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Viernes, 2 de marzo de 2012

SOCIEDAD

Sumar de a uno

La propuesta fue lanzada por la abogada Susana Chiarotti en Las12 como parte de su evaluación sobre el juicio por la desaparición de Marita Verón. Para esta especialista en derechos de las mujeres, habría que comprometer a los sindicatos que “más consumen” prostitución –nombró específicamente a camioneros– para que detecten casos de trata. Aun cuando es evidente que no se les puede poner un oficio particular a los que pagan por sexo, el guante lo recogió el sindicato que agrupa a choferes de colectivos.

 Por Sonia Tessa

Hasta que vio la novela Vidas Robadas, en 2008, el secretario del Interior del Consejo Directivo Nacional de la Unión Tranviarios Automotor (el sindicato que agrupa a los colectiveros), Jorge Kiener, no sabía de la existencia de trata de mujeres. Como para tantas otras personas en la Argentina, aquella ficción del año 2008, basada en la historia de Marita Verón, fue para él un quiebre, al abrirle los ojos sobre una red delictiva que le resultaba insospechada. “Uno nunca pensó que podían existir esas cosas, nunca vivió que alguien pueda sustraer a otra persona, eso marcó un antes y un después”, dijo el dirigente gremial consultado sobre la propuesta lanzada por la abogada Susana Chiarotti en una nota de Las12, a propósito también del juicio por la desaparición de Marita Verón. La especialista en derechos de las mujeres planteó que se debe involucrar en el combate de la trata a los sindicatos que –se supone– más “consumen” prostitución. Kiener se manifestó “dispuesto a colaborar con todo lo que sea”.

Por su parte, la directora de la Oficina de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata, Zaida Gatti, considera interesante la propuesta de Chiarotti, pero puntualiza: “Me parece una propuesta viable no porque los considere consumidores, porque la verdad es que no podría directamente hablar de los camioneros como clientes. De hecho, los clientes son camioneros, electricistas, gerentes de bancos, empresarios, todos. Pero a mí me parece que trabajar con camioneros implica una apuesta fuerte como medida de prevención, porque ellos recorren las rutas de todo el país. Tenerlos como detectores de alguna manera de los casos de trata, y para el caso de que algunos de ellos sea consumidor, poder trabajarlo, es importante”.

Kiener aseguró: “Nosotros estamos dispuestos a colaborar con todo lo que sea relacionado a este tema, porque entendemos que es importante. Si bien yo no diría que todos lo hacen en nuestra actividad (los colectiveros), sino que se da más en otro tipo de actividades, porque la nuestra requiere de un servicio con pasajeros, donde el descanso es de 12 horas nada más. Pero no lo descartaría, aunque tampoco diría que todos lo hacen. Hay un consumo, por lo cual todavía existe esta actividad”, dijo el sindicalista, que manifestó que tanto los sindicatos como las patronales de transporte de larga distancia podrían colaborar. Incluso, hizo alusión a la resolución 565 de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte emitida en agosto pasado, en el que se ordena a las empresas emitir en el inicio de cada viaje un spot de un minuto, con los teléfonos para denunciar situaciones de trata. “Si sabés de algún lugar donde puede llegar a haber personas privadas de su libertad o siendo explotadas, llamanos. No importa dónde estés, no tengas miedo. Tu llamada va a ser completamente confidencial. No le demos un minuto más a las organizaciones que se dedican a la trata de personas”, dice el video que puede verse en los micros, con la actuación de Sofía Elliot (la actriz que interpretó a Juliana en Vidas Robadas). En el video se ven fotos de víctimas de trata, como Marita Verón y Fernanda Aguirre y termina con el teléfono para denunciar: 0800-555-5065.

Para Gatti, la naturalización de la prostitución sin preguntarse por los casos de trata es “un obstáculo porque al no haber denuncias no hay investigaciones, pero realmente podemos dar cuenta del aumento en la cantidad de denuncias que hemos recibido en los últimos años, porque en la medida que se ha avanzado en la lucha contra la trata, tiene que ver con una mayor conciencia. Y en esto tienen que ver las campañas para sensibilizar a la población”. La funcionaria subrayó que el combate “es contra la trata, no contra la prostitución”, para indicar que buscan específicamente lugares donde las mujeres estén contra su voluntad.

Por eso, Kiener es optimista sobre la recepción que una campaña sindical contra la trata tendría entre los afiliados. “Creo que lo tomarían bien. Es más, nosotros en los cursos de capacitación, si bien es cierto que no especificamos sobre eso, tratamos de las conductas, del comportamiento, el buen descanso, el consumo de estupefacientes, sobre todo teniendo en cuenta que llevamos pasajeros. Y creo que podría incorporarse”, planteó el sindicalista. Confiado, consideró que “el que lo hace (consumir prostitución), no sé si está bien o mal, pero estoy seguro de que lo hace inconsciente de que alguna de las partes involucradas está contra su voluntad. Por lo menos de parte de los sectores que pueda haber de la sociedad nuestra, de la clase media. No creo que aquel que lo haga ni siquiera piense un segundo que la mujer pueda estar retenida, estoy seguro de que si existiera la más mínima duda, no consumiría nada”.

Kiener prefiere pensar que los clientes de mujeres víctimas de trata pertenecen a “sectores donde no se alcanzan a dar cuenta de nada, pueblos chicos, en lugares que incluso están alejados de los pueblos, no en las grandes ciudades”. Pero las declaraciones de las testigos del juicio por el secuestro de Marita Verón, el 3 de abril de 2002, desmienten esa convicción. Una de las víctimas de la red que se juzga, Andrea Darrosa, ni siquiera podía declarar su situación ante el juez Walter Moreno, que intervenía en la causa, porque él era uno de los clientes de los prostíbulos donde ella, y otras mujeres, estaban esclavizadas.

El juicio oral y público que se realiza en Tucumán tiene un efecto multiplicador en la sociedad. “Se está llevando a cabo de manera bastante expuesta y hoy esto puede leerse como un caso de trata y no de prostitución como fue quizás entendido en 2002, cuando había un Estado totalmente ausente en esta materia. Entonces, se entendía que esta chica podía haber ido voluntariamente, hoy por supuesto que con tanta mediatización del caso y al escuchar los relatos de las mujeres que fueron víctimas y los contundentes relatos de Susana Trimarco, hace que se tome mayor conciencia”, consideró Gatti.

El propio Kiener admite que, si no hubiera visto Vidas Robadas, un secuestro para explotación sexual le resultaría una película de ciencia ficción. Ahora, en cambio, ofrece su colaboración para que el sindicato se sume al combate contra la trata de personas. Aunque fue imposible comunicarse con dirigentes del Sindicato de Camioneros, ni siquiera con la secretaria de la Mujer, Laura Córdoba, la propuesta de Chiarotti tuvo quien recogiera el guante en el sindicalismo, en otro sindicato de amplia cobertura geográfica. Kiener prometió sumarse.

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