las12

Viernes, 14 de enero de 2011

MONDO FISHION

Los atavíos del macho

 Por Victoria Lescano

Como correlato de la Fiesta Nacional de Chamamé, cuya reciente gala de apertura admitió una rave y los sonidos de la nueva ola del folklore –de Terraplén a Tonolec–, el Museo Provincial de Bellas Artes J.R. Vidal (San Juan 634) exhibe en Corrientes durante todo enero Bien Caté, una muestra de docenas de trajes emblemáticos del estilo chamamecero y que documentan una investigación sobre el uso de bordados florales entre los hombres del área rural de Corrientes.

“Considero que acá en Corrientes los hombres son como las aves, el macho es quien tiene mayor colorido y plumaje”, sentencia Hada Irastorza, licenciada en Bellas Artes, experta en gestión cultural, cuyo currículum demuestra continuas asociaciones entre arte y estudios regionales. Y también diversas becas de la Fundación Antorchas a la incursión en “Aproximación Artístico Antropológica a las Fiestas Patronales”, una investigación de las fiestas patronales de Santa Ana en la East University of London en 2006 plus “Hilando Historias entre Cobijas y Jergas de las Mujeres Correntinas” y la organización de cada nueva edición de la Semana de la Moda de Corrientes.

Entre los trajes, corraleras, bombachas barrocas y chalecos allí desplegados, cautiva la imagen de la Virgen de Itatí bordada con canutillos en la espalda –perteneciente al placard para sapukayes de Alfredo Ellero, un lugareño quien cada año abre la procesión y el festejo chamamecero–, estampas del Gauchito Gil, nidos de abeja, ramilletes de flores multicolores sobre una corralera en estampa de tartanes, prints bordados a mano de rosas, ceibos y claveles como manifiesto ornamental de la región.

Continúa Irastorza: “Las técnicas que aparecieron en mi búsqueda admiten tanto bordados a mano con hilos de coser o hilos de bordar, otros con lentejuelas y pedrerías y a máquina a pedal y eléctrica, y demuestra los cambios y mutaciones que aparecen en la estética, pues hay piezas pintadas a mano, a mi criterio influenciada por las enseñanzas del canal Utilísima Satelital”.

Vale destacar que su muestra es apenas un boceto de una investigación premiada por el Fondo Nacional de las Artes. Como precursor para esa disciplina, ella destaca a Antonio Tarragó Ros padre: “Fue el primer chamamecero en usar este tipo de trajes, un poco como homenaje a Carlos Gardel, a quien él admiraba y quien había usado en una época unos sacos bordados junta a un chiripá. En Corrientes se adoptó la bombacha en vez del chiripá y el saco se acortó para lucir la rastra. En la muestra tengo una veintena de trajes de diferentes procedencias: algunos de chamameceros conocidos, como Juancito Guenaga de Curuzú Cuatiá, y otros de habitantes de zonas rurales”.

¿Se puede hablar de una influencia femenina en la escena y la estética chamamecera o la escena es ciento por ciento masculina?

–Si bien la mayoría son hombres, hay una participación femenina mediante músicas ya conocidas como Ramona Galarza, Teresa Parodi, las Hermanitas Vera, Ofelia Leiva, y también nuevos nombres como Gisela Méndez Ribeiro. Ella es quien junto a otras dos mujeres y un hombre compone una agrupación chamamecera joven. La pareja de Gisela es cineasta y está haciendo una película sobre las mujeres en el chamamé (la extensa galería YouTube exhibe sus modos indumentarios construidos con vestidos blancos largos de paisana para pasarela 2010 y otros con bordados cercanos al ñandutí, pero contemporáneos en sus morfologías).

Pero la construcción del plumaje de esos pavos reales que describe la curadora es producto de manos de bordadoras, y son ellas las invitadas especiales para mostrar sus labores y el modus operandi en vivo, en el contexto de la muestra de estilos regionales. “En ocasión de la apertura tuvimos a una bordadora de San Luis del Palmar y durante el jueves y hoy invitamos a Violeta Rivas, de Curuzú Cuatiá, quien borda con una máquina Singer y aprendió el oficio con las monjas del colegio María Auxiliadora. Además de hacer bordados a pedido, ella trabaja como empleada doméstica. Pero elegí también a mujeres que bordan atuendos para quienes viven en zonas rurales como el Paraje Rincón del Diablo y animan bailes de la zona. Destaco a Mimi Canteros, cuyas labores me encantan: si bien no es experta en la técnica del bordado a mano, se anima a improvisar y afirma que ‘todos sus bordados salen de su imaginación’. Borda para toda la familia: los hijos, los sobrinos, el marido y el conjunto de su hermano. La invité a venir a bordar a la muestra, pero se rehusó.”

Compartir: 

Twitter

 
LAS12
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.