados que describen a la creyente sufrida, desesperada y reencontrada, al star system pastoril (en ascenso y con nombre propio, con la pastora Viviana a la cabeza), las hermanas ¿unidas? por una tragedia, la embarazada descolocada, la depresiva y más.

Sin juzgar, se pasean por roles bien construidos (cada actriz asume múltiples personalidades, según cuál sea el acto), mientras asoma la humorada, no desde la burla fútil sino desde la descripción precisa. La realidad en sí misma es el gran chiste, se quiera o no. El vestuario –”normal”, gris– repunta en esa dirección y reviste la identificación.

Con dramaturgia y dirección de Laura Fernández junto al cuarteto Piel de Lava (formado en 2003 y con dos obras previas en su haber: Colores verdaderos y Neblina), el tiempo de estación a estación es preciso y, entre rieles, va acompañado de la experiencia multimediática que da la ventana del vagón: el afuera, en un video realizado por Agustín Mendilaharzu y Mariano Llinás (director de la sensacional y extensísima Historias extraordinarias, donde plantea sus propios caminos del héroe).

Ganadora del premio Mac Station a las Nuevas Tecnologías, la obra propone un viaje con una excusa: Dios es la meta. Y la llegada a la ciudad costera incluye una promesa: chau angustia, chau problemas, chau vida cotidiana. Si no existiera esa esperanza, no habría tren que aguante. Pero la fe ciega no es milagrosa. Y el regreso lo deja entrever, con mujeres cansadas, hasta incómodas.

Con pequeñas dosis políticamente incorrectas (como la adolescente representada por Gamboa que, con una risa extremadamente contagiosa, no duda en imitar a caídos en desgracia, mujeres que sesean o ¡a su propia madre parapléjica! O Edith, que no logra querer al “terrible” hijo de su marido Carlos y quiere escapar de su familia instantánea a toda costa), Tren es un recorrido por la desesperación: ser mejor madre, más flaca, más feliz, mejor pastora, única pastora, hija perfecta, hija, madre.

Mujeres que encuentran en la fe (y ni siquiera, algunas en un fin de semana lejos de casa) un grupo de pertenencia que las hace distintas, las hace sonar en primera persona entre miles de mujeres iguales, atrapadas por la ansiedad de ser, parecer, estar. Con Dios como objetivo o excusa, Tren las expone, al igual que expone la ficción de un congreso religioso, más parecido a un campamento que a una experiencia espiritual. ¤

Tren, de Piel de Lava, en Anfitrión Espacio Cultural, Venezuela 3340, todos los viernes a las 21. Entradas 25 pesos. Reservas al 4931-2124.

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