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Viernes, 2 de mayo de 2014

La revancha pintada

 Por Guadalupe Treibel

Quienquiera que se haya prestado a las bondades del chat o las modernas aplicaciones de Smartphone que prometen acercar a la media naranja, conocerán el tipo de fauna que se esconde en esas huestes. Capullos (con perdón de la españolada) del Paleolítico dispuestos a disparar sórdidas guarradas, groserías y chorradas parecieran multiplicarse con el aval del anonimato virtual, y extender lo que ocurre a diario en las calles: el hostigamiento callejero, la insinuación sexual, etcétera. Y aunque muchas damas –la gran mayoría, de hecho– prefieren esquivar la situación con un simple click y bloqueo, hay quienes dicen “¡Venganza!” y recurren a ocurrentes salidas. Anna Gensler, una artista norteamericana de 23 años, es una de ellas. Tras seis meses de OkCupid y Tinder, tras seis meses de recibir frases poco felices del tipo “Te puedo dejar jugar con mi tigre”, “Tus tetas son incluso más bonitas que las de mi mamá”, “¿Querés probar mi tubería?” o “¿Cuáles son las chances de que plante en vos mi semillita?” (para los que dicen que el romance ha muerto...), la lady dijo basta y craneó una elegante revancha.

“Cosificando a los varones que cosifican a las mujeres en tres simples pasos”, anotó en su cuenta de Instagram, y detalló: “Un tipo manda un mensaje rudo vía Internet. Lo dibujás desnudo. Le mandás el dibujo y, listo, a disfrutar los resultados”. Usando entonces poses poco halagadoras, acentuando características grotescas y disminuyendo el órgano sexual del que tanto se jactan los pretendientes, Gensler hizo una serie (hoy viral) de retratos, recreando libremente las fotos de perfil y los comentarios reales de los desconocidos. Y aunque sí les advirtió a todos los muchachos que, de ser groseros, los caricaturizaría públicamente, muchos no se dieron por enterados y continuaron con los improductivos avances. ¿Reacciones de los dibujados? En palabras de Anna: “Algunos hombres se enojaron muchísimo y me dijeron barbaridades. Otros, ofendidos, me preguntaban: ‘¿Por qué me veo así de gordo?’, ‘¿Mi pelo facial tiene ese aspecto?’ o ‘¡Mis pezones son más pequeños!’. Creen que no les hice justicia. Hubo quienes me borraron y quienes me sorprendieron con respuestas inteligentes. Aunque, si sos piola, ¿por qué te presentás diciendo ‘Me encanta el sexo anal’?”. Uno de los grandes dilemas de la humanidad, sin lugar a dudas.

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