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Viernes, 13 de junio de 2014

Oda al color

 Por Victoria Lescano

“La batalla de Versailles” remite a un célebre desfile con frecuencia olvidado por los críticos y que destaca en la historia de la moda, entre los hitos de la extravagancia en las pasarelas, las galas benéficas y las eternas rivalidades entre la moda francesa y la norteamericana. Transcurrió en 1973 y surgió como consecuencia de una cruzada de la aristócrata de la moda Eleanor Lambert para recaudar fondos y así restaurar el palacio de Luis XIV (una labor que fue emprendida por el experto en arte Gerald van de Kemp). Como si se tratase de una competencia deportiva, la grilla de participantes del duelo de moda agrupó por un lado a cinco representantes de la moda francesa y por otro a una cifra ídem de neoyorquinos. Mientras que en el primer grupo cautivaron Yves Saint–Laurent, Emanuel Ungaro, Hubert de Givenchy, Christian Dior y Pierre Cardin, el segundo admitió las colecciones de Halston, Bill Blass, Anne Klein, Oscar de la Renta y Stephen Burrows.

Entre los asistentes a ese primer gran desfile en Versailles (la locación que suelen preferir Chanel y Christian Dior para algunos de sus desfiles y campañas, y que volvió a poner en boga el film de Sofia Coppola sobre la figura de la joven María Antonieta) estuvieron figuras de la realeza y del jet-set: de Grace Kelly, Marie Helene de Rothschild, Jacqueline de Ribes, Gloria Guinness a Andy Warhol y Liza Minnelli.

Fue en ese duelo fashionista (y que ahora rescata un documental de moda que desfila entre festivales de cine) cuando los franceses, que acostumbraban considerar a sus pares como simples diseñadores de sportswear, tuvieron que dejar a un lado sus prejuicios. Stephen Burrows fue precursor en recurrir a modelos afroamericanas para lucir su colección con insólitas combinaciones cromáticas y morfológicas.

Burrows (1943) nació en un pueblo cercano a Nueva Jersey y aprendió a coser con la ayuda de su abuela; a comienzos de 1961 entró al Colegio de Arte del Museo de Filadelfia para luego mudarse a Nueva York (más precisamente al Harlem) y continuar sus estudios de moda en el Fashion Institute of Technology. Los comienzos en la moda de Burrows remiten a la boutique neoyorquina “O”, que exhibió sus primeros diseños multicolores que muy pronto cautivaron a los asistentes a una discoteca de los aledaños: el club Max’s Kansas City. Pero su verdadero salto a la escena mainstream de la moda, y un contrato para trabajar en la gran tienda Henri Bendel, aconteció luego de su participación en la pasarela de Versailles.

Para comprender su particular abordaje a los colores, se impone destacar una reseña del New York Times fechada en 1970: “Stephen Burrows tiene un desprecio por las leyes del color establecidas. Si un vestido tiene un top rojo, él hará que las mangas sean de color lima, que la base tenga color durazno y le agregará medias en tonos de naranja. Lo extraño es que semejante combinación resulta tan funcional como bella”. Así como en diversas ocasiones, consultado sobre la moda americana, Karl Lagerfeld no vaciló en pronunciar: “Stephen Burrows fue el único creador de modas de Estados Unidos luego de Claire McCardell; considero que sus diseños fueron absolutamente innovadores y provocadores”.

Además de su legado alrededor del color, Burrows innovó en las técnicas de cortes y en las morfologías; puso en práctica neologismos en cuestión de cortes y de drapeados; entre ellos destacó su lettuce edge o “costura lechuga”, una técnica que imitaba las hojas de la lechuga y generaba el efecto de volados en los vestidos y tops circa 1970. Ese y otros 25 trajes con la etiqueta Burrows se exhiben desde mediados de mayo y hasta septiembre bajo el título An American Master of Inventive Design en el Museo del Savana College of Art and Design, situado en Georgia. La exposición tiene como curador al crítico y experto André Leon Talley y pudo realizarse en base al acervo y la colección de ropajes que conservó y también supo desfilar la modelo Pat Cleveland (la musa de Burrows y dueña de un estilo rara avis en las pasarelas que en ocasiones fue comparado con los artificios de la actriz Josephine Baker). Según dictaminó Talley: “Si bien la exposición comprende cuatro décadas de la vida de Stephen, fue un gran aporte acceder a la colección privada de Pat Cleveland; me sorprendió que ella hubiera guardado todas estas prendas durante tantos años”. Como guiño cómplice al habitual colorido de sus diseños, la sala que contiene la muestra fue pintada en diversos tonos. El punto de partida para semejante explosión cromática fue una caja de crayones que el curador pidió replicar en las paredes. El bonus track de la expo es la proyección de un fragmento del desfile que disparó la carrera del diseñador, que compone el flamante documental Versailles ’73: An American Runway Revolution y entre cuya galería de personajes emerge un testimonio actual de Burrows. Las prendas emblemáticas en esa muestra (y que complementan las ya exhibidas en When Fashion Danced, otra exposición sobre el estilo Burrows que fue realizada en 2013 en Nueva York junto con sus bocetos y en paneles que simularon las pistas de baile de la disco Studio 54) remiten a los soleros de escotes acentuados, ricos en plisados y que fueron el atuendo por excelencia para las cadencias de “I Feel Love”, de Donna Summer. Es ineludible aludir a las maxifaldas de jersey negro combinadas con top de malla metálica, los conjuntos de blusa y pantalón de jersey en verde lima con un lazo en la cintura color rosa chicle.

La puerta del Club Studio 54 era la principal pasarela para sus diseños en las siluetas de Barbra Streisand, Cher, Anjelica Huston, Diana Ross, Lauren Hutton, Patti Hanson y su musa: Pat Cleveland. Lejos de la escena disco, una de las actuales clientas de Burrows es la primera dama de Norteamérica, Michelle Obama.

www.scadmoa.org

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