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Viernes, 12 de junio de 2009

PERSONAJES

En Corea lo de “no pictures” va en serio

Un capítulo de la guerra fría con dos reporteras –Laura Ling y Euna Lee–, un botón nuclear y el secuestro de mujeres de telón de fondo de una pelicula que no terminó.

Podría ser una peli de la guerra fría donde Laura y Euna se infiltran para conseguir pruebas y terminan presas por los malditos orientales, pero no es una peli, dicen que la guerra fría terminó y, oh, el disparador del problema es el tráfico de mujeres. Las periodistas Laura Ling y Euna Lee están presas por haber entrado ilegalmente al territorio norcoreano. Ellas estaban realizando un informe sobre trata de mujeres para el sitio californiano de televisión por Internet Current TV y Corea no es esa clase de países que da visado especial a periodistas para que vayan a filmarle los delitos puertas adentro y después se lo muestren a todo el mundo.

Laura y Euna el 17 de marzo terminaron detenidas, en la frontera entre Corea del Norte y China, acusadas del delito de “actos hostiles” por entrar ilegalmente en territorio norcoreano. ¿Hay infracciones a las normas migratorias coreanas? Sí. ¿Hay otra manera de hacer periodismo que no sea con el pasaporte visado sólo para lo que los gobiernos quieren mostrar? Sí. ¿La trata de personas puede convertirse en un negocio sin fronteras ni ideologías? Sí ¿El tráfico de mujeres puede también ser utilizado como el nuevo argumento del FBI para intervenir naciones que estén en la lista negra de las listas negras de los que no son benditos héroes occidentales? Yea.

La historia de Laura Ling, de nacionalidad coreoestadounidense, y Lee, de origen chinoestadounidense, es un thriller periodístico internacional que no se terminó de escribir. El 8 de junio las dos fueron condenadas a cumplir 12 años de prisión. Las dos cronistas trabajaban para un canal que dirige el ex vicepresidente Al Gore. Por eso, la condena judicial motivó que el actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama se declare “muy preocupado” por la sentencia. Obama dijo que hará “todo lo posible” para lograr la liberación de las ciudadanas estadounidenses. Pero, por ahora, Barack no alivianó a las cronistas. El juicio —¿justo?— contra las dos periodistas determinó en cinco días una condena que les quita la libertad por más de una década. Lee tiene una hija de 4 años —con la que podría volver a vivir recién cuando su niña cumpla los 16 años— si la sentencia coreana se cumple a rajatabla. Por ahora, no parecen ser muy flexibles en la cárcel. La mamá presa apenas tuvo permiso una vez para llamar a su familia desde su lugar de detención.

El código penal norcoreano dice, en su artículo 63, que se castigará con penas de 5 a 10 años a los extranjeros que recaben información dentro de sus fronteras. No son periodistas frendly. Es cierto que seguramente las reporteras lo sabían. Y que el conflicto también aparece en medio de las tirantes relaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte por los ensayos nucleares del país oriental. Por esta razón, no son pocos los analistas que especulan con que la dureza de la condena a las reporteras es un mensaje para el gobierno estadounidense. Si con dos periodistas son duros, imagínense si se trata de disputarse el botoncito rojo. De nada sirvieron, por ahora, las advertencias del domingo último de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, que amenazó con volver a incluir a Norcorea en la lista de países que promueven el terrorismo.

Reporteros Sin Fronteras y la Women’s Media Foundation encabezan los reclamos. A través de un comunicado, RSF expresó: “Esta condena a doce años es un impacto terrible para todos los que no han cesado de proclamar la inocencia de Laura Ling y Euna Lee. La sentencia ha ido incluso mucho más lejos de lo que nos temíamos. Es urgente que las autoridades de Pyongyang reconsideren la decisión y permitan que las dos norteamericanas puedan regresar con sus familias”. En el sitio del organismo (http://rsf.org) puede firmarse la petición por la inmediata liberación de las dos mujeres.

En Argentina, la abogada Natalia Gherardi, codirectora del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), reflexiona: “En este caso, el primer derecho que está en juego es el de la libertad de expresión que cuenta con un gran reconocimiento en los tratados internacionales. Además está el derecho a la libertad y seguridad personales y a un juicio justo, sobre todo cuando está en juego la libertad física. Por eso, la diplomacia y la presión internacional son factores claves que pueden revertir esta situación. Es importante entender que, si bien estas dos mujeres están sometidas a las leyes de Corea, el límite a esas leyes son los derechos humanos”.

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