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Viernes, 5 de octubre de 2012

ARTE

Comiquera

La realización del Festival Internacional Viñetas Sueltas 2012 permite conocer el panorama de historietistas mujeres, las temáticas que abordan y sus próximos proyectos. Sarah Glidden, Camila Torre Notari y Azul Blaseotto, entre otras, tematizan la diversidad, los choques culturales y la identidad con humor e inteligencia y dan a conocer los códigos de una subcultura cada vez con más adeptos.

 Por Marina Yuszczuk

Sí, indudablemente algo tienen de chicas superpoderosas, si su superpoder es andar por el mundo con mirada de rayos X que transforma en dibujo todo lo que se les cruza por delante. O –por qué no– que inventa nuevas realidades imposibles por combinaciones químicas que explotan en el espacio de unos pocos cuadritos de historieta, limitados en centímetros cuadrados pero infinitos en su capacidad de transmutar, distorsionar, rehacer mil veces las personas y las cosas. Esta semana comenzó una nueva edición (¡ya la número cuatro!) de Viñetas Sueltas o, para usar el nombre solemne y formal de algo que es todo lo contrario, el Festival Internacional de Viñetas Sueltas 2012, un encuentro anual dedicado a la historieta que reúne a todas esas personas y sus libretitas para mostrar y mostrarse sus trabajos, dar y asistir a cursos, presentar sus libros, discutirse, y sobre todo salir con la cabeza –si el dios salvaje de cada uno así lo quiere– más llena todavía de futuros dibujos. Y en esta edición del festival, algunas de las obras que no deben perderse por nada del mundo llevan la firma de un puñado de chicas que la rompen a patadas en un ambiente desde siempre copado –amablemente, eso sí– por los chicos.

En un momento especialmente productivo de la historieta argentina y de su diálogo con otros países, la edición 2012 del festival se reparte en dos mitades con distintas locaciones: el 30 de septiembre arrancó Viñetas en la ciudad, que continúa hasta mañana, y finalmente y para terminar a lo grande, este sábado y domingo la fiesta se muda hacia Tecnópolis. En un año que incluye varios invitados internacionales, además de los locales Gustavo Sala, Carlos Sampayo, Pablo de Santis, Juan Sasturain, Max Aguirre, Leonardo Oyola, Carlos Nine, Lucas Nine, Sergio Langer, Diego Parés y Tute, las actividades comenzaron el domingo 30 de septiembre en el Malba con una jornada dedicada a la relación entre historieta y literatura, y continuaron en los días siguientes con diversas presentaciones de libros y charlas en librerías del microcentro porteño. También hubo talleres y clínicas a precios más que accesibles para que los iniciados en el maravilloso mundo de narrar con dibujos pudieran perfeccionar sus técnicas o, por qué no, los amateurs y consumidores ávidos de historietas probaran a pasarse del lado de la producción aunque sea por un rato.

Sarah Glidden o una judía americana perdida en Israel, como la describe el título en español de uno de sus libros editados por Norma (porque en su momento supo estarlo, aunque por estos días se pierde con todo gusto en Buenos Aires), es una de las invitadas especiales del festival que apuesta menos a repetir nombres conocidos que a buscar nuevas firmas que estén cambiando los parámetros, los modos de hacer las cosas en el medio. Sarah publicó How to Understand Israel in 60 Days Or Less en el 2010 por el sello Vértigo, de la archifamosa DC Comics, y esa incursión en el periodismo hecho con historietas le permitió dar un giro a su carrera que desde entonces la tiene dando vueltas por el mundo, invitada por festivales o por editoriales que publicaron su obra en otros países. En ese libro, Sarah capitalizó el clásico viaje de los jóvenes de origen judío a Israel para incursionar de cerca en las razones del conflicto árabe-israelí, y eligió hacerlo mediante delicadas acuarelas y largos reportajes que, luego de un proceso de edición, se convirtieron en el texto que acompaña cada una de las viñetas. “Mi país se aisló cada vez más del resto del mundo durante esta última década. Básicamente, dejamos que nuestro presidente lanzara una guerra desastrosa en Irak porque estábamos desinformados sobre política global”, explica Sarah al tratar de reponer las razones que la hicieron volcarse a la historieta documental. “La gente parece cada vez menos interesada en el periodismo de calidad y en entender otras culturas, y me parece que esta clase de ignorancia puede ser realmente peligrosa. Así que si puedo mostrarles a los lectores estadounidenses un poco de lo que pasa afuera de nuestras fronteras, siento que estoy ayudando en mi manera muy modesta para abrir esas fronteras un poco y empezar un diálogo.” A la hora de valorar el comic como medio para difundir esa clase de conocimiento, Sarah no tiene dudas: “Creo que las historietas son geniales para lograr una conexión emocional con el lector porque son algo que se hace a mano y que te transmite una sensación muy personal”. Por eso, la dibujante y viajera eligió incursionar en este mundo de la no-ficción abierto cuando descubrió obras como Persepolis de Marjane Satrapi, Maus de Art Spiegelman o Palestina, de Joe Sacco. En estos últimos días, además de dar un taller de historieta autobiográfica en La Revistería, Glidden mostró parte de su próximo libro, y mañana a las 19 en Tecnópolis participará de la charla “Dar testimonio: potencialidad de la historieta periodística y documental” junto a Olivier Balez y Frank Hippolyte, también invitados internacionales.

Otra variante del ejercicio testimonial en historietas es la que practica Azul Blaseotto, integrante del proyecto de Abuelas de Plaza de Mayo “Historietas por la identidad”, que el domingo a las 14.30 coordina la charla “Dibujo documental: líneas, cuerpos y memoria en acción”, dedicada a una crónica visual que desde el 2010 se desarrolla colectivamente en los tribunales donde se juzga a los responsables cívico-militares de la última dictadura.

En otras coordenadas del mapa de la producción actual, Camila Torre Notari practica con sus historietas un terrorismo sutil que plantea, sin necesidad de ponerse combativo sino a pura espontaneidad, nuevos modos de ser una chica que distan mucho de la idea de “señorita” impuesta a varias generaciones. De hecho, uno de los personajes de Camila, metida hasta los dientes en el mundo de la autogestión (ya autopublicó varias historietas y además hace con amigos el fanzine Pulp, El grillo), es Chicasco, protagonista de una historia donde dos amigas hacen una película que se pone festivamente gore. Con un pie fuerte en la imaginación y otro en el día a día vivido con lucidez y una percepción delicada de los detalles, Camila puede tanto inventar una tira sobre un chico que cura el dolor de ano con el bigote (sic) llamada El misterio del culo de Tantila, como plasmar en viñetas cálidas y de colores vibrantes los mejores detalles de un día. En ese sentido, su obra comparte una sensibilidad con otras como la de Caro Chinaski o la de Sole Otero, que en La pelusa de los días retrata con perfecta simpleza los avatares de una vida cotidiana practicada desde el asombro. Ese trabajo de hormiga compartido que derriba los estereotipos con humor, a fuerza de una habilidad enorme para cargar de información instantánea el espacio de un par de viñetas, es algo de lo que todavía podrá verse este fin de semana en la gran feria de editoriales con que Viñetas Sueltas se despide en Tecnópolis. Y no es mala idea, si una tiene chicos a mano, llevarlos hasta el predio de Villa Martelli este fin de semana, porque en la Carpa Infantil se proyectan varias actividades que incluyen la posibilidad de dibujar en un mural –y quién sabe, tal vez, de terminar uno mismo dibujando con ellos–, o de armar sus propias historietas a partir de cuentos.

Más info:
Sarah Glidden: sarahglidden.com
Camila Torre Notari: bloguicomics.com.ar
Sole Otero: solinaotero.blogspot.com.ar
Azul Blaseotto: azulblaseotto.blogspot.com.ar
Caro Chinaski: carochinaski.blogspot.com.ar
La página de Viñetas Sueltas: vinetassueltas.com.ar

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