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Viernes, 10 de septiembre de 2004

INUTILíSIMO

Pescando nace el amor

El buen tiempo primaveral resulta propicio a la moderna práctica del camping, las excursiones y deportes afines, según nos puntualiza Gloria Darling en nuestro conocido tratado Para ser amada, para ser hermosa (Editorial Atlántida): “Por eso es tan plausible la moda actual de pasar los días al sol, en campo abierto, comiendo con buen apetito y practicando la cultura física necesaria para la belleza corporal en el ambiente más adecuado”.
Desde luego, si hay en las inmediaciones un arroyo o río, y algún festejante, novio o marido insiste en ir de pesca, no hay por qué desilusionarlo: en estos casos, una chica que demuestra interés en esta práctica puede resultar particularmente seductora. Por cómo señala otro manual, la Enciclopedia de la Mujer Moderna, se pueden pescar corazones apelando a todos los recursos decentes. Por otra parte, quién no les dice que –intentando atrapar una buena trucha– no le tomen ustedes el gusto a este ¿deporte? que despierta tantas pasiones entre ellos.
Varios accesorios son imprescindibles para una principiante animosa: “Una caña noble y nerviosa, un buen sedal, vaselina pura, parafina y aceite de parafina fundida al fuego, anzuelos, moscas pegadas”.
Previamente a la excursión, se recomienda practicar algunos gestos específicos a fin de no poner en evidencia nuestra inexperiencia, a saber: “Una vez en la orilla del río, a un metro o menos del agua, poniendo adelante el pie izquierdo, se quitan del molinillo seis o siete metros de sedal de a poco”. Entre los modos de tirar el sedal, he aquí algunas opciones para que se vayan entrenando: “Impetu oblicuo, ímpetu horizontal, ímpetu enroscado, ímpetu sobre el hombro”.
Supongamos –ya en el teatro de operaciones– que una bonita trucha ha picado y hace sentir su peso. Pues bien, hay que dejarla que se debata aflojando el sedal “hasta que se da vuelta y deja ver la candidez de su vientre. Es el momento de tirar, cosa que debe hacerse teniendo la presa a flor de agua”.
¿Vieron que fácil les puede resultar lucirse ante vuestro pescador favorito? Pero no termina ahí la actuación femenina: después de obtenido este preciado botín alimentario, deben ustedes demostrar sus habilidades culinarias preparando una rica parrillada (que él encienda el fueguito, claro) para lo cual habrán llevado, además de los enseres pesqueros, sal, pimienta y semillas de hinojo, más un decilitro de aceite de oliva. Extravirgen, naturalmente.

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