El viernes pasado, una joven de 24 años llegó al Hospital Liborio Forte, de Recreo, Catamarca, acompañada por un familiar. Sufría un shock séptico producto de las condiciones de inseguridad sanitaria que produce la clandestinidad del aborto. Los médicos la denunciaron en la comisaría del departamento de Recreo y a la fiscal de la sexta circunscripción judicial, Virginia Alicia Duarte Costa, según informó el diario El Ancasti. No llegó a ser una criminalización porque su salud no permitió el avance de la recriminación/investigación. La chica tuvo que ser trasladada en ambulancia primero al Hospital San Juan Bautista, de la capital provincial, y después a la Maternidad provincial. Finalmente, falleció. Nuevamente una muerte por aborto clandestino, una muerte evitable no evitada.

Al mismo tiempo, en San Juan, se realizó el 28º Encuentro de Mujeres, el 23, 24 y 25 de noviembre, en donde alrededor de 20 mil participantes se juntaron en alrededor de doscientos talleres para hablar de una amplia diversidad de temas. Sin embargo, hubo choques e intentos de infiltrar un espacio con clara perspectiva de género por parte de fieles entrenadas por la Iglesia local para desactivar el poder de estos espacios horizontales, plurales y democráticos, pero que ya definen claramente que no discuten sobre el aborto sino sobre las estrategias para el acceso al aborto legal, seguro y gratuito.

El lunes, finalmente, en las conclusiones se proclamó el reclamo por la legalización de las interrupciones voluntarias del embarazo, el rechazo a la reforma del Código Civil que incorpora la idea de que la vida empieza desde la concepción por presión de la Iglesia, el pedido del cumplimiento del parto respetado y la eliminación de la violencia obstétrica y la efectiva implementación de la ley de educación sexual, entre otras demandas. La cita del año que viene será en Salta.