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Viernes, 25 de febrero de 2011

PANTALLA PLANA

Complejo adolescente

Después de cuatro exitosas temporadas y dos elencos de culto, la tira Skins –que acaba de estrenarse en Gran Bretaña– renueva staff y presenta una nueva generación teen de outsiders.

 Por Guadalupe Treibel

Cuando, mes y medio atrás, el tráiler inaugural daba cita al debut de su quinta temporada, la promo de la tira sensación Skins anunciaba la hecatombe: desnudos sobre un fondo negrísimo, los recién-nacidos personajes caían como moscas y, al son de la acertadísima “Ready to Start”, de Arcade Fire, tomaban la velocidad del sol hasta darse flor de zurra contra el piso. ¿Será que la tercera generación sentirá el puño (y la letra) de los guionistas? No sería de extrañar: en las pasadas cuatro temporadas, los (anteriores) jovenzuelos de Bristol, UK, vivieron sobredosis, menopausia precoz, bulimia, psicosis, (des)orientación sexual, principio de autismo, enfermedades terminales, ¡el asesinato de un terapeuta celoso! y padres ausentes, hippies, ultraconservadores, inmigrantes, infieles, ególatras... Claro que no todo fue una pálida: entre crisis y crisis, hubo tiempo para irse de fiesta, tener sexo, viajar, enamorarse y tomarse cuanto éxtasis u hongo estuviera al alcance de la mano.

En los primeros capítulos de la new season –que reseteó staff y presentó a una nueva troupe de inadaptados–, las drogas de diseño parecen haber dejado el camino abierto para la old-fashioned marihuana y unos tragos de bebidas blancas. En un plan más lúdico (al menos, por ahora), Skins volvió al espíritu de su primera temporada: el hedonismo. Claro que, sin repetir y sin soplar, tuvo que barajar de nuevo, dar forma a historias de vida distintas, aunque ceñidas –claro– a la estética cool acostumbrada, los personajes identificables, los vestuarios envidiables, el buen humor y un soundtrack con timing perfecto, digno de ser compilado.

Así, la primera entrega puso en el ojo de la tormenta a Franky Fitzgerald (en la piel de Dakota Blue Richards), una andrógina y creativa muchachita, adoptada por dos papás, que gusta vestirse de niño de los ‘50 y lleva cara de pocos amigos. Outsider, llega a la escuelita Roundview y, dicho y hecho, no encaja. “El circo llegó a la ciudad”, dirá la popular, blonda y pecosa Mini McGuinness (Freya Mavor) al verla por primera vez. Y nace la rivalidad. Al mejor estilo Chicas pesadas, el film de Tina Fey, la hot girl pone a su séquito contra la niña La Roux. Aunque, con el devenir de los 40 y tantos minutos, las cosas darán un vuelco... y otro... y otro...

Es que la reina abeja no es tan segura ni experimentada como aparenta. Obsesionada con su cuerpo, tener sexo con su novio rugbier (Nick, interpretado por Sean Teale) le significa tamaño trauma. Perder el dominio de sus tropas, también. Por eso miente, ejercita como una demente, desayuna menos granos de cereal de los que comería un canario, difama a las camaradas que no acatan sus órdenes al pie de la letra. ¿Se viene un quiebre nervioso? Ya veremos...

A Mini la acompaña Liv Malone (la morena Laya Lewis), chica sociable, que banaliza el sexo, sale de fiesta más de la cuenta y se toma todo a broma. Como buena amiga, Liv se preocupa por la blonda; aunque un momento de debilidad la acerca al rugbier más de lo que debiera... ¿Triángulo a la vista?

Luego está Grace Violet (Jessica Sula), una bailarina dulce y correcta, sensiblísima, que termina haciendo oídos sordos a los consejos de Mini para acercarse a Franky y el dúo freaky del pelirrojo fumón Alo Creevey (Will Merrick) y el pelilargo metalero Rich Hardbeck (Alexander Arnold). Sí, señoras, nace un nuevo grupo bajo el sol (nublado) de Gran Bretaña. ¡Ah! Falta el octavo pasajero: Matty (Sebastian De Souza), un misterioso muchacho que entra y sale de escena a piacere; sólo Dios sabe qué rol cumplirá en la tira. Por lo pronto parece haber leído la colección completa de Nietzsche y haberle hincado el ojo a la poco convencional Franky.

Recapitulando, la nueva temporada presenta a la andrógina, a la popular, a la partuzera, a la sensible, al metalero, al drogón, al deportista y al emo. Si la batidora logra dar profundidad y romper con los estereotipos, bien valdrá la pena quedarse a ver cómo sigue la historia y si Skins mantiene el sello “de culto” que ganó en buena ley. Como ganó premios Bafta, audiencias altísimas en Europa, una remake en Estados Unidos, un libro y –según se anuncia– un film a mediados de año.

Las actuaciones acompañan. Porque, nobleza obliga, la serie es una usina de talento brit. Aunque algunas temporadas, generaciones y personajes gusten más, otras menos, los actorcillos under-20 se las traen: los “viejos” Dev Patel, Nicholas Hoult, Kaya Scodelario, Hannah Murray o Lisa Blackwell, por mencionar sólo algunos, han tenido momentos –sencillamente– memorables. ¿Los nuevos fantásticos ocho tendrán los suyos?

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