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Viernes, 23 de abril de 2004

CONSEJITOS DE MARU BON BON

Sepa reconocer a una persona fetichista antes de encontrarse en situaciones embarazosas.

Ya sabemos, queridas amigas, estimados compañeros de ruta, que no hay una sola manera de activar esos resortes que desatan el placer. Cada cual es un mundo y no están estos consejillos destinados a indicar manera correcta alguna, el intento no pretende más que brindarles a todos/as las herramientas necesarias para que el deseo se ponga de acuerdo con las prácticas de manera urbana y elegante. Pero, ya sabemos, a veces las apariencias engañan y aunque Ud. tenga derecho a hacer con sus partes lo que le plazca para incluir a alguien en sus ocurrencias lo único necesario es el mutuo acuerdo. Prevéngase entonces de las siguientes situaciones:
1. ¡Ojo! Claro que sí, un arrebato de pasión lo tiene cualquiera y antes o después es posible que alguna de sus prendas de vestir resulte rasgada, cuando no masticada, durante su curso. Pero si cada vez que se encuentra con su amante vuelve Ud. a su casa con seis botones menos de la camisa, un agujero en el vestido que ni la plancha caliente o la punta de su cuello empapada de tanta succión, ¡alerta! podría encontrarse Ud. en manos de un/a fetichista de telas y botones (incluso si después encuentra sus cosas perdidas en una obra de arte pop).
2. ¡Ojito! Es verdad, cualquiera puede pedir un paseo por su terraza y/o balcón antes de pasar a los hechos e incluso puede ofrecerse a levantar la ropa del tender, pero si Ud. nota que la persona en cuestión demora su rostro metido al azar en las prendas íntimas que cuelgan al viento, y, peor aún, esta conducta no se detiene a pesar de que Ud. se presente desprovista de toda otra vestimenta ¡cuidado!, eso puede ser todo lo que esa persona quiera (a no ser que después su prenda desaparezca, siempre quieren más).
3. ¡Ojazo! Obviamente, no hay por qué sospechar de quien duerme habitualmente con su mascota, ni siquiera si a ésta se le pone un plato en la mesa, se la convida con champagne o se la peina sin pausa durante todo el juego previo. Cada uno sabe. Pero si el amante de turno insiste en que permanezca entre Uds. cuando las papas arden ¡huya!. Probablemente el amante que más la requiera sea el que camina en cuatro patas.
Fetichistas hay de todas las clases posibles, se han tenido noticias de orgasmos conseguidos con sólo meter la nariz en un zapato, incluso en la zapatilla de un deportista, por no mencionar a quienes insistirán en que se los/as toque sólo con plumas, terciopelo o vinilo. Si esta guía es incompleta, es porque esta servidora no puede esperar a sentir el olor del papel recién impreso. Sepan comprender.

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Recuerde que siempre es mejor estar atenta antes de que el peligro la sorprenda.


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