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Viernes, 12 de octubre de 2007

LA VENTA EN LOS OJOS

Para mirarte mejor

 Por Luciana Peker

Como dice Caetano Veloso: “Visto de cerca, nadie es normal”, porque verse a los ojos es entregarse, es exponerse a la sobredimensión de los defectos y la exquisitez de los rincones, y es permitir que los ojos espejen la cercanía. Los ojos antes eran la única arma de seducción que tenían las mujeres como mi tía abuela —a la que le recuerdo un instrumental temeroso, mezcla de tijera con pela-nueces para doblegar sus pestañas— para decir, callar o llamar a algo. Ellas, las que estaban destinadas a esperar que las cabeceen en los bailes, que tenían su elegancia y sus dotes, pero no podían apelar ni a acortar el dobladillo, les quedaba esa nanoseducción de las pestañas, bajando y subiendo, diciendo y pidiendo, invitando y deseando.

En Gran Bretaña, hoy, esa parte minúscula del cuerpo, ahora que las virtudes —pero más los defectos— están amplificados por la exigencia de cuerpos cada vez más perfectos (que sólo hacen sentir a las mujeres que tienen cuerpos más imperfectos) está en debate. Allí, el organismo dedicado al control de la publicidad, Advertising Standards Authority, (ASA) acusó de engañosa a una publicidad, protagonizada por la modelo Kate Moss, de una máscara de pestañas de la marca Rimmel por haber usado photoshop —el famoso programa de retoque de las imágenes que, por ejemplo, llevó a borrarle el ombligo a Susana Giménez— para aplicarle a Kate pestañas postizas.

La publicidad caía en la infracción de engaño porque la máscara prometía un 70 por ciento más de longitud en las pestañas y una mirada que haría “parar a los coches”. Lo interesante es que ASA prohibió la difusión del anuncio en su formato actual y alertó que la publicidad “puede haber exagerado los beneficios de este producto y es susceptible de engañar a los consumidores”. Algo similar había pasado con L’Oreal que, en julio de este año, también fue advertido por la ASA de publicidad engañosa, ya que la actriz Penélope Cruz usaba pestañas postizas en la gráfica de la máscara Telescopio.

La exigencia de verdad sobre las pestañas se ve como una demanda telescópica mirada desde la Argentina, donde la violencia hacia las mujeres es tan explícita como en la publicidad de Axe, donde las chicas son expulsadas por el aire o donde el engaño es tan literal como en la propaganda de Danonino, que promete que un chico va a jugar al básquet por comer el postrecito. Sin embargo, la mirada sobre los límites entre el engaño y la fantasía en una publicidad, también, puede ser un buen espejo. Para empezar a mirar. Mejor, sin exceso de rimmel.

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