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Viernes, 26 de octubre de 2012

ESCENAS

Niña robada

En Se fue con su padre se pone en escena la historia de cuatro mujeres que viven en el Litoral argentino de 1920, poniendo de manifiesto la universalidad de algunos temas, como las identidades robadas.

 Por Sonia Jaroslavsky

La joven directora Lorena Ballestrero estrena hoy en la sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martín Se fue con su padre, obra del reconocido dramaturgo Luis Cano.

En un ensayo previo al estreno del espectáculo, Ballestrero recibe a Las12 con una tranquilidad fuera de lo común pero característica de los que cocinan a fuego lento un manjar exquisito. El proceso creativo de esta obra comenzó en el 2010 como un proyecto de graduación de la licenciatura en Dirección de Artes Dramáticas en el IUNA inicialmente pensado para dirigir Amor de Madre, del director y dramaturgo August Strindberg. Como la directora no quedaba conforme con la idea de llevar a escena ese texto le solicitó al autor Luis Cano una versión de ella. Finalmente, se decidieron por una nueva obra, autónoma, por donde sobrevuela esa lectura de la obra del autor sueco.

Lorena Ballestrero nos introduce en el mundo de Se fue con su padre y dice que es la historia de unas mujeres que viven como pueden en algún pueblito del litoral argentino, pero en 1920: “Llueve desde hace días. La Madre y la Tía están molestas con la Hija porque, desde el jueves pasado, las cuestiona más que de costumbre. Deciden ir a la mensajería a averiguar si la Hija conoció a alguien, si alguien llegó al pueblo. La Hija queda sola y vuelve su Media hermana que desconocía su existencia; viene a buscarla para intentar llevársela”. Es así como la obra plantea que la anécdota sucede en Santa Fe, pero una lectura atenta permite reconocer un contexto donde aparece la dependencia con un río vecino, la dificultosa vecindad con otros pueblos que se daba en 1920, el imaginario de mosquitos, calor y humedad; una casilla donde se guardaban los botes, el aislamiento, la cercanía de una iglesia, un trabajo que realiza la Hija a cambio de monedas en la posada donde descansan y se divierten algunos pescadores.

Si bien la anécdota sucede en esa época, y precisamente por eso, la obra nos invita a pensar en nuestra identidad y un posible vínculo con el robo de bebés durante la dictadura. Puede ser una mirada hacia atrás, hacia las generaciones anteriores, tratando de entender la historia de nuestro presente. Al respecto, la directora opina que “estos planteos no se resuelven en la obra; creo que la función del teatro es plantear los problemas acerca de nosotros mismos, y no esclarecerlos. Preguntar quiénes somos y por qué hicimos las cosas que todavía hacemos. Mi trabajo como directora no es enfatizar opiniones sino habilitarlas en los espectadores. Yo misma encuentro en mi familia de origen innumerables puntos de contacto con la obra. ¿Por qué? Porque desgraciadamente están presentes en nuestra cultura y siguen ahí”.

El elenco está integrado por Lola Banfi, Mercedes Fraile, María Eugenia López y Elida Schinocca. La directora creó una puesta donde se privilegia la relación del espacio escénico y los cuerpos de los personajes. Un espacio apaisado que pone en evidencia dos sectores opuestos (el de la madre y la tía, por un lado, y el de la hija, por el otro). Es una casa cerrada para que se pueda configurar un afuera. “Ese afuera es muy importante porque permite poner en juego la amenaza, el peligro, el conflicto de la obra; y deja a la vista otro espacio para que suceda la única escena del texto que no transcurre dentro de la casucha donde se guardan los botes.”

Llegar por primera vez a un teatro oficial es para Lorena una gran responsabilidad: “Hay algunas cuestiones de la puesta que hubiera tenido que resolver de otra manera si esta obra se hubiera hecho en otro teatro. Aunque la sala Cunill Cabanellas es la más parecida a algunos de los espacios del teatro independiente (y eso es una facilidad para mí que vengo acostumbrada a trabajar en esos lugares), no tiene nada que ver en sus dimensiones ni en sus posibilidades técnicas. Creo que el teatro estatal es un espacio que es de todos y que no tenemos que abandonar”. l

Se fue con su padre: miércoles a sábados a las 21 y domingos a las 20. Teatro San Martín. Av. Corrientes 1530.

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