Fotógrafa y licenciada en historia, Emiliana Miguelez vive en Barracas pero pasó la mayor parte de su vida en Burzaco, partido de Lomas. En su living hay una biblioteca llena de libros sobre fotografía y en el suelo un cuadro con una de las fotos de su primer trabajo autoral, Viaje Conurbano. No es cualquiera, sino la que muestra a un uniformado de la Bonaerense a caballo expulsando a quienes ocuparon un terreno durante el 2008 en Campo Tongui, Camino Negro, Ingeniero Budge.

Pero su trabajo arrancó mucho antes, en 2001, y retrata el profundo conurbano: espacios picantes, pero que al mismo tiempo se alejan de la mirada coyuntural. “Para mí, el Gran Buenos Aires es un lugar de resistencia donde se disputan millones de inconvenientes, pero lo más importante o el corte que logré llevar a cabo reformulando una edición acorde con mi identidad fue armar un relato que cuente cómo las fuerzas armadas repiten ciertos mecanismos a la hora de expulsar a personas que logran darles un sentido a las tierras. A lo largo de nuestra historia se siguen conquistando las tierra fiscales abandonadas con los mismos procedimientos que lo hizo el presidente Julio Argentino Roca. Es decir, cuando hay personas que le dan un sentido aparecen las fuerzas”, define.

Su trabajo como reportera gráfica y su preparación académica parecen volcarse en las imágenes, fotografías que fueron tomadas cuando en su trabajo la mandaban a cubrir diferentes noticias. “Hacía la nota que me pedían y me guardaba dos o tres fotos para retratar con mi mirada, que nada tenía que ver con la tensión que se vivía en esa cobertura. Para este trabajo me corrí de la mirada fotoperiodística” cuenta y a la vez manipula un cuaderno, un diario íntimo, una guía con comentarios y sensaciones de su adolescencia, que tuvieron que ver con sus vivencias en Burzaco. “Este cuaderno me acompañó o guió estos diez años, lo que fue pasando con las fotos fue diferente, la edición fue cambiando. Al principio, cuando este relato comenzó, en el taller de Jorge Sáenz, no sabía cómo terminaría y ni siquiera sabía si quería comunicar la resistencia.”

Viaje Conurbano tuvo varias ediciones intervenidas por amigxs, amores y colegas, pero fue muy importante la curaduría de Cristina Fraire (curadora fotográfica del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti), que respetó la mirada de Emiliana y le dio un cierre final a la hora de colgar la muestra. “Exponerla en el Conti y que exista la posibilidad de que recorra el país para mí fue una enorme alegría. Porque esta institución ante todo tiene que ver con mis valores personales.”

Para Emiliana, hay dos fotos claves: una mujer amamantando en medio de un descampado, un instante íntimo de completa desolación; también una fila de personas bajo la lluvia yendo hacia la toma de la fábrica Sasetru, durante el 2003. “Es una foto tomada con una cámara analógica y copiada con pocos recursos, técnicamente no es impecable, pero se trata de mostrar el momento en que los trabajadores ingresan a su lugar de trabajo para poder formar una cooperativa”, cuenta.

Diez años reviendo un trabajo personal es una tarea difícil de exponer masivamente, pero la llegada de su hija Camila logró que Emiliana necesite desprenderse y compartir. “Quise que Camila pueda ver lo que yo vi.” Por eso al desprenderse de Viaje Conurbano, madre e hija están armando un nuevo trabajo, Cotidianidades urbanas. Esta vez sin cámara analógica, sino con el celular de Emiliana. Tienen fotos viajando en tren hacia Lomas, tarde de plaza con sol a contraluz, playas, el padre y abuelo de Camila reposando en un jardín, interiores del hogar de ambas. Instante decisivo donde construyen el placer de crecer juntas, otra arista de la autora de Viaje Conurbano pero con los mismos colores, contornos y esa eterna melancolía que destilan todas sus imágenes.

La muestra Viaje Conurbano pertenece a la colección itinerante del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti disponible para colgarla en cualquier punto del país. http://conti.derhuman.jus.gov.ar/