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Viernes, 15 de noviembre de 2013

COSAS VEDERES

El ADN de las gambetas

Por demasiado talentosa y “poco femenina”, una futbolista surcoreana está siendo acusada por sus compañeras de liga de ser un hombre disfrazado. Todo el absurdo, a continuación.

 Por Guadalupe Treibel

Ahora resulta que si una mujer mide 1,80 m, pesa 74 kilos, suma un rostro de gestos duros y tiene un talento sobresaliente con la gambeta, el pase y ¡gol! tendrá un ejército de detractores/as acusándola de... ser un varón. Porque, claro, ser demasiado buena o, mejor dicho, “tan buena como un hombre” en las bondades futboleras no puede significar esfuerzo, talento o precisión –pfff, qué absurdo–. Sólo puede significar que un Tootsie deportista se aprovecha de su habilidad “naturalmente” masculina y saca rédito pasándoles el trapo a otras que, pobres, sin contar con el cromosoma Y no logran hacer frente a las piruetas de quien aviesamente oculta el suyo.

De estas tristes y ridículas acusaciones –tan típicamente lombrosianas que parecieran haber salido de un manual de positivismo criminológico– está siendo víctima Park EunSeon, estrella con brillo propio de las ligas nacionales femeninas de balompié surcoreano. Y es que, habiendo cometido el terrible pecado de destacarse como delantera de su equipo, el Seoul Cityhall Amazones, la deportista de 27 años es ahora protagonista involuntaria de un fuego cruzado que se aviva cada vez más.

El primer chispazo, habrase visto, fue obra y gracia de otras señoritas. Ocurre que, con dedito acusador, jugadoras de los otros seis equipos de la liga han puesto el grito en el cielo al son de “¡ella es él!”, convencidas de que los logros de su contrincante –goleadora number one, con un record de 19 tantos en 22 partidos durante la temporada pasada– responden a que su sexo es masculino. Para colmo de horrores, tan poca camaradería muestran las denunciantes que amenazan con hacer un piquete atlético (léase, dejar de pelotear) y boicotear el campeonato si la acusada no se somete a un test que verifique su sexo y hace público el resultado.

Test degradante, bochornoso, vergonzoso, al que la propia EunSeon, acorde a la CNN, se refirió con las siguientes palabras a través de su cuenta de Facebook: “Me duele el corazón; esto es tan humillante. Estoy convencida de que esta gente está tratando de destruirme... En el pasado, hubiese soltado la toalla y abandonado todo, pero trabajé tan duro para llegar a este punto que no lograrán que me rinda tan fácilmente”. Aplauso cerrado para la corajuda Park, que no se deja amedrentar. Aunque, ojo: quizá les haya dado un argumento más a las maliciosas adversarias... ¿No será la bravura, para ellas, monopolio de los varones? En fin...

La parte positiva de esta desquiciante controversia es que EunSeon no está sola en su defensa. Su equipo no sólo la apoya sino que ha declarado abiertamente que se trata de un complot que intenta zanjar la carrera de su estrella y que los argumentos (que solía ser una team player mediocre y, de repente, comenzó a desconocerla; que no fue convocada en la última Copa Asia 2010 para no someterse al test que demandaba China; que su aspecto físico es misteriosamente masculino, entre otras cuestiones) son nefastos. Además, el club ya ha amenazado con tomar medidas por considerar que obligarla a la verificación es una violación de los derechos humanos. De más está decir: Kim Joon Soo, manager del club capitalino, pide retractación y justificadas disculpas públicas de los equipos denunciantes.

Lo más increíble es que Park, quien fuera parte del equipo nacional de Corea del Sur en la Copa del Mundo de 2003 y la Copa de Asia 2005, ya pasó con anterioridad “pruebas” de identidad de género. Con lo cual, e independientemente de que el mero hecho de que exista este tipo de “testeo” es francamente denigrante, extremadamente cuestionable y lisa y llanamente discriminatorio, la mujer ya había accedido a realizarse otros, y los había pasado sin inconvenientes, recibiendo el OK de la Asociación de Fútbol Coreana en 2004 tras ser seleccionada para integrar el contingente que participaría de las Olimpíadas de Atenas.

Ahora, mientras la Comisión Nacional de Derechos Humanos asegura que estudiará el caso y ciertos políticos prominentes apoyan a la futbolista (el mismísimo gobernador de Seúl, Park Wonsoon, le dio aliento a la deportista con palabras del tipo: “No sólo como gobernador sino como padre, haré lo que sea necesario para proteger los derechos individuales y la salud emocional de Park EunSeon”), el mundo se hace eco de un hecho aberrante que hace sonar otras chicharras. Como la de la memoria...

Porque, como más de un medio ha recordado, el caso de esta mujer no hace sino traer del olvido lo que le acaeció a la sudafricana Caster Semenya, uno de los más resonantes y penosos ejemplos de “verificación” de género. Años atrás, tras ganar el Campeonato Mundial de Atletismo de Berlín en 2009, la apariencia “masculina” de la muchacha desencadenó un batallón de dudas sobre su identidad; entonces, fue obligada a aguardar durante ¡11 meses! que arribaran los resultados, siendo inhabilitada a competir hasta que las conclusiones fueran terminantes. El test, finalmente, le dio el apto, pero ¿quién le quita lo sufrido? ¿Y a EunSeon?

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