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Viernes, 18 de noviembre de 2011

Las elegidas

 Por Veronica Gago


A Kristeva la seduce el genio femenino y le encantan las vidas narradas. En ese afán, le dedicó una trilogía a mujeres célebres, todas mancomunadas bajo ese rótulopiropo: la filósofa política Hanna Arendt, la psicoanalista Melanie Klein y la escritora Colette. Varios lectores de esta extensa obra señalan que en cada tomo, donde se recorre vida y obra de las elegidas, pueden rastrearse trazos que travestidos en la biografía de otra son modos en los que Kristeva escribe un poco la suya. Su último libro, de cientos de páginas, está dedicado a Santa Teresa de Avila (1515-1582), una mística famosa que también llamó la atención de Lacan y de Luce Irigaray. El ensayo se titula Thérèse mon amour (Teresa mi amor) y se consagra a indagar en la biografía de esta hija de un judío converso y de una cristiana, única mujer entre varios hermanos varones, que en pleno declive de la España imperial vive experiencias de un misticismo extravagante con una gran inteligencia irónica y a través de una provocadora escritura. Kristeva dice que sus amigos españoles no se entusiasman con la traducción de esta obra porque Franco estaba obsesionado con esa santa y se paseaba hasta sus últimos días con sus reliquias.

Otra, aunque la misma, vertiente voluminosa de libros refieren al lenguaje, al que ella llamó “ese desconocido”: La revolución del lenguaje poético (1974), La travesía de los signos (1975), El texto de la novela (1976), Los poderes del horror (1977), Polílogos (1977) y El lenguaje, ese desconocido (1981). Hay que sumar La revuelta íntima Literatura y Psicoanálisis (1999), Semiótica (2000), Extranjeros para nosotros mismos, (1991), Al comienzo era amor: psicoanálisis y fe (1996), Sol negro, depresión y melancolía (1991) y siguen los títulos. La novela tampoco le es ajena: en 1990 publicó Los samuráis, un relato de la época convulsa de los ‘60 en la vanguardia parisina, como una suerte de diálogo con la mítica novela Los mandarines, de Simone de Beauvoir.

Existen también varios libros que se encargan de analizar su obra. Entre ellos se destaca el de Judith Butler: La política del cuerpo de Julia Kristeva. Consagrada con varios premios internacionales, Kristeva sumó en su paso por Buenos Aires la mención Doctor Honoris Causa de la UBA por su trayectoria y su contribución a la teoría literaria, la semiótica y el psicoanálisis y a la teoría feminista. La actividad se enmarcó en la creación de la cátedra Alicia Moreau entre la Universidad de París 7 Diderot y la UBA. El nombre de la militante feminista francoargentina sella la colaboración entre trabajos sobre igualdad de género realizados por París 7 en consonancia con el trabajo de la investigadora Dora Barrancos (Conicet) sobre la participación de mujeres en el espacio público, en las protestas y la petición de derechos.

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