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Viernes, 1 de julio de 2011

DIEZ PREGUNTAS A BRENDA ANGIEL*

LOS PIES EN EL AIRE

 Por Laura Rosso

1. Sos una de las precursoras de la danza aérea en nuestro país. ¿Cómo llegás a vincularte con la condición aérea de la danza?

–Empecé en 1994 casi de casualidad, sólo quería una imagen de bailarinas colgando con unas polleras y un ventilador que se las levantara (a la manera del film de Marilyn Monroe) para un momento de una obra, pero cuando me colgué me di cuenta que había un montón de movimientos inexplorados y me atrajo el poder ir descubriéndolos. Finalmente terminé estrenando mi primer espectáculo llamado Tres partes y una pared, en el Centro Cultural Rojas, donde todo lo que hacíamos era danza aérea. En ese momento yo no lo llamé así, sino que le puse ese nombre cuando empecé a dar el primer curso en el Rojas y no tuve más remedio que ponerle un nombre a lo que hacía. Eso fue en el ‘97.

2. ¿Qué requiere la práctica de la danza aérea?

–No tiene requisitos más que los elementos de seguridad necesarios para practicarla. Y muchas ganas de experimentar algo diferente, con una parte lúdica, y otra de técnica y trabajo coreográfico.

3. ¿Qué experiencias felices y cuáles más complicadas trajo aparejada la posibilidad de lanzarse al espacio colgada de arneses y sogas?

–Casi siempre son experiencias felices, de gira siempre existe un estrés ligado a cuestiones no manejables, como por ejemplo una vez que se perdió la valija con todos nuestros arneses (que son especialmente diseñados y no se venden en otros países). El resto siempre es feliz, ensayamos mucho para que el momento de salir a escena sea puro placer.

4. ¿Cómo definís la búsqueda coreográfica que realizás con tu compañía?

–La línea de investigación que sigo está ligada a la búsqueda del lenguaje coreográfico. La danza aérea tiene un bagaje de posibilidades y restricciones en el movimiento que ya los conozco, entonces hoy puedo ahondar más en el lenguaje. En mis últimas creaciones incursioné en transformar la visión del espectador a través de elementos multimedias, proyecciones y animaciones (como en el espectáculo Condición Aérea). En 8cho –tangos aéreos– lo más importante es la esencia del movimiento y hablar desde el movimiento en sí.

5. ¿Cuál es la diferencia –si existe– entre la recepción de tus espectáculos por parte del público argentino con respecto a otros países?

–En general el público es muy receptivo, tanto afuera como acá, aunque con el espectáculo de tangos es más caluroso acá. Percibo más entendimiento en lo que hacemos.

6. ¿Lo mejor y lo peor que te sucedió bailando?

–Es muy difícil elegir lo mejor porque hubo muchísimas funciones y públicos increíbles. Me impactó lo del año pasado, que estuvimos en el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá y fuimos programados en el Estadio El Campín, que tiene una capacidad para 6000 personas e hicimos 10 funciones, el público multitudinario de un estadio y su fuerza en los aplausos es muy emocionante. Nunca antes había sentido algo así. Lo peor tiene que ver con problemas técnicos o errores humanos desde la técnica, luces que no se prenden cuando se tienen que prender o, peor aún, se prenden cuando no se tienen que prender y dejan al descubierto escenas que no tienen que ser vistas por el público.

7. ¿Qué genera entre los bailarines ese ir y venir a gran velocidad?

–Yo creo que está presente “el sueño del pibe” de querer volar y en parte se logra a través del artificio de estar suspendidos en el aire. Se supone que la danza desde algún lugar siempre quiso vencer la ley de la gravedad (las bailarinas etéreas en zapatillas de punta de la danza clásica, y grandes saltos de los bailarines).

8. ¿Aparecía en tu imaginario la posibilidad de correr sobre las paredes o rebotar en sogas elásticas?

–Me cuentan que de chica era muy inquieta y no podía estar parada sin moverme o bailar, pero no me imaginé esto nunca... ¡y de grande tampoco! Cuando terminé el secundario tenía claro que me iba a dedicar a la danza a pesar de que en mi casa querían que fuera una profesional de alguna carrera conocida y tomase a la danza como un hobbie porque “de eso no se puede vivir”. Pero me rebelé y lo hice igual.

9. ¿Cuáles son los miedos/ansiedades que aparecen antes de la función?

–Siempre hay un miedo a que algo salga mal, aunque se ensaya mucho y está todo controlado, hay un factor que no se puede evitar y es que en un espectáculo en vivo, uno queda expuesto. Pero apenas arranca el espectáculo, y a medida que va transcurriendo, la mayoría de las veces prima el disfrute de lo que uno hace.

10. Si tuvieras que elegir una trilogía de libros que te hayan marcado, ¿cuáles serían?

–Muchos. Pero de los más reciente que leí puedo nombrar Las primas, de Aurora Venturini, La caja de los deseos, de Günther Grass y Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, de Haruki Murakami.

* Se formó en Buenos Aires y en Nueva York con grandes referentes de la danza contemporánea, como Alwin Nikolais y Merce Cunningham. En 1994 crea su propia compañía, con la cual se ha presentado en los festivales internacionales más renombrados. También es precursora en la enseñanza de la técnica de danza aérea en nuestro país.

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Imagen: Juana Ghersa
 
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