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Viernes, 10 de junio de 2005

CONSEJITOS DE MARU BON BON

Recetas prácticas para que la fiesta no le sea indiferente

¡Síííííí, soy periodista, preciosuras, luces de mis ojos, amiguete/ta/s de cada semana! ¿O es la mía la misión de dar cuenta de una realidad que no todos/as quieren ver pero que muchas/os desean tocar, ser parte e incluso salirse de, aunque sea para tomar aire? Los míos también son los temas duros, las profundidades, y hasta las grietas por las que la vida discurre. Y sin querer jactarme de mi oficio, debo decir que hay mucho/a/s agradecida/o/s por este servicio que ofrezco con altruismo aunque no exenta de vanidad y una pizca de hambre que sin eso no hay quien se mueva de su casa. ¿Y por qué digo toooooodo esto? Pues porque mientras escribo las burbujas de la champaña se expanden en mi cerebro, porque mientras escribo es martes y entre tantas plumas, botellas e hilitos dentales para mi grupa que he recibido de regalo, transcurre ¡el día de los/las/les periodistas/as! Así que me felicito en nombre vuestro/a queridísimas/os/es lector/a/e/s y ya que estamos me dedico a las fiestas, de cualquier tipo o factor:

1. Si quiere éxito, que no se note: De todo se aprende, preciosuras, incluso de esos seres abyectos que abundan en el transporte público y que en ocasiones que pueden contarse en la historia con los dedos de la mano han llegado a hacer feliz a alguien más que ellos mismos: los toqueteadores furtivos. Personas de apoyo fácil y bulto buscón, estos seres tienen una lección que ofrecer, ya que se valen del disimulo para la consecución de su empresa. Por eso amigas, amigos, amiguis, abandonen la agresión pero tomen la sugestión, que a veces una parte sutilmente apoyada puede sembrar la semilla que después permitirá cosechar mieses.

2. Abra la boca pero no tanto: Consejo que no difiere demasiado del anterior aunque no deja de ser digno de mencionarse. Sabemos, amigas (sí, amigas) que boca abierta remite a tajo abierto en los bajos, y también a abismos devoradores, pozos sin fondo y otras tantas metáforas que suelen asustar a quienes apenas querían un poco de chingui chingui. Por eso, mis niñas, si no tienen en la garganta profundas promesas, abranlá lo justo y necesario como para no desgarrarse los aductores.

3. No cambie de objetivo en mitad de la conquista: Queda mal, muy mal, más que mal. Si Ud. se ha dedicado durante la mitad de la botella a endulzarle el oído a esa dama/ese caballero/esa pareja, si ha logrado un roce de brazos, un susurro en el oído, un temblor en el labio superior ¿cómo va a dejar las cosas así como así sencillamente porque vio algo/alguien/algunos/a/s que le gustaron más? ¿¡Eehh!? Nadie le pide fidelidad, apenas constancia que es lo menos que requiere una noche/tarde/mañana de sucundúm.

4. Y por fin, déjese llevar por la marea: ¿O acaso se inventó algo mejor que dejarse conducir al puerto que sea? Ni siquiera necesitamos que sea bueno, que baste entrar a la fiesta como quien se sumerge en el mar y que aquello que nos toque, sean anguilas, medusas, tiburones o tarariras lo hagan con ansia y cuidado... y sin identificarse, que después hay que encontrarse en otros lados y hay cosas de las que muchos/as/... no quieren acordarse.

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Una actitud displicente y relajada augura sensaciones insospechadas.
 
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