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Viernes, 14 de mayo de 2010

RESCATES

La chica del coro

Lena Horne
(Brooklyn 30 de junio de 1917 - Manhattan, 9 de mayo de 2010)

 Por Marisa Avigliano

Empezó siendo una chica más en el coro de bailarinas del Cotton Club de los años ’30 –donde los negros actuaban pero nunca eran clientes–, después fue la única negra en una orquesta de blancos y finalmente se convirtió un ícono en la historia de la cinematografía hollywoodense. Lena fue la primera actriz en firmar un contrato con un gran estudio (fue con la Metro Golden Mayer en 1942), y sin embargo nunca fue una estrella. Quizás por eso, cada vez que se la evoca se enumeran habilidades y logros por los muros derribados, como si las batallas ganadas fueran el modo ideal para describir a esta actriz y cantante norteamericana que siempre estuvo con la mano estirada esperando que llegue la otra posta para poder seguir. Quizás también fue por eso que Halle Berry la nombró cuando ganó el Oscar en 2001 (era la primera vez que una mujer negra ganaba como mejor actriz; en 1939 HattieMcDaniel había sido la primera afroamericana en subir al escenario cuando ganó como mejor actriz de reparto por su Mammy en Lo que el viento se llevó), porque Lena Horne siempre es referente, una negra en un mundo de blancos.

En los tempranos años treinta Lena era corista en los shows que Adelaide Hall daba en el Cotton Club y vocalista de Noble Sissle; en 1940 fue contratada como cantante por la Bigband de Charlie Barnet y fue ahí cuando Horne comenzó a destacarse; allí estaba ella, la negra “de piel no tan oscura” de gira por las ciudades y rodeada de blancos, allí estaba ella actuando en películas pensadas y dirigidas para un público negro, Cabin In the Sky de Vincente Minnelli (1942) y StormyWeather, de Andrew Stone (1943, el título de la canción más celebrada de Lena, un verdadero hit), allí estaba ella posando con su pelo negro ondulado y corto celebrando contratos y presentaciones. Pero los festejos no durarían mucho, la discriminación racial ganaba día a día más adeptos y lugar en los escenarios. Lena, que conocía bien el rechazo, comenzó a luchar a favor de los derechos de la comunidad afroamericana, de modo que no iba a cantar a los locales donde se ejercía la segregación racial y era quien organizaba protestas en el gremio (algunas de ellas apoyadas por varios actores, como Humphrey Bogart); su actividad política hizo que rápidamente fuera incluida en la llamada “lista negra” de Hollywood en los años ‘50, la caza de brujas del senador McCarthy.

El cine no era para chicas negras, el cine era para mujeres como Ava Gadner, así que Lena no tuvo más opción que refugiarse en el teatro y en la música, el glam del celuloide había llegado a su fin, Broadway la estaba esperando. Entre telones y camarines, y después de muchos años, volvió el éxito. A los sesenta y tres años su espectáculo The Lady and Her Music –donde contaba su propia historia–, estuvo un año en cartelera.

Recordada además por su interpretación de “Now”, la canción elegida para el documental del cineasta cubano Santiago Alvarez sobre la discriminación racial (un antecedente del videoclip) o por su risa contenida mientras cantaba el alfabeto rodeada de los personajes de “Plaza Sésamo”, Lena Horne, “la Cenicienta negra”, la que nació según el New York Times con 50 años de antelación, la que aparecía en los programas de la televisión norteamericana con su pelo canoso recogido para hablar de los encantos del show business, será siempre una hacedora de caminos, una intérprete capaz de hacer más triste todavía “Moonriver” y la que cuando el cine ya había quedado demasiado atrás, volvió para despedirse. Fue en 1978, cuando interpretó a Glindathegood en TheWiz, la versión de El Mago de Oz que protagonizó Michael Jackson.

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