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Viernes, 28 de mayo de 2010

DIEZ PREGUNTAS A ELOISA TARRUELLA *

EN ESCENAS

1 ¿Cuál fue tu primer acercamiento al teatro?

–Empecé de muy chiquita. Mi mamá fue una de las primeras integrantes del grupo Catalinas Sur y a los 3 años debuté en una versión de Fausto haciendo de diabla. A los 6 ya actuaba en la compañía y ahí fue cuando se me despertó conscientemente el bichito de la actuación y del espíritu comunitario. Los fines de semana ensayábamos, comíamos todos juntos, nos íbamos de gira: todo ese ritual de la cooperativa que me interesó desde esa época. A los 13 dejé el grupo Catalinas, empecé a estudiar con Berta Goldemberg y a los 17, cuando terminé el colegio, hice un cambio y decidí que quería ser directora de cine, así que fui a la Enerc. Cuando llegué, el portero me dijo “vos no vas a entrar acá” pero me puse todo el verano a estudiar y entré a los 17 años.

2 ¿Cómo te recibió el ambiente de cine siendo tan chica?

–Era pichona y no tenía formación pero para el laburo soy muy disciplinada. Las primeras semanas sentía que todos sabían muchísimo y yo hacía agua, sobre todo en la parte técnica. Pero después todos me venían a consultar en el área de dirección de actores, entonces compensé por ahí. Cuando me recibí, seguí la extensión de la carrera en el IUNA y empecé a dar clases de dirección de actores y realización en cine.

3 ¿Cómo fue el feedback cuando empezaste a dar clase para gente mucho más grande que vos?

–Creo que mucha gente pensaba “es mujer y chica, ¿ésta qué sabe?” pero el secreto es saber escuchar, tratar de no chocar pero a la vez saber poner los límites. Es posible pero es un aprendizaje. En la misma época empecé a tomar clases con Juan Carlos Gené en el Celcit y mi manera de enseñar dio un giro.

4 ¿Cómo surgió el documental Gené, en escena?

–Quería filmar un documental donde se valorara la forma de transmitir que él tiene, su trayectoria y lo que significa como personaje para nuestra cultura. Pedí un subsidio al Fondo Nacional de las Artes y me lo dieron. Armé un grupo de trabajo con Marcelo Albarracín, que produjo el documental, hizo la música y también fue alumno de Gené, y empezamos a filmar las clases y las entrevistas. Fue una experiencia muy rica.

5 ¿De qué se trata Amorar, tu nueva obra de teatro, escrita por vos, donde también actuás y dirigís?

–Es una historia de amor que tenía muchas ganas de contar. Tiene que ver con la memoria y cómo a través del recuerdo volvemos a estar con esa persona que ya no está. El recuerdo como puente para volver a transitar viejos momentos de pareja. La obra empieza cuando Julia y Ulises se están separando y ambos vuelven en el tiempo desde su propio punto de vista, que siempre es diferente que el del otro. La manera de mirar las cosas es distinta entre el hombre y la mujer.

6 ¿Cómo definís esa diferencia de miradas?

–En general, creo que las mujeres somos más concretas, más observadores que los hombres y bajamos a tierra algunas cuestiones que deseamos concretar. Tal vez porque somos nuevas en esto de hacer todo lo que deseamos y que no se nos mire mal.

8 ¿Te gustó tanto el personaje que creaste que no quisiste dárselo a otra actriz?

–Tenía ganas de volver a actuar y pensé que podía hacerlo bien. De todas maneras en la mitad del proceso de ensayo vino Ludmila Rapoport, que fue nuestra entrenadora actoral, a dar una mirada externa y fue muy valioso para reafianzar y corregir. Si bien yo me filmaba y miraba las escenas, no es lo mismo. Ahora estoy muy conforme con el resultado final.

9 Trabajás desde varias disciplinas ¿qué opinás de los cruces de dispositivos?

–Hay obras donde me parece que está bien utilizado pero son las menos. Me parece que a veces hay una necesidad de poner el recurso pero no tiene una función dramática. Hay una cosa que dice Gené que es verdad: los dispositivos en escena tienen que servir para más de dos cosas, si no no sirven. En cine también pasa, siempre hay que preguntarse “¿para qué pongo esto en la escena?”.

10 ¿Qué libros, películas o personas te inspiraron en tu recorrido?

–Annie Hall de Woody Allen. Hay muchas cosas de la obra que salieron de ahí. También Los amantes del círculo polar de Julio Medem me marcó. Las películas de Buñuel me fascinan y Lucrecia Martel me parece una mujer sumamente creativa que trabaja todos los aspectos, desde lo sonoro a nivel dramático hasta el montaje. Es un referente muy interesante.

* Eloísa Tarruela, actriz, dramaturga, directora de cine y teatro, docente y egresada de Enerc y IUNA. Se formó con Juan Carlos Gené y Verónica Oddó, entre otros. Filmó el documental, Gené, en escena (2008) y ahora presenta Amorar, su primera obra como dramaturga, donde también actúa y dirige. Funciones: todos los sábados a las 21 hs en el Teatro El Bardo, Cochabamba 743. Entrada $ 40. (Estudiantes y jubilados $ 30.)

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