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Viernes, 3 de noviembre de 2006

CONSEJITOS DE MARU BON BON

Amantes por la boca pierden...

Puede Ud. pensar con justeza y sin temor al error que las acciones que guía el instinto poco tienen que ver con las palabras. No hay por qué negarlo y no es la ocasión de hacerlo, aunque bien vale la salvedad que indica cuán importante es el consentimiento mutuo y cuán valiosas son las palabras a la hora de nadar —o reptar— tranquilo/a/es hacia el puerto de vuestros amores. ¿Cuántas veces los silencios que parecían cómplices trocaron en estruendosas huidas?, ¿cuántas más han naufragado bien intencionados barcos por desechar un así, sí, así no? Que sea entonces en nombre del placer bienhabido que vuestras lenguas se entrenen, amiguitas, amiguitos y amiguites en la correcta modulación del entendimiento, siempre teniendo en cuenta algunos/as consejillas/os:

  1. Piense antes de hablar: Modérese, no quede en evidencia antes de que la oportunidad se presente —y sabemos que fuera de tiempo lo que fue fogoso trasmuta en ridículo—, retenga esas onomatopeyas que pugnan por emerger, dómelas, domestíquelas, transforme el gruñido en tarareo si necesita disimular y elija una de todas las barbaridades que acuden a su mente. El atropello no es buen consejero.
  2. Llame a las cosas por su nombre: Sabemos cuánta confusión ha generado en la historia de la humanidad el intento por suplantar el correcto nombre de las partes por números, animales u otros/as eufemismos/es. Puede parecer difícil al principio, pero tiene sus ventajas. Además, más de uno/a ha tenido que lamentar picotazos sólo por olvidar que no a todos/as se les da la metáfora.
  3. No piense todo lo que diga: No es necesario. No habrá quien se anime a demandarlo por haber llevado sus palabras más lejos que sus manos o aun que sus partes. ¿Desprecio?, ¿pérdida de oportunidades? Puede ser, todo tiene sus pros y contras y es derecho del ser humano/a avivar el fuego aunque el combustible sea puro artificio.
  4. No haga todo lo que piensa: Ni siquiera si es capaz de enunciarlo previamente. Guarde algo para más adelante, reserve una cuota de sorpresa, su cerebro puede ser una caja de sorpresas pero como toda caja tiene su fondo. Y no querrá ud., amiga/o/e/s agotar sus posibilidades en un único acto de verborragia.

...chances de seguir siéndolo

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La mitad más una de las veces es mejor mirar que conversar, y aun mejor, observar sin comentar (para no polemizar ¿vio?)
 
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