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Viernes, 27 de junio de 2003

TALK SHOW

reglas y excepciones

Las emociones y consideraciones que procura Ficciones derrumbadas, la pieza que se ofrece en El Camarín de las Musas, rompen la habitual sensación de seguridad y confort que solemos tener en la sala, habitualmente a salvo de aquello que preferiríamos no ver en forma directa y descarnada. Por ejemplo, algunas de esas discapacidades físicas o mentales que bien podrían habernos tocado a nosotras/os, y frente a las cuales en la vida cotidiana solemos reaccionar con una lástima que nos da mala conciencia, cuando no con negación o cierto disimulado morbo, alegrándonos de pertenecer a la mayoría “normal”. Porque el/la discapacitado/a es un/a infractor/a a las normas estéticas (a veces morales), de capacidad intelectual y/o física en vigencia.
De esos seres que son la excepción a la regla habla la descacharrante Freaks, 1932 (editada en video) de Tod Browning, poeta subversivo que también en otras de sus películas discurrió sobre distancias y cercanías entre la normalidad y la anormalidad (ya se tratara de minusvalidez física o intelectual, de nacidos deformes o mutilados). A añares luz del patetismo conformista de El octavo día de la semana (1996), que ponía en pantalla a un down para decir que su condición era envidiable, o de Forrest Gump (1994), que exaltaba la cortedad mental del protagonista y su ñoña filosofía acerca de la vida como caja de chocolates, Freaks, sin complacencias exhibicionistas, registra a sus enanos, microcéfalos, siamesas y otras criaturas singulares en su vida laboral-cotidiana, sus acontecimientos familiares. Pero, como anticipa al comienzo un guía del circo (ahí están aislados), “si se ofende a uno, se ofende a todos”. Y estas inquietantes variaciones Browning en torno a la idea de monstruosidad física o moral van corriendo el punto de vista, moviéndole el piso al/la espectador/a. Los freaks dan pruebas de humanidad, es verdad, pero se pueden volver auténticos monstruos de crueldad cuando son traicionados. Y de este modo la bella ecuyère pasará al otro lado a su pesar, será convertida en el otro que desprecia: en mujer ave...
Hoy film de culto, en su momento Freaks fue odiada por la productora (MGM), rechazada por el público y la crítica. Y en décadas siguientes se vieron algunos tontos del pueblo, alguna versión de Of Mice and Men de John Steinbeck (vuelta a adaptar en 1993, con John Malkovich, muy vista por cable), hasta que en 1968 aparece un protagónico de bajo coeficiente como el de Charly, y la idealización de personajes de inteligencia detenida o con algún disturbio mental pero llenos de bondad (Rain Man, 1988; ¿A quién ama Gilbert Grape?, de 1993; el ya citado Forrest Gump; Shine, 1996; The Mighty, 1998), mientras que la monstruosidad mereció retratos tan diversos y estimables como El hombre elefante (1980) y Mask (1985), por no hablar de los varios jorobados de Notre-Dame...
En una lista representativa de films alusivos habría que elogiar especialmente a tres: Best Boy (1980), documental acerca de un hombre maduro retrasado que debe aprender cierta autonomía al envejecer sus padres; Mi pie izquierdo (1989), un tanto esquemática pero valiosa por el cuadro familiar que traza y el minucioso trabajo de Daniel Day-Lewis como el afectado de parálisis cerebral; y Dance me to my Song (1998), lamentablemente no estrenada aquí, interpretada por Heather Rose, espástica real que aportó además a la dirección y a la escritura del guión.
La pieza Ficciones derrumbadas es una creación grupal que narra una crisis familiar que despeja un secreto largamente guardado, estableciendoun paralelo con la caída de las Torre Gemelas, puesto que uno de los personajes regresa de NY después del atentado. Es el ex marido de Susana, madre de Gabriela, una chica con síndrome de Rett (lo que comúnmente se conoce por espástica) a la que Natalia Lebas encarna con notable propiedad (esta actriz integra –junto a Gabriela Peret, la intérprete de Nelly, la tía– el Grupo Integrado de Teatro, que reúne en sus clases a “personas convencionales y con necesidades especiales”). A pesar de que faltan ajustes en la dramaturgia y hay confusión en la presentación de algunos roles, compensan estas limitaciones los momentos de juego entre madre e hija (en la foto, Constanza Maral y Natalia Lebas) y aquel en que el padre encuentra un lenguaje físico para comunicarse con Gabriela.

Ficciones derrumbadas, los viernes 21 en El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960.

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