las12

Viernes, 21 de diciembre de 2012

ENTREVISTA

El efecto mordaza

Lorena Martins denunció, hace un año, a su propio padre por una red de trata que va desde México a Buenos Aires. Se encontró con amenazas pero sin respuestas ni allanamientos a los prostíbulos que señaló por explotación sexual. La amenazaron e investigaron a ella por el robo de un televisor y, con ese argumento, allanaron el departamento de su madre, donde se llevaron documentación de famosos en prostíbulos y otras pruebas. Ahora está en España, donde pasó un embarazo de riesgo y acaba de tener una hija. Quiere seguir luchando por las chicas a las que prometió ayudar y habla de la sentencia en la causa por Marita Verón.

 Por Luciana Peker

–Que no se haya condenado a nadie por el caso de Marita Verón me sorprendió, me indignó y me llenó de desesperanza. Con años de lucha, Susana Trimarco logró respaldo y apoyo. El caso de Marita se convirtió en un emblema. Si no hay justicia para Marita, ¿qué nos espera a los demás? Por este motivo, entre tantos otros, creí que la Justicia iba a trabajar arduamente para esclarecer los hechos y condenar a los culpables. Pero esto no fue así. Ahora ¿cómo se les puede pedir a las víctimas que denuncien? Es vergonzoso lo que está pasando judicialmente con los casos de trata de personas –dice Lorena Martins. Hace un año ella rompió los códigos más arcaicos de la mafia y denunció a su propio padre (ex agente de la SIDE durante la dictadura), Raúl Martins, como dueño de prostíbulos en Buenos Aires y Cancún (México) –también descriptos por la periodista Lydia Cacho en el libro Esclavas del poder–, aunque su voz no logró romper las copas que rondan en los cabarets. La Justicia desestima las imputaciones por mantener un lazo familiar. Mientras que Lorena redobla la apuesta y pretende que los delitos que denuncia sean calificados de lesa humanidad.

En la causa por la desaparición de Marita Verón, el testimonio de chicas que estuvieron secuestradas y prostituidas con Marita no fue tomado como prueba suficiente. No les creyeron. Lorena cree que a ella sí: “Con respecto a mi caso estoy convencida de que me creyeron. Las pruebas eran muchas y sólidas. Eso no significa que la Justicia esté dispuesta a investigar. Se destaparía algo muy gordo. Mi denuncia no sólo afecta a una de las redes de trata más antiguas de la Capital, sino que evidencia la complicidad que tiene esta red con personas importantes del mundo de la política, del Poder Judicial, de la policía y agentes de la SIDE. Si realmente investigaran sería de una gravedad institucional inmensa lo que llegarían a descubrir. No me cabe ninguna duda de que habría un antes y un después, en referencia a la trata de personas, si se esclarece el caso Martins. Nunca nadie había hablado de cómo es, desde adentro, el mundo de la trata. Y esto pudo darse porque el jefe de la banda es mi propio padre. Entregué agendas, videos, fotos. Difícilmente se produzca un caso similar. Pero, como en la mayoría de los casos de trata, es una lucha de David contra Goliat. La organización mafiosa que denuncié cuenta con muchos contactos en el poder, tiene despachos de abogados trabajando para ellos, dinero como para corromper a todo el que puedan e, incluso, cuentas millonarias en las Islas Caimán, fruto del lavado de dinero. Yo soy sólo una denunciante y ellos gozan de una impunidad absoluta”.

Lorena Martins habla con Las 12 desde España. Se fue de viaje y no pudo volver por orden médica, en medio de un embarazo de riesgo. Este mes nació su hija Sofía y ella se encuentra entre una enorme alegría por la maternidad y el compromiso que asumió con las víctimas de trata que descuenta como irreversible. “Lo más doloroso de todo esto es la posición en que ponen a las víctimas. La Justicia las deja desamparadas, olvidadas. Es terrible saber que cada día hay chicas que están siendo explotadas, privadas de los derechos más fundamentales, vendidas y, aun así, parece que la Justicia no se decide a tomar realmente estos casos en serio. Por suerte, la sociedad civil, los medios y muchas ONG están comprometidos y trabajan para cambiar esta realidad. Somos muchos los que no vamos a descansar hasta lograr cambios significativos”, se esperanza Lorena.

La esperanza también está entre sus brazos. “Estoy inmensamente feliz con el nacimiento de mi hija. Yo tenía problemas de fertilidad y creía que nunca podría ser mamá. Sin embargo llegó Sofía a mi vida. A veces creo que es una gratificación que me dio la vida después de tanto sacrificio”, dice. Pero no piensa dar vuelta la historia y envolverse en su vida personal. Uno de sus objetivos centrales es crear la organización no gubernamental El refugio para amparar a víctimas de trata. Tampoco piensa bajar los brazos para evitar que se puedan pedir chicas como una medida de whisky. “Estoy luchando muchísimo para que se esclarezca el caso de mi padre y se ponga un punto final a las aberraciones que lleva cometiendo desde hace años. Me costó mucho denunciar, sufrí amenazas, pasé muchísimo miedo. No encontré aún justicia en los tribunales, pero creo que las cosas buenas que hacemos nos vuelven de una u otra manera. Que mi hija sea mujer me une aún más, si es que se puede, a esta lucha. El solo pensar que mi hija podría ser víctima de una de estas redes de explotación me hace sacar más fuerzas para seguir. Siempre me acuerdo de las chicas que aún son víctimas y están ahí esperando a ser rescatadas o a tener opciones para salir del infierno en que viven. Aún tenemos muy pocas respuestas para esas chicas y sigo creyendo que, lamentablemente, la Justicia las tiene olvidadas”, enfatiza.

Lorena tiene una información que es muy difícil de conseguir. Su propio padre la acusa de denunciarlo como una forma de extorsión. Ella dice que le dio empleo sin decirle de qué se trataba su negocio y que sus empleados creyeron que ella sí sabía, y así se fue enterando de la trama de trata en la que estaba involucrado su papá. Hace un año se decidió a denunciar. “Entregué planillas donde se registraba la actividad sexual de las chicas, videos de los prostíbulos, datos del lavado de dinero de trata. Nada se investigó. Ni siquiera se realizó un solo allanamiento. Es muy doloroso ver la falta de interés que han mostrado los juzgados ante este caso y tantos otros que duermen olvidados en los cajones de Comodoro Py”, dice Lorena, quien fue al Ministerio de Seguridad de la Nación y a la Legislatura a extender sus denuncias que involucran –incluso– una presunta ayuda económica en la campaña del PRO y que muestran a Mauricio Macri en una comprometedora foto en Cancún en un boliche non sancto durante su luna de miel con Juliana Awada.

Lejos de la miel, Lorena Martins y su entorno sufren amenazas. Por eso piden protección. “Las amenazas y el acoso de mi padre y su banda delictiva se vuelven cada vez más fuertes. Me acribillan con denuncias falsas y absurdas para tratar de parar la lucha que llevo contra la trata y, en especial, con su organización. Ellos defienden con todas sus fuerzas un negocio millonario que podría verse afectado, un negocio que han forjado en base a la explotación de mujeres durante más de veinte años, vulnerando todos los derechos de las chicas, llevando a cabo ajustes de cuenta y amenazas.”

Lorena se refiere a una denuncia contra ella que implicó un allanamiento en la casa de su mamá por el supuesto robo de un televisor. Sobre esta acusación, ella se defiende: “Lo último que han hecho es denunciarme porque supuestamente y, según Estela Percival, mano derecha de mi padre en el negocio de la trata de personas, me robé un televisor usado. Lo más increíble es que con esa excusa consiguieron que se me allanara la casa bajo órdenes de la jueza del Juzgado de Instrucción 31 (Dra. Mabel Castiñeira de Emiliozzi). Es indignante que la Justicia no haya realizado ningún allanamiento a los prostíbulos que denuncié por trata de personas, pero sí hagan un allanamiento por el supuesto robo de un televisor. Es otra muestra más de las conexiones con el poder que tiene mi padre y como, una vez más, consigue salirse con la suya y moverse con la misma impunidad con que lo hace desde hace tantos años. Por cierto, en el allanamiento no encontraron ninguna TV robada, pero la policía aprovechó para robarse todo lo de valor de la casa, pero lo más importante y sospechoso: documentación que involucraba a tanto a Raúl Martins como a Estela Percival, Virginia Solís y Natalia Percival (entre otros) con la trata de personas, documentación de la SIDE del año ’76 que por su contenido jamás pude hacer pública, ya que sería un delito. También se llevaron fotos de famosos dentro de los prostíbulos. Creo que es más que evidente que si la policía robó documentación que sólo le interesa a Raúl Martins es porque detrás de esto está Raúl Martins. Para mí está claro que vuelve a existir una complicidad aberrante entre la policía y los delincuentes. En este caso mi padre. Ya hemos presentado una denuncia ante la fiscalía por el robo efectuado por estos agentes de la Dirección de Investigaciones que realizaron el allanamiento”.

“También mi madre presentó una denuncia contra mi padre, por fraude o estafa en contra de ella (Juzgado de Familia Nº 2 de San Isidro). Pero curiosamente tampoco avanza. No se queda ahí lo tremendo de la situación, llega a límites descarados. La propia Estela Percival (denunciada por trata y mano derecha de la organización de Raúl Martins) presentó un escrito en la Inspección General de Justicia (IGJ) para intentar impedir que pueda terminar los trámites para abrir mi ONG que luchará contra la trata, en donde argumenta que tengo denuncias penales. Obviamente las denuncias penales son puestas por ella misma y algún otro personaje de la banda delictiva de mi padre. Quisiera aclarar que nunca en mi vida, hasta enfrentar a mi padre, tuve ninguna denuncia y sólo me denuncia gente de su entorno para intentar desgastarme. Detrás de esto hay un negocio muy rentable en juego y unas redes de corrupción muy bien trazadas”, insiste Lorena.

La madre de Lorena Martins, Cristina Cancela, apoya a su hija de manera incondicional “no sólo como madre sino también como mujer”, remarca. Y también aclara que las acompañan sus hermanos y familiares y amigos. Quiere decir que, a pesar del miedo, no están solas. Pero el miedo está.

¿A qué le tenés miedo?

–A la Justicia argentina o, mejor dicho, a la falta de justicia, ya que como consecuencia directa de la impunidad tenemos la cantidad de chicas muertas y/o desaparecidas, sin contar las que aún están siendo explotadas –asegura Cristina.

La pregunta es si se dieron cuenta recién ahora, si fueron inocentes antes o miraron para otro lado o si realmente en estos años descubrieron hasta dónde llegaba Raúl Martins. Cristina contesta: “De ninguna manera pude remotamente pensar que mi esposo llegara tan lejos. No dejan de sorprenderme y alarmarme las fotos, videos y demás cosas que entregó mi hija en un juzgado en la denuncia por trata de personas. Eso para mí era impensable, y más aún la conducta que tuvo como padre no sólo con mi hija Lorena sino también con mis otros dos hijos”, asegura.

También relata el allanamiento a su casa en busca de objetos que habría robado Lorena: “La persona que denunció a Lorena es Natalia Percival, quien fue denunciada previamente por mi hija por trata de personas. A ella se la denuncia por el supuesto robo de un televisor usado, que obviamente no fue encontrado en casa, ya que nunca ocurrió. Pero en ese allanamiento robaron de mi casa dinero y documentación que sólo podía ser de interés para Raúl Martins porque lo podría perjudicar judicialmente”, respalda la argumentación de su hija. Y redobla la apuesta: “Yo creo que no avanzan en el caso, ni allanaron los sitios denunciados, porque hay mucha gente de poder involucrada y mucho dinero en juego. Por eso es indignante que se allane una casa por un televisor usado y no se investigue a un señor que no sólo fue denunciado por su hija, sino que hace años se lo relaciona con el mundo de la prostitución y la trata”.

“Es alarmante la impunidad de la que goza mi padre”, vuelve a decir Lorena, recalcando el enfrentamiento familiar en donde las cartas ya están echadas. “¿Qué se supone que hay que hacer para que la Justicia al menos investigue? No allanaron ni uno solo de los prostíbulos denunciados, no llamaron a ningún testigo a declarar, ni se mostró el más mínimo interés por parte del juzgado de (Romilda) Servini de Cubría por hacer aunque fuera una mínima investigación. Recuerdo que dos días antes de que Servini de Cubría decidiera archivar la causa (ahora apelada por la Unidad de Información Financiera, la fiscalía, la ONG La Alameda y yo) me llamó un conocido que trabaja en contacto con la Justicia y me dijo ‘van a archivar la causa, Servini tuvo presiones’. Incluso podría decir de quién recibió presiones, pero no me atrevo por mi propia seguridad. Ahora me pregunto ¿tanto poder tiene Raúl Martins como para que sea uno de los más conocidos ‘capos de la trata’ y no se actúe en su contra? La muy reconocida periodista mexicana Lydia Cacho lo describe como ‘el intocable’ y varios periódicos lo nombran como ‘el rey de la prostitución’. Tiene cinco denuncias por trata por distintas personas y en distintos países. ¿Qué es lo que hay que hacer para que este señor sea condenado o que al menos investiguen seriamente qué hay detrás de tantas denuncias?”

A Lorena le abrieron las puertas de un mundo que suele vaciarse cuando la Justicia llega para allanar pensando que era una aliada de la esclavitud sexual. Ella dice sentir esa responsabilidad. “Yo, más que nadie, no puedo cerrar los ojos. Vi este delito muy de cerca y sé lo atroz que puede llegar a ser. Vi el dolor de las víctimas y el miedo que tienen. Vi chicas muy jóvenes con las piernas quemadas por cigarrillos, asustadas, presionadas, amenazadas y sufriendo otra clase de abusos físicos y psíquicos. Conocí las experiencias terribles que viven muchas de estas chicas y desde que choqué con esa realidad supe que mi vida había cambiado, que había visto algo tan fuerte a lo que no se puede dar la espalda. Al menos para mí ya no había vuelta atrás, tenía que hacer algo para ayudar en esos casos y otros similares. Es una lucha durísima de la que no quiero desentenderme ni bajar los brazos. A pesar de estar pagando un precio muy caro por atreverme a denunciar, seguiré luchando.” Su madre, mientras tanto, la apoya: “Estoy más que orgullosa de la conducta y el accionar de mi hija y como abuela siento tanta dicha que no puedo ni siquiera describir. Creo que dentro de tanta miseria y dolor es una luz de esperanza en nuestras vidas”.

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Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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