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Viernes, 27 de marzo de 2015

VISTO Y LEIDO

Estrella distante

Las gruesas memorias de Sophia Loren en un relato donde el encanto pierde su brillo, sepultado por toneladas de un optimismo demasiado exagerado.

Por m. r.

Ayer, hoy y mañana, la comedia de Vittorio de Sica en la que Sophia Loren y Marcello Mastroianni interpretaban –con su química explosiva– a tres parejas distintas en la misma Italia, y que les valió un Oscar a mejor película extranjera en 1963, es también ahora el título de la biografía de Loren, las gruesas memorias de una vida cargada de anécdotas. La suya es una historia como de novela: ahí están la pobreza, el drama, el romanticismo, el éxito, la pasión, el descrédito, y los finales felices, amplificados por la mirada de Sophia, dueña y voz de su experiencia, dejando testimonio ¿de primera mano? para la posteridad. Es interesante detenerse a analizar cómo quien siempre luchó por conseguir aquello que creía ser su sueño narra los vaivenes retrospectivamente: Sophia engalana el relato de un matiz demasiado atravesado por la “esperanza”, por la importancia de sobreponerse a la adversidad, como si la ghostwriter encargada de redactar su punto de vista quisiera encaminar el rumbo de la historia hacia un optimismo exagerado, sin mucho encanto.

La Loren no nació con ese nombre de estrella, sino con el más vulgar Sofía Scicolone, apellido de un padre ausente que dejó a su madre embarazada sola. La joven y bellísima Romilda tuvo que volver a la casa familiar de Pozzuoli, un pueblo pequeño en las afueras de Nápoles, y a su hija la alimentaron las nodrizas, la criaron sus abuelos y la educaron las monjas. Pero estaba lejos de los hábitos la voluptuosa Sophia, y ni bien pudo se abrió camino en el modelaje, y después en el cine, como extra en Cinecittà. La progresión como estrella no corrió por el mismo carril que la progresión como actriz. Con sus encantos a la vista, Sophia conseguía buenos contactos, pero con su insistencia en el estudio de cada papel y gracias a su profesionalismo, la femme fatale también le fue dando paso a una gran intérprete, que supo representar a la mujer italiana por excelencia, con todo su encanto, sus costumbres y contradicciones. Loren fue la primera actriz italiana en consagrarse fuera de su país en una industria tan pujante como el cine; tuvo amoríos con Cary Grant, se codeó con Audrey Hepburn, con Peter Sellers, vivió en París, en Estados Unidos, filmó con los grandes, ganó un Oscar por su interpretación en Dos mujeres, consiguió que los mejores guionistas le escribieran sus papeles, pero, según lo que cuenta en estas memorias, también la pasó pésimo. Su gran amor, el productor Carlo Ponti, mantenía con ella una relación extramatrimonial que fue no sólo mal vista sino mal llevada: el divorcio no existía en la Italia de la década del sesenta, y la pareja fue perseguida hasta el cansancio. También le costó mucho a Sophia ser madre: perdió dos embarazos pronunciados y finalmente tuvo dos hijos con Carlo. Como si fuera poco, Sophia estuvo presa en Caserta, acusada de evasión fiscal. No tuvo escapatoria: era el exilio o la prisión, y eligió la prisión (“Fue una decisión solitaria que obedecía al dictamen de mi instinto, a una voz interior que siempre me ha señalado el camino más recto y honrado, rechazando atajos y ventajas”, dice en el libro). Jugosos testimonios incluidos en esta biografía son las transcripciones de sus cuadernos de presa: la privación de la libertad, el contacto con otras reclusas y las apelaciones a un Dios que no le ahorra sufrimientos.

“Si en el cine prefiero los papeles trágicos y pasionales, los personajes fuertes y emotivos, en la vida quisiera ser todo lo contrario: fría, controlada e introvertida. Es decir, normal. Pero la normalidad me rehúye, mi alegría de vivir, mi vivacidad y mi temperamento me lo impiden. Así que intento agarrarme a ella a través del arte, interpretando personajes fuera de lo común, por lo que me siento atraída precisamente por ser lo contrario de lo que quisiera ser en la vida. Eso es todo. Y no es poco”, dice contundente Sophia, emblema de la mujer bella y exitosa, no tan emancipada pero sí muy consciente de sí y de sus limitaciones.

Ayer, hoy y mañana. Mis memorias
Sophia Loren
Lumen. 376 páginas.

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