“Demasiado pequeña/ la casa/ para contener nuestro universo.” Variaciones de la casa –abandonada, “pequeñita”, “que tenía el tamaño del espacio” (o de los corazones que la habitan)– pueblan los poemas de La vida numerosa, el nuevo libro de la escritora cordobesa María del Carmen Marengo (1968), cuyo título fue sugerido por una amiga, la poeta María Calviño. Esas casas, espacios de refugio o ruinas para contener a un sujeto colectivo apasionado y errante, que nunca se nombra como familia, son imaginadas de una u otra forma: “Pensábamos, más bien:/ un mundo inmenso y diverso,/ que pudiera caber en un relato,/ yo;/ vos,/ un grupo de gente”. Quizá en el poema la intemperie puede ser acogedora, sólo si uno se ha convertido en pájaro. Por medio de una sabia “cruza” de especies y de lenguajes (no por azar una sección central del libro se denomina “Los animalitos”) parecen multiplicarse el número de voces que cimientan el misterio: “Y si hubiéramos crecido/ como casi todo el mundo/ como se supone/ que debería ser,/ como nos mandan// en torno/ a una vida numerosa”. Lo que hubiera pasado es algo que los lectores –incluidos con astucia en la primera persona del plural que se filtra en los poemas– también ignoramos: “No lo sabemos/ y, quizá, nadie nunca/ lo sabrá”. Enfática en la incertidumbre, firme en el vértigo de los sueños, la voz poética de Marengo ofrece escenarios para el desplazamiento de esas presencias: mares que nos bañan, volcanes, las cuadras de un pueblo, un bosque, templos americanos y europeos.

María del Carmen Marengo es profesora de Letras en la Universidad Nacional de Córdoba. Publicó los libros de poesía El fuego invisible, El camino de los ángeles, El libro de los jardines y los abismos y la novela corta El legado. También es autora del ensayo Geografías de la poesía, que obtuvo el primer premio en el certamen Luis de Tejeda 2005. La vida numerosa, como el resto de su producción, fue editada por un sello de su provincia natal con difusión en todo el país. Su nuevo libro estuvo al cuidado de Cartografías, editorial de la ciudad de Río Cuarto que en 2014 cumple diez años de existencia y que cuenta con un excelente catálogo de poesía, narrativa y ensayo.

La tercera sección del libro reproduce el título: en “La vida numerosa”, una nota de la autora aclara que esos poemas fueron escritos sobre la “zona de riesgo” que toda maternidad conlleva. Planteado como el monólogo de una embarazada que le habla al hijo en el vientre (“Al enfermar/ supe quién eras”), el poema se reviste como el relato de una hazaña extraordinaria donde los dos, “uno adentro del otro”, atraviesan un bosque envenenado. En coincidencia con otros libros de mujeres que, en clave narrativa, abordan la relación entre madres e hijos (Madre soltera, de Marina Yuszczuk, y La débil mental, de Ariana Harwicz, entre los más recientes), los poemas de Marengo convierten una experiencia naturalizada como universal en una aventura personal y única: “Conmigo estabas/ y éramos los dos/ para sortear,/ quietos,/ la adversidad”.

“La mía es una poesía que dialoga con la tradición. Sin embargo, no sabría decir cuál porque, quizá, más allá de parámetros históricos objetivos, cada escritor tiene la suya propia, privada y de engranajes secretos –afirma la autora–. Me identifico totalmente con el poema ‘Contra Harold Bloom’, de José Emilio Pacheco. Si me atrevo a parafrasear al maestro, puedo decir que de ningún modo quiero ni quise nunca matar a Quevedo, ni a Vallejo, ni a Miguel Hernández, ni a Borges, ni a Pizarnik, que me maravilla igual que el primer día leerlos, y que nunca hubiera podido escribir ni sabría qué hacer de no existir los sonetos metafísicos, Trilce, Romancero y cancionero de ausencias, El hacedor o Arbol de Diana.” Con matices tonales propios, cedidos por el ritmo parejo y coloquial de los versos, los engranajes de la poesía de María del Carmen Marengo se han puesto en funcionamiento otra vez.