Tanto Jorge Rial como Viviana Canosa, los dos referentes del entretelón de la farándula, fueron calificados de machistas. “En los programas de espectáculos, independientemente del género de la persona a cargo de la conducción del programa, se utilizan expresiones y lenguaje sexistas”, enfatizan. Y aclaran que el machismo no es sólo la mirada de los hombres sobre las mujeres, sino la que (también) muchas mujeres propagan (y consumen). “El machismo es una concepción ideológica y, como tal, es reproducida también por mujeres. Y si bien estas expresiones se insertan en un contexto humorístico sirven para reproducir estereotipos de género –tales como la mujer sensual y/u objeto sexual– y para descalificar a la mujer y reducirla a su cuerpo o a su sexualidad”, marcan.

Algunas de las perlitas de la tele machista recogidas por el Observatorio fueron:

*) “La polémica es quién agarra mejor el caño (...) lo de las AFJP es una pelotudez al lado de esto”, dice Jorge Rial, en Intrusos en el espectáculo. “Con la expresión quién agarra mejor el caño el conductor introduce un juego de doble sentido que podría resultar al menos reductor y simplificador: el concurso de baile se reduce rápidamente a una competencia por quién tiene más habilidades sexuales”, considera el informe del organismo integrado por el Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi), el Comité Federal de Radiodifusión (Comfer) y el Consejo Nacional de la Mujer.

*) “Se los habría comido todos”, dice un panelista de Los profesionales de siempre en una fina ironía sobre qué hubiera hecho Carmen Barbieri con los 600 faisanes que la vedette Celina Rucci se compró para confeccionarse un vestido. “El chiste es discriminatorio por una razón estética y por una cuestión de género, pues cuando se trata de mujeres estas expresiones se recrudecen y la ridiculización es mayor”...

*) “Quiero saludar a todo el panel y en especial a Lucho que es un capo del machismo”, lee un mensaje Marcelo “Teto” Medina, en reemplazo de Lucho Avilés, en la conducción de Convicciones. “El conductor y los/las panelistas no sólo eligen leer ese mensaje, sino que aprueban y celebran la opinión y esto es visible por los gestos y las risas que siguen al comentario. En tanto la mujer aparece según el estereotipo de la escandalosa, la conflictiva, la emotiva, la competitiva; los estereotipos masculinos son caracterizados por su personalidad fuerte, dominante, racional y obsesionado por el sexo como único interés frente a una mujer.”

El documento del Comfer, el Inadi y el Consejo de la Mujer también califica de abuso emocional la cobertura de algunas situaciones en donde los derechos son bastardeados en nombre del show del chisme: “En el tratamiento que el programa Intrusos en el espectáculo otorgó al caso de la paternidad del periodista Alejandro Fantino enfrentaban al aire a la actual pareja del conductor y a la madre del hijo recientemente reconocido. Podemos pensar que existe una intencionalidad con la que se manejan situaciones emocionales intensas que podríamos caratular de abuso emocional. Parecería que temas fundamentales como los derechos de este niño o las obligaciones del padre quedan desdibujados por la trivialidad con la que se aborda el conflicto, recalcando la disputa entre las mujeres”.

Finalmente, el Observatorio pidió a los programas de chimentos que “colaboren con la equidad de los géneros”. Se corre el riesgo de pedirle peras al olmo. Pero, al menos, el informe avanza en una mirada no trivial sobre la liviandad con la que la tele se devora –al mediodía– la imagen de las mujeres.