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Viernes, 30 de junio de 2006

MONDO FISHON

Auténticas víctimas

 Por Victoria Lescano

Los closets de Josefina Bonaparte, María Antonieta, Natasha Rambova, Joan Crawford y Gloria Swanson lideraron la categoría “víctimas de la moda” de la realidad y la ficción. Sus aristas extravagantes remiten a inventarios de cuarenta y ocho camisas bordadas con encajes de Valenciennes y oro (Josefina), el haber creado el cargo de Ministra de Moda para Rose Bertin (una idea de María Antonieta), y hasta comprar decenas de trajes al modisto Paul Poiret con la premisa que debían combinar con el tapizado bermellón del auto de su marido (sólo uno de los caprichos de Rambova, la mujer de Rodolfo Valentino).

Estimulada por el excéntrico director Cecil B. de Mille, G. Swanson devino un caso agudo de víctima de la moda, con 300 vestidos, cien pares de zapatos y tantos sombreros que atiborraban cinco estantes de su placard. En 1924 la revista Photoplay hizo público su presupuesto anual para el rubro vestuario: “zapatos, 5000, medias de seda, 9000, lencería 10.000”. Joan Crawford solía organizar visitas guiadas por los roperos de su casa: tenía un placard para atuendos de noche, otro para trajes casual y otro para zapatos y accesorios. Solía fotografiarse con los conjuntos y organizar fichas técnicas para que sus amas de llaves no cometieran sacrilegios al ordenarlas.

Un caso contemporáneo de coleccionistas de ropa lo representan las italianas Manuela Pavesi (fotógrafa de moda, coleccionista y asesora de la casa Prada) y Anna dello Russo (editora de L’Uommo Vogue). Juntas abrieron sus closets para una edición de la revista inglesa i-D dedicada al hogar: uno ocupaba trescientos metros cuadrados en un ático; el otro contenía cientos de cajas bordadas; resguardadas entre papeles tissue y fundas de tintorería, piezas del 1800 a esta parte.

Además de batirse a sutiles duelos de estilo (cimentados sobre cuántos originales Chanel, Yves Saint Laurent o Balenciaga cuentan entre sus posesiones) llegaron a conclusiones de estilo:

  • “Mi universidad de moda consistió en asistir durante quince años sin pausa a todos los desfiles, llegué a mirar y copiar el look total hasta los aros.”
  • “La moda es un modo de escapismo, funciona como universo paralelo y permite recrear diferentes identidades. Porque para trabajar alrededor de la moda tenés que tener obsesiones, nunca ser demasiado normal.”
  • “El coleccionismo de originales de moda representa la exaltación de la antiglobalización y la reafirmación de la individualidad.”

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