las12

Viernes, 1 de agosto de 2014

VISTO Y LEíDO II

Altas plumas

El último libro de Victoria Lescano descose las vidas de célebres escritoras y escritores argentinxs: su relación personal con la moda y las referencias a ella en sus obras.

 Por Flor Monfort

La característica intrínseca de la moda es el cambio, si no muta rápidamente y anula su signo anterior, no es moda. Y dicen lxs que saben que funciona por ciclos de aproximadamente 20 años, donde madura, envejece y finalmente vuelve, aunque sutilmente remixada, renovada y fresca para decir “aquí estoy, soy nuevamente moda”. De allí que hoy las hombreras nos parecen atinadas y que la película Her, donde los varones usan pantalones de tiro alto (altura ombligo), no parece plantear un paisaje desquiciado.

En la literatura también hay ciclos, tendencias que se imponen y nombres y títulos que quedan entre paréntesis, aunque lo que se publica tiene la pretensión, la mayoría de las veces, de quedar flotando en el relato de una época con la fuerza de la letra de molde. De un tiempo a esta parte, la moda empezó a ser fichada por teóricxs de diferentes disciplinas dispuestxs a entender su influencia, alcance y esa condición inherente que le permite cambiar con la impunidad del clima y sin embargo tener esa impronta clave para definir un lugar, una fecha, una clase social, un estilo. ¿Qué paisaje literario carece de ese detalle? Allí bucea la periodista especializada en moda y autora de la columna semanal de este suplemento que desgrana tendencias y modismos de la pilcha, Victoria Lescano.

La editorial Mardulce publicó su tercer libro, Letras hilvanadas, un ensayo donde visita grandes nombres de la literatura nacional y su aliño (no siempre torpe) indumentario, así como las referencias al outfit en sus ficciones. Los claritos de Silvina Ocampo, el episodio travesti de Roberto Arlt, el paso por el periodismo de moda de Sara Gallardo y la elegancia discreta de Bioy Casares son algunos de los acentos de un libro que tiene el vértigo narrativo de esta apasionada y entendida del mondo fishion. Un interesante repaso por nuestra literatura, con el dato histórico preciso y generoso que no aburre, porque estamos pensando en tramas, broches, botones y sedas varias, esas que, además, marcan a fuego el recuerdo de una abuela, el color de un costurero de la infancia, la certeza de que ese tapado que nos obligaban a usar no era tan horrible. La influencia de la madre de las Ocampo en su pasión por el guardarropas, el conocimiento sobre paletas y siluetas de la escritora Hebe Uhart en sus crónicas de viajes y esa extraña mezcla que nos constituye como argentinxs entre lo francés, lo criollo, lo mestizo y lo baqueano que ya aparece en las teorías de Lucio V. López y Juan Bautista Alberdi. Porque, ¿qué es ser argentinx sino una gran confusión que se hilvana con habilidad y torpeza, con cubiertos de plata y remaches en las rodillas? Lescano cita a Bullrich: “Nuestra casa era acogedora; yo vivía para arreglar los centros de mesa, elegir los individuales. Y cuando Marcelo (se refiere a Marcelo Dupont, su pareja, que inspiró la nouvelle Los pasajeros del jardín) me preguntaba por qué no escribía, no podía explicarle que nadie escribe cuando mira la arruga del individual de linón, va a las buenas casas de costura y a la peluquería” y también cuenta que Puig, a pesar de adornar a sus heroínas de punta en blanco, se vestía siempre con una campera de cuero negra de corte clásico.

Lo que Lescano hace con destreza, además de leer a los y las autoras y respetar ese clima literario que los caracteriza, sumergiéndose en cada unx con su perfume y ritmo sin perder su propia manera, es captar algo de nuestro caos identitario, tan particular y a la vez tan desviado a la copia: del talento y la vanguardia de la célebre Galería del Este a la impecable Victoria Ocampo siempre segura con su Chanel.

Compartir: 

Twitter

 
LAS12
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.