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Viernes, 5 de marzo de 2004

INUTILíSIMO

Puras como la nieve

Viene llegando el Día de la Mujer y esta virtuosa sección se engalana con una pequeña –pero no por ello menos importante– clase acerca de cómo ha de proceder una jovencita para devenir mujer casta y muy femenina. En pos de tales objetivos nos acompaña hoy Pilar Bueno y su manual La joven y su mundo (Editorial Ferma, Barcelona, 1962), insuperable compendio de indicaciones salvadoras en todas las áreas formativas. Por cierto, Pilarín no desprecia “la moderna concepción de la psicología” para brindarnos ideas prácticas a fin de que “podáis bucear dentro de vuestro propio yo, analizar de la forma más íntima y por lo tanto encauzar aquellas deficiencias que vosotras podáis hallar en el complejo y profundo mundo psíquico”.
El concepto de personalidad, es decir “ese conjunto de disposiciones nacidas del temperamento pero modificadas por la voluntad, la educación, el hábito”, se construye día a día, con convicciones firmes, indestructible perseverancia y, por favor, sin caer en poses y/o desplantes de ninguna clase. He aquí algunos puntos decisivos para detectar a la joven con personalidad, según Pilar Bueno:
- La que es femenina sin ser feminista.
- La que reza y razona.
- La que sabe estar en casa y andar por la calle.
- La que conoce sus horizontes y no ignora sus límites.
- La que no hace de su virtud un defecto, ni cree que sus defectos sean virtudes.
- La que ha aprendido que la verdadera independencia es vivir pendiente de todo.
- La que llama libertad a la facilidad para proceder bien.
- La que mejora cuando sufre, y goza cuando mejora.
- La que puede ser alegre sin ser ligera.
- La que no tiene pasado, y cuida en todo instante su presente, porque sabe que lleva dentro de sí misma el porvenir.
Si acaso tanta exigencia les parece a las jóvenes lectoras fuera de su alcance, al menos deberían tratar de cumplir algunos de estos preceptos, pero “no debéis creer nunca que vais a fracasar en el intento de la formación espiritual porque se os antojan demasiadas cosas las que se han de reformar o mejorar en vosotras”. Desde luego, ninguna excusa es apropiada para renunciar a la pureza, por lo que hay que estar alerta al “riesgo gravísimo” que pueden representar las relaciones con otro joven y escuchar las severas advertencias de doña Pilar. Y no sólo la pureza física es imperativo preservar, también debe “permanecer intacta la pureza moral”. En consecuencia, esas relaciones jamás podrán discurrir por “el camino de los instintos inferiores”.
Finalmente, hijas, “debéis tener siempre presente que la conciencia moral femenina se ha considerado superior a la masculina”, ¡en algo había de aventajar la mujer al sexo contrario! Aquí tenemos, pues, una buena, santa razón para celebrar el día de nuestro sexo –olvidemos la inoportuna y problemática palabra género–, no tan débil como algunos creen.

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