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Viernes, 7 de enero de 2011

EL MEGáFONO)))

La xenofobia es hacia los pobres

 Por Margarita Garcia Robayo *

Yo suelo pensar –y no es ninguna originalidad– que la xenofobia suele aplicarse sobre todo cuando se trata de pobres. El desprecio hacia los pobres tiene tantos nombres como pobres las sociedades tercermundistas, como ésta; y los inmigrantes, en general, son pobres y por lo tanto víctimas de manifestaciones de desprecio que, en este caso, han decidido llamar xenofobia. El punto es que creo que siempre la clase media va a encontrar nuevas formas de despreciar a los pobres.

Dudo de que Mauricio Macri se exprese de la misma manera para referirse a un empresario ecuatoriano asentado en Argentina; y si ese empresario resulta ser oscurito, no será más que un toque exótico que se suma a su condición exótica barnizada en Harvard y que sienta tan bien en Puerto Madero.

En mi caso nunca me he sentido especialmente discriminada por inmigrante, no en vivo y en directo, porque, por guarango que suene, no parezco pobre. Pero hubo una vez que quise hacer un trámite por teléfono en una oficina pública y la mujer que me contestó fue bastante brutal. Nunca le dije que no era argentina, pero mi acento me delató y la mujer me dijo: “Vos no podés hacer ese trámite”. Y yo: “¿Por qué?” Y ella: “Por la tonada”. Y yo: “¿Qué?”. Y ella, con todo el desprecio posible: “Vos no sos argentina, no podés hacer este trámite” y colgó. Y resulta que sí podía.

Después fui a la oficina, hice mi trámite perfectamente. Me quejé, por supuesto, y el tipo que me atendió dijo: “Debió ser una confusión”. ¿Una confusión de qué? ¿De estrato social? En fin. Y por otro lado lo que sí me ha pasado en estos casi seis años que llevo en Argentina, por ser colombiana, por ser mujer y por ser joven, es que por momentos me siento como un monito de feria.

A veces les agarra esa especie de condescendencia disfrazada de simpatía que consiste en hacerte repetir lo que dices para oírte la tonada o empezar a aplaudir en una fiesta y pedirte que bailes o mirarte de una manera ni siquiera despectiva sino como “asombrada”... Es un clásico de las películas norteamericanas: el hombre blanco frente al indio, o bien, el terrícola frente al extraterrestre. Es esa reacción que consiste en demostrar superioridad ante lo distinto, lo cual está muy cerca del desprecio. Y eso, en Buenos Aires, lo he percibido algunas veces.

Por otro lado, estuve por temporadas en varios países y nunca vi políticas de inmigración tan abiertas y generosas como en Argentina, con lo cual se entiende que hay una tradición de puertas abiertas que es lo que hace a ese país tan apetecible y atractivo para quienes decidimos emigrar; no digo sólo que por el hecho de poder instalarte sin mucho problema sino por la diversidad que te encuentras y por la cabeza de una buena parte de la gente, que está preparada y dispuesta a recibir a quien llega, con las salvedades que siempre existen.

* Margarita nació en Colombia y vive en Argentina. Escribió el libro de cuentos Hay ciertas cosas que una no puede hacer descalza (Planeta, 2009 y Destino, 2010), que fue traducido al italiano por la editorial Marcos y participó en la antología de las mejores crónicas de la revista Soho, publicada por Editorial Aguilar en 2008. Más información: www.margaritagarciarobayo.com

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