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Lunes, 25 de agosto de 2003

FúTBOL › LOS ROSARINOS QUEDARON ESCOLTAS A UN PUNTO DE BOCA

Newell’s madrugó a Quilmes, pero al final terminó aguantando con uno más

El equipo de Veira arrancó para la goleada con goles del colombiano Vásquez al minuto y Alayes en contra antes de la media hora. Descontó Garnier y, en el segundo, pese a dos expulsiones, Quilmes empujó al local –que tácticamente se replegó contra su arco– y el empate estuvo al caer. Bermúdez y Palos fueron claves en la resistencia de los locales.

Por Alejo Diz

Newell’s arrancó decidido a dominar a Quilmes. Y encontró el gol al minuto de juego cuando la visita buscaba pararse en defensa. La tempranera ventaja desinfló a los rojinegros. Los dirigidos por Veira se conformaron y cedieron protagonismo. El partido era parejo porque Patiño no se hacía conductor y Guiñazú no hería. Con paciencia Quilmes fue ganando terreno. Pero, en una acción de pelota parada, Newell’s se encontró con un gol anotado en contra por Alayes. Y como la visita perseveró, llegó merecidamente al descuento tras un intento fallido de Rosada por rechazar. En el complemento, ya los dos con diez, Quilmes se hizo dominador del partido. El visitante tiró una docena de centros y exigió a los locales a pedir la hora, a pesar de que sólo tenía nueve hombres en cancha. Por casualidad Quilmes no conservó su invicto. Tal la síntesis de lo acontecido ayer en el Coloso del Parque.
El lujoso y ruidoso espectáculo previo montado por los rosarinos tuvo la complicidad de sus hinchas, la generosidad del presidente López –se pagaron 7 mil rollos de papel y fuegos artificiales– y la postrera compañía del resultado. E incluso contó con un aderezo estelar: mientras el eco de las bombas aún silbaba por el cielo, Vásquez marcó el primero en una similar acción a la que concretó ante River.
El Coloso deliraba. Pero Quilmes no se dejó aturdir, aunque tardó en reaccionar. El equipo de Gustavo Alfaro salió a marcar hombre a hombre al componente ofensivo de los locales que rompe con los manuales: Veira tira en la cancha a tres delanteros (Rosales, Silvani y Vásquez). Quilmes proponía pulseada táctica. Newell’s prefería jugar bajo la usina de su talento. Pero luego de que Alayes cabeceara en contra de su arco un tiro libre de Rosales para sufrir el segundo, los cerveceros lograron imponer su ortodoxia táctica.
Fue así como Newell’s se confió y dejó que Garnier descontase sobre el final del primer tiempo, tiñendo de suspenso al segundo. Más aún con la aparición de Baldassi, que expulsó a Desábato y a Rosada, en diferentes jugadas, por juego brusco. En el complemento, el equipo de Veira desconfió de la práctica atildada de su juego y ensombreció las luces con que brilló en el Monumental. Porque Quilmes dominó y fue con entereza. Y ni siquiera aflojó cuando Baldassi le mostró la roja a Ceballos. Pero ante la emergencia acudieron a la salvación el Patrón Bermúdez y Palos para negarle todos los intentos al rival. Al final ganó Newell’s y festejó. Su espectáculo tuvo principio y fin. Pero careció de contenido.

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El primer festejo de la tarde: gol del colombiano Vasquez al minuto.
 
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