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Por Gustavo Veiga

Algo huele a podrido en Avellaneda y no es exactamente el Riachuelo. Donde antes había un club modelo que servía de guía para los demás, ahora el clima se ha tornado irrespirable. A cielo abierto, y como si se tratara del cinturón ecológico, las irregularidades que suceden en Independiente formaron un sedimento que ni siquiera sus propias autoridades pueden ocultar. En julio pasado, el vicepresidente 1° Fernando Sciaccaluga y el secretario de Prensa, Sergio Pardo, admitieron ante un nutrido auditorio de socios y simpatizantes que los escuchaban en la Asociación Cristiana de Jóvenes que “la incapacidad, la impericia y la corrupción” conviven en la institución. La doctora Mariela Díaz, de la Dirección Provincial de Personas Jurídicas bonaerense, en cierto modo, acaba de darles la razón. En su respuesta a una denuncia de anormalidades sugirió “iniciar actuaciones en sede penal”. Es así como dos fiscalías ya tienen otros tantos expedientes que podrían unificarse bajo la carátula de administración fraudulenta. Y mientras la Justicia investiga, es muy probable que el balance del ejercicio 2003-2004 sea rechazado en asamblea antes del 30 de este mes.
Esto pasa en Independiente cuando el presidente en ejercicio, Andrés Ducatenzeiler, es una figura decorativa que delega el manejo de los asuntos más importantes en el empresario Julio Comparada, quien aspira a sucederlo y no está dispuesto a esperar hasta diciembre de 2005, la fecha fijada para las próximas elecciones. El actual hombre fuerte recoge más adhesiones afuera que adentro del club. A nadie escapa que un referente histórico como Julio Grondona lo ve con simpatía, pero su labor también despierta desconfianza porque su poder se lo confirió la desacreditada comisión directiva.
El objetivo que persigue Comparada de legitimarse en un comicio adelantado –porque no posee cargo alguno en la actualidad– fue avalado por dos agrupaciones: la Lista Roja, liderada por el presidente del Deportivo Armenio, Noray Nakis, e Identidad Roja, que en 2002 llevó como candidato a presidente a Luis Ricardo Nícora. Ambas formalizaron hace una semana el pedido de una asamblea para anticipar las elecciones.
El revés de la moneda lo constituye la postura de los socios que antes pretenden determinar quiénes son los responsables de la decadencia económica, institucional y deportiva. Y, por añadidura, que se juzgue si hubo conductas dolosas en la gestión de Ducatenzeiler. Para ello, se hicieron dos presentaciones en los Tribunales de Lomas de Zamora, en las Unidades Fiscales de Investigación (UFI) números 11 y 14, a cargo de la doctora Krivinsky y de Guillermo Morlacchi, respectivamente.
Una fuente que aportó pruebas a estas causas le confió a Líbero que las fiscalías estudian unificar las pesquisas con un mismo propósito: desentrañar si a la comisión directiva le cabe la figura de administración fraudulenta.
Los lunares rojos
Los contadores Carlos Bandrés y Héctor Valcarce son miembros de la Comisión Revisora de Cuentas de Independiente y han formulado las denuncias más graves sobre supuestos ilícitos cometidos por la actual conducción. Ambos acudieron a la Justicia hace varios meses, al igual que un grupo integrado por medio centenar de socios. Pero por las obligaciones que les demandan sus cargos, también presentaron sendos informes con irregularidades. El primero data del 17 de junio y el restante del 14 de julio. Hasta hoy no obtuvieron respuestas.
De la documentación que analizaron junto a los auditores externos de la consultora Deloitte & Touche se desprende que se les abonaron remuneraciones a distintos futbolistas sin las retenciones del impuesto a las ganancias, se pagaron haberes a terceras personas sin la correspondiente autorización o poder, se desembolsaron costos financieros más que sospechosos, se montaron operaciones un tanto difusas con automóviles –que se les entregaban a los jugadores y al cuerpo técnico de turno– y se constató que existen contratos del plantel profesional que nunca se firmaron, entre otras anormalidades.
“De la compulsa realizada sobre la operatoria de la cuenta que nuestra institución tiene operativa en el Banco J. S. Safra de Suiza surge la falta de documentación respaldatoria de algunas salidas o cancelaciones. Se destaca por su importancia una erogación de 225.000,00 dólares del 22/8/2003, en teoría destinada a cancelar una deuda con el jugador de fútbol profesional Insúa Federico, que no se condice con la documentación obtenida del legajo personal del mismo, no existiendo recibo, retenciones impositivas, ni, lo que es más importante, el motivo de dicho pago (contrato o similar). Se recomienda la urgente aclaración de esta situación, de ser posible mediante compulsa con el citado jugador.” Esta es una de las irregularidades detectadas por los revisores de cuentas que consta en el informe de junio.
Otro episodio de similares características que revelaron Valcarce y Bandrés se vincula con la transferencia del delantero Matías Vuoso al Manchester City de Inglaterra. La operación se concretó mediante la cesión de tres documentos con vencimientos al 1/7/2003, 1/7/2004 y 1/7/2005 por un total de 3.700.000 dólares. En el mismo informe dice que “de esos valores, surge la participación del CAI (42,4 por ciento), el Sr. (Carlos) Morete (21,2 por ciento), el Sr. Socolinsky (21,2 por ciento) y el propio jugador Vuoso (15 por ciento). Como consecuencia de los apremios financieros, se decide negociar el adelantamiento de la parte proporcional del CAI en cada uno de esos documentos, descontando el correspondiente costo financiero. Dicha diferencia arroja en un primer análisis la suma de 549.616 dólares, cifra que a priori aparece como desmedida. Se sugiere su confirmación...”.
Otra revelación que surge de la tarea desarrollada por el órgano fiscalizador es la existencia de un documento por 35.000 dólares correspondiente a la TV, cuyo dinero se retiró y no se especificó por qué motivo ni quién debería rendirlo. Y en el segundo informe se solicita saber qué papel habría cumplido la empresa Inyser SRL en la contratación de José Luis Calderón. Lo curioso es que se trata de una firma que realizó servicios de mantenimiento y construcción en el predio de Villa Domínico. También se le pidieron explicaciones a la comisión directiva sobre qué ocurrió con los contratos de Leonel Ríos, Damián Albil y Hernán Losada, todos surgidos de las divisiones inferiores.
Este último percibía viáticos hasta el año pasado porque era jugador amateur y ahora cobraría por mes una suma cercana a los 6.000 pesos. De los 357 pesos que recibía, dio un salto tan extraño como significativo en sus ingresos, casi simultáneo al momento en que lo comenzaron a representar los empresarios Rubén Bouza y Cayetano Lavalle. Losada, quien estuvo a punto de quedar libre cuando no era profesional, consiguió firmar un contrato que le permitirá en el caso de una futura venta quedarse con el 30 por ciento de su pase y un 10 por ciento más para los dos intermediarios.
El caso de este chico no sería ajeno a la denuncia pública que formuló el ex arquero de Independiente –hoy en Arsenal– Ariel Rocha, en febrero de este año. “Los dirigentes del club pedían plata” disparó en declaraciones radiales que luego reprodujeron los medios gráficos. Varios meses después, el número uno no quiere volver a hablar del asunto. Líbero intentó dialogar con él para saber si había declarado en algunas de las UFI que investigan, pero se encontró con una cerrada negativa.
Sin embargo, peor fue lo que sucedió con Cristian Tavio y sobre lo que este diario se ocupó en detalle el 7 de diciembre de 2003. Independiente le pagó 57 mil pesos a cuenta de la prima anual, pero el dinero nunca llegó a sus manos. El documento fue descontado en una financiera por un ex directivo que revistaba como secretario deportivo. Este es otro de los temas que deben investigar los fiscales de Lomas de Zamora.

Informe: Leonardo Castillo.