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Viernes, 10 de diciembre de 2004

CONSEJITOS DE MARU BON BON

Esas confesiones que si no matan, fortalecen

A qué viene ese fruncimiento de nariz? ¿Acaso Uds. podrían jactarse de la urbanidad de toooooodos sus actos? ¿Van a decirme a mí, justo a mí, que no han disfrutado de arrastrarse como perros/as siguiendo la huella de un/a desperdicio/ada? Todis habemus alguna chanchada/o en nuestra historia, más o menos dorada, más o menos negro. ¿Entonces, por qué asustarse de que haya quien se drogue con el olor de sus medias? Sí, ya sé, si eso es lo único que hace, pues de poco vale la tolerancia. Pero, mis adorables criaturas de dios y la diosa, antes de hacer un paso atrás prueben con el retruque. A saber:
Situación uno: Ud. sorprende al/la amante de marras robando prendas íntimas de la soga. ¿Lo denuncia? ¿Le pide indemnización? No, no y no. ¡Esa es la oportunidad que necesitaba para explicarle, de una buena vez, que eso que se yergue en su mesa de luz no es para colgar collares, si no para embocarlo... ¡en otro lado!
Situación dos: Ud. descubre a esa persona, que creía que tenía ojos sólo para Ud. posando las manos en las posaderas de alguien más. ¿Ud. grita? ¿Canta un tango para ahondar la pena? ¿Lo condena al averno? De ninguna manera, Ud. aprovecha para confesar, que si se desviste en la misma ventana cada día ¡es porque alguien más y en otro lado también tiene ojos para Ud!
Situación tres: Con el avance de la relación Ud. nota que cada vez que descarga su líquido residuo en la ducha, el/la enamorada/o aprovecha para arrodillarse bajo sus pies. Entonces ¿profiere improperios que denotan el mal gusto y la vulgaridad de tal costumbre? ¿Se encierra en el baño con llave en adelante? ¿Le dice que se vaya con su orinoterapia a otra parte? Jamás. Será entonces cuando Ud. asuma que preferiría que fueran dos los que se mojen con su lluvia, y que de paso, le permitan dejarse cubrir por sustancias apenas más espesas (y blancas, tampoco la pavada).
Ultima y cuarta situación: En un arranque de osadía Ud. cumplió la fantasía de masajear por debajo de la mesa las piernas y otras partes de esa/e amiga/o del alma ¡y se topa también con las extremidades de su amante! ¿Retrocede? ¿Pide disculpas? ¿Lo convierte en un error? Noooooooo ¡tire la mesa de una vez y deje que las manos de ambos/as sigan su propio camino!

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