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Viernes, 2 de mayo de 2003

INTERNACIONALES

“Habrá que seguir protestando”

Jane Stageman es británica y sindicalista. Ha investigado y escrito varios trabajos sobre mujeres y sindicatos. Fue, además, votante de Tony Blair, y en esta nota explica qué reacciones suscitó en Gran Bretaña la decisión del líder laborista de sumarse activamente a la guerra, alineándose junto a Estados Unidos.

Por Sonia Santoro

A la sindicalista británica Jane Stageman, el argumento esgrimido por el laborista Tony Blair –que Gran Bretaña debía sumarse activamente a la guerra contra Irak porque Saddam Hussein representaba “una amenaza terrorista”– para justificar la intervención británica en el conflicto la incomodó desde el principio. Ahora que el capítulo Irak parece cerrarse y Estados Unidos amenaza con seguir por Siria, Stageman considera que lo que se puede hacer es insistir con la protesta. Confía en que la participación ciudadana pueda seguir creando conciencia sobre la guerra en todo el mundo y que a largo plazo las cosas cambien: “Estos procesos tardan mucho pero a menos que nos conectemos y protestemos, no pasa nada”.
Stageman vive en Leeds, al norte de Gran Bretaña, donde los últimos 15 años fue gerente de una unidad de desarrollo del gobierno. Está en Argentina desde hace 8 meses haciendo una especialización en management. Es sindicalista del ASTMS, sindicato de profesionales. Y también, desde fines de los 70, época en que en el Reino Unido hubo mucha lucha de las mujeres para conseguir una mejor representación sindical, ha escrito varios trabajos sobre mujeres y sindicatos. “Empecé a unirme con mujeres y ver cuál era su experiencia dentro de los sindicatos. Me preocupaba que las voces de las mujeres en los sindicatos no fueran las más escuchadas. Y me di cuenta de que eran excelentes como sindicalistas pero que los varones nunca las dejaban llegar a los puestos sindicales”, cuenta.
–¿Es laborista?
–No ahora (risas). Mi ideología está de acuerdo con los que quieren conseguir mejores condiciones laborales. Mucha gente en el Reino Unido, incluidos los de los sindicatos, han apoyado al gobierno. Sin embargo no coinciden en cuanto a la guerra.
–¿Cuál fue el argumento de Blair, hacia el interior de Gran Bretaña, para justificar su participación?
–Que él creía genuinamente que había una amenaza terrorista de Saddam Hussein. Que él pensó que a través de esta acción iba a poder ser una especie de intermediario entre Estados Unidos y la Comunidad Europea. Sin embargo, porque muchos de los países fuertes de Europa estuvieron contra la guerra, y porque afirmaron que no aceptarían una resolución de las Naciones Unidas para apoyar la guerra, tuvo que elegir. Y eligió apoyar a Estados Unidos.
–¿Cuál fue el rol de la reina?
–Ella no puede hacer comentarios públicos.
–¿Y el de la Iglesia?
–La Iglesia ha estado en contra. Habló muy fuertemente contra la guerra y se unió en una cantidad de champañas.
–¿La Iglesia apoya a Blair?
–La Iglesia está separada de la política, por lo tanto no apoya a ninguno de los partidos, no se mete en temas políticos pero hablan de temas morales. Y este es un tema moral: en la guerra hay gente que es asesinada.
–¿La sorprendió la decisión de Blair?
–Sí, mucha gente se sorprendió. Pero la gran sorpresa es la reacción masiva contra la guerra que viene de todos los sectores. En el Reino Unido se produjeron las manifestaciones más grandes de todas las guerras, antes y durante esta guerra. Las mujeres han estado muy comprometidas en las marchas y manifestaciones. Es muy interesante porque muchas mujeres entraron en la política en esta lucha contra la guerra. Muchas chicas jóvenes o mujeres de clases altas se comprometieron. Hicieron manifestaciones con velas, a través del silencio, escribieron cartas o firmaron pedidos a los representantes.
–¿Ha surgido algún grupo?
–Hay algunos grupos específicos de mujeres contra la guerra. Las mujeres de negro es una organización global pero hay un grupo con base en Gran Bretaña. Ellas empezaron con Kosovo internacionalmente. Hacen vigilias silenciosas en todo el país. Hay un grupo formado por mujeres iraquíes y no iraquíes, que tiene una agenda más amplia que la guerra porque lo que quiere es que terminen todas las sanciones contra Irak, porque las acciones de embargo han causado tanta pobreza y la guerra lo empeora todavía más... Ellas empezaron antes de la guerra pero ahora ampliaron su trabajo. Siempre ha habido en Inglaterra grupos que trabajaban para la paz, entonces, ahora hubo una conexión entre estos grupos para luchar contra esta guerra. Por ejemplo, cerca de Leeds, hay una base de misiles de Estados Unidos y un grupo de mujeres se reunía porque no quería esta base. Las mujeres rodeaban esa base con cosas que podían sobrepasar la altura de ellas, por ejemplo, con barriletes. También se encadenaron a las rejas.
–¿Siguen estando las bases?
–Una de ellas cerró.
–Bagdad cayó y las marchas o las cartas no parecen haber hecho mucho contra la decisión de Estados Unidos.
–Pero hay que seguir haciéndolo. Si hay algo bueno que va a surgir de esta guerra es la conciencia global de este tema. Mucha gente que empezó a participar ahora se pregunta si el gobierno realmente tiene conciencia o sabe cómo manejar las cuestiones globales. Una vez que la gente empieza a asumir responsabilidades individuales toma conciencia de por vida. Para un país rico como el Reino Unido, es muy importante que la gente se solidarice con otros que no han tenido las mismas posibilidades y que presionen para que ocurran cosas. Estos procesos tardan mucho pero a menos de que hagamos los links, las conexiones, y protestemos, no pasa nada.
–Cuando la noticia es que Estados Unidos ahora puso la mirada en Siria, ¿qué piensa?
–Que hay que seguir protestando.
–Se está planteando un nuevo orden en el mundo. ¿Cómo cree que esto afectará las relaciones laborales?
–Es difícil de decir. Pienso que el rol de las Naciones Unidas es muy importante en las próximas semanas o meses porque hasta el momento hay dos caminos. Blair parece querer que las Naciones Unidas estén más involucradas en esto. Y esa relación es muy importante para trabajar el nuevo orden internacional
–¿Votó a Blair?
–Sí. El gobierno de Blair hizo muchas cosas buenas. Ha hecho mucho para crecer el sector público: los servicios de salud, las escuelas, trabajó con los sindicatos. Y la guerra es realmente la primera gran diferencia.
–¿Lo volvería a votar?
–Lo pensaría muy cuidadosamente.

Sindicatos y mujeres en Gran Bretaña

A Stageman le parece un logro “impresionante” que se haya aprobado la Ley de Cupo Sindical en Argentina, que establece que todos los sindicatos deberán tener en las elecciones una representación de un 30 por ciento de mujeres. En Gran Bretaña, explica, la ley permite “acciones positivas” pero no insiste en su cumplimiento. Desde 1975, hay en ese país una legislación de igualdad de oportunidades que da derecho a tomar acciones positivas en algunos sectores. Desde entonces los sindicatos pueden elegir incrementar las cuotas de mujeres. “Pero hoy las mujeres tienen que hacer campañas en sus sindicatos diciendo que usen esta legislación. El sindicato UNISON, el más grande de Gran Bretaña porque representa a todos los empleados públicos, fue el primero que adoptó esta medida, en 1993 -comenta Stageman–. Pero aún cuesta lograr que los varones acepten que lo que ellas plantean va en serio. Ha llevado 7 años lograr una representación, en comisiones clave, proporcional a su membresía (70 por ciento) en el sindicato. Sin embargo, este cambio ha significado que la cultura de los varones esté finalmente cambiando”, dice.
Según Stageman, el problema más grande para los sindicatos es el bajo nivel de organización. Por eso el Trades Union Congress, una organización paraguas del tipo de la CGT, creó una escuela para formar organizadores sindicales.
A pesar del desarrollo del sector, si bien hay igual cantidad de mujeres que de varones en las fuerzas de trabajo, las mujeres ganan 3/4 partes de lo que ganan los hombres. “El movimiento sindical de Gran Bretaña contrarresta este aspecto a través de un programa de alcance nacional para capacitar la mayor cantidad posible de trabajadores como Representantes con Igualdad de Salario –comenta–. Tiene el derecho automático a participar de cualquier negociación. Otra estrategia consiste en alentar enfoques de partnership (asociación de iguales) con los empleadores. Se usaron argumentos para convencer a los empleadores de que resulta un buen negocio adoptar políticas de igualdad en el trabajo. Por ejemplo, disminuyen las ausencias por enfermedad y se construye una fuerza de trabajo comprometida, flexible y motivada.”
Hay algunas medidas muy positivas en cuanto a licencia de maternidad y paternidad. Por ejemplo, acaban de introducir licencia parental. “Madres y padres pueden tener tiempo libre antes de que los chicos cumplan 5 años”, dice. Y después de los cinco años pueden conseguir trabajos con horarios flexibles. Esto más allá de que cuando el bebé nace la madre tiene 6 meses de licencia con algún tipo de pago.
“No quiero dar la impresión de que todo es perfecto. También hay todo un problema con el cuidado de los chicos. Las familias se han ido mudando, cada una tiene sus necesidades, entonces hay menos ayuda familiar y las guarderías no son suficientes. Y si las mujeres no tienen quien se quede con los chicos no tienen cómo acceder a su derecho a trabajar”, agrega.

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foto: malala fontan
 
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